Perfil (Sabado)

Filmar en Uruguay

- *Director de Porno para principian­tes, film que se estrena el próximo jueves.

Hacer cine en Uruguay sigue siendo algo complicado. Uno de los grandes temas es que, al ser un país de 3 millones de habitantes, no hay forma de recuperar la plata invertida, por lo que normalment­e nos vemos obligados a utilizar todo tipo de mecanismos de coproducci­ón. Esto en sí no está mal, pero implica que el cine que muchas veces se termina concretand­o es el que a los extranjero­s les interesa. Pero en 1985, cuando termina la dictadura, ni esto era posible, por lo que querer hacer películas era literalmen­te como querer ser astronauta. Lo que sí había era una enorme cultura cinéfila debido a la Cinemateca Uruguaya y también a los primeros videoclube­s (completame­nte piratas), donde se juntaba la gente a discutir qué tipo de película había que hacer, obviamente sin jamás haber tocado una cámara.

De hecho, Porno para principian­tes está dedicada a Ronnie Melzer, que aparte de crítico era el dueño del videoclub (de los primeros regulariza­dos) mas icónico de Montevideo. Por lo tanto, la sensación de que había cine flotaba en el aire y no es casualidad el papelón que pasamos con el affaire de Un lugar en el mundo. Lo divertido de la supuesta película uruguaya para el Oscar era que no podía haber nada menos uruguayo que esa historia. Todo el mundo estaba podrido de ver a Sacristán en cuanta película iberoameri­cana había. De hecho, ese tipo de película era para un grupo de cineastas como la pesadilla en la que parecía que inevitable­mente terminaría­mos.

También debido alf lamante retorno a la democracia había un montón de equipos extranjero­s filmando documental­es de todo tipo en los cuales trabajaban jóvenes uruguayos que les interesaba el cine. A todo este tema lo bautizamos como “pornomiser­ia” e indefectib­lemente no faltaba quien dijera que hubiera sido más digno que nos dedicáramo­s a filmar pornografí­a de verdad.

De este par ticular mo - mento sale la película y, si bien todo es ficción, perfectame­nte podría haber pasado. De hecho, todo lo que se hace en ese momento es increíblem­ente ecléctico. Faltaban unos cuantos años para el movimiento de cine uruguayo de escuela y consciente de los festivales. En este momento este precine oscilaba entre la experiment­ación absoluta y la pretencios­idad total, una mezcla completame­nte bizarra. Pero por más ridículo que pareciera, se respiraba una libertad total y todo era posible. Y esta película sale de esta mezcla de géneros de ese maravillos­o momento.

A l ser una comedia, lo fundamenta­l era construir estos dos personajes que representa­n en forma graciosa dos tendencias contrapues­tas. Lo interesant­e, entonces, era tener una pareja que tuviera mucha química pero que remitiera a dos lugares diferentes desde lo actoral.

Martín Piroyansky es un actor ligado al cine y Nicolás Furtado está más asociado a la tele. Fue increíble ya desde el principio ver lo bien que funcionaba la dupla. La verdad es que no me puedo quejar de nada. Solo ahora, con un poco de perspectiv­a con respecto al rodaje, me doy cuenta de que no solo en el casting sino en los demás aspectos técnicos de la película tuve la oportunida­d de trabajar con todos lo que fueron mi primera opción. Nunca se me hubiera ocurrido en aquella época que esto podría pasar. Es realmente un sueño hecho realidad y espero que la gente se divierta tanto viéndola como nos divertimos nosotros filmándola.

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GZA. FLOTTA
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El autor de la columna, charrúa, realizó la ácida comedia Porno para principian­tes,
con Martín Piroyansky y Nicolás Furtado, quienes debieron cruzar el charco para el rodaje.
EN RODAJE. El autor de la columna, charrúa, realizó la ácida comedia Porno para principian­tes, con Martín Piroyansky y Nicolás Furtado, quienes debieron cruzar el charco para el rodaje.
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CARLOS AMEGLIO*

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