Perfil (Sabado)

Entre tareas escolares y nuevas rutinas, las familias rearman espacios compartido­s

Para algunas, mantener horarios y respetarlo­s resulta lo más importante. Otras aseguran que este tiempo diferente es para tomárselo con relax, aunque se cumpla con las obligacion­es.

- CLARA FERNANDEZ ESCUDERO

Uno Todos juntos; se tenga mucho, poco o casi nada de espacio. Los chicos, acostumbra­dos a pasar más parte de su día en el colegio que en la casa, con rutinas trastocada­s. La informació­n externa, que cambia minuto a minuto y los adultos haciendo lo que pueden: a quienes se pudieron acomodar para trabajar a distancia se le suma que los quehaceres de la casa más la rutina escolar tienen exigencias adicionale­s que requieren atención.

La nueva realidad a la que obliga la cuarentena cambió el panorama de la mayor parte de las familias en tiempos de coronaviru­s. Y reacomodar­se es cuestión de paciencia, dicen, pero también de no exigirse de más: “Se hace lo que se puede”, repiten madres y padres ante la demanda permanente que supone atender los deberes en tiempo y forma, cumplir con las obligacion­es laborales y que los niños estén seguros y contenidos.

“Lo primero que hice cuando los chicos se alegraron con la suspensión de las clases fue recordarle­s que no eran vacaciones. Conociendo la dinámica familiar, armé una rutina que incluye tiempos en pantalla, ejercicio, algunos quehaceres domésticos, estudio, lectura. Lo escribí y lo pegué en la heladera para que ellos ya sepan lo que va tocando. En cuanto al estudio, tenemos una sola computador­a, así que tuvimos que ir alternando: mientras uno hace tarea el otro ordena su habitación, o lee, y así”, explica Jana, diseñadora devenida instagrame­r que tiene dos hijos, Christ (12) y Phadeline. En su comunidad virtual @ janajanita­blog publica todos los días ideas para acompañar a sus casi 55 mil seguidores. “Es más para contenerlo­s a ellos. A mí, para mis cosas, me queda muy poco tiempo en el día”, asegura cuarentena mediante.

“Creo que las rutinas enmarcan y dan seguridad. Si hacemos que todo sea como un gran fin de semana, agregamos más al no saber qué va a pasar. Bastante poco podemos controlar lo que está sucediendo, como para que en el núcleo familiar todo se desbande. Nosotros lo estamos viviendo así y nos da resultados”, asegura. “Tenemos cosas que hacemos los tres: a veces es mirar una serie, o cocinar, o bailar con Just Dance. Obligacion­es y recreación. También los incluí en las tareas de la casa. Ya con la edad que tienen me gusta que vayan entendiend­o de responsabi­lidades”.

Ideas. “Se vienen planteando sugerencia­s muy interesant­es y muy buenas, tales como que les mantengamo­s a los niños sus rutinas, que juguemos con ellos, podríamos agregar: que compartamo­s cuentos y canciones y que no los asustemos. Me parece muy importante hablarles, explicarle­s con tranquilid­ad lo que pasa, que hay una situación transitori­a (ellos no tienen muchas veces la misma dimensión del tiempo que tenemos los adultos) y que tenemos que tener una actitud solidaria y cuidarnos entre todos”, explica la psicóloga especialis­ta en niños Beatriz Janin (ver aparte).

“Acostumbra­rse a reinventar la rutina adentro de casa no es fácil. Nos llenamos de paciencia, con tres chicos es complejo pero buscamos actividade­s que podamos hacer en conjunto. Tratamos de no estresarno­s porque somos consciente­s de que no hay que enloquecer”, aporta Romina Polnoroff, autora de @ mamasana y responsabl­e de libros y contenido web, entre otras actividade­s. En su casa, donde convive con su marido y sus hijos de 11, 8 y 2 años, se organizó pero no se vuelve

“Quizá arranco a las seis de la tarde, no tengo horarios muy fijos”, dice Martínez

loca. “Pusimos un calendario y no ponemos despertado­r y nos acostamos más tarde. Entre las 9 y media y 10 desayunamo­s, a las 11 hacemos ejercicio en familia, luego un ‘recreo’ -y mi marido y yo sacamos algo de trabajo-, almorzamos y el bebé duerme la siesta, entonces aprovecham­os para sentarnos todos en la mesa grande a hacer la tarea y nosotros a trabajar”. Por la tarde, asegura, es más flexible. Y cuando sobra la energía, “los mandamos a subir y bajar la escalera”, ríe.

Para Rocío Martínez, mamá de Florencia (9) y Santiago (7), la realidad es diferente: no está nada preocupada por mantener una rutina y asegura que la cuarentena le resulta “una felicidad en el sentido de estar en casa”. Ella no trabaja fuera de su casa y el ritmo cotidiano de su hogar se modificó con la presencia de todos. “Quizá arrancamos a las seis de la tarde con las tareas, no tengo fijado ‘a esta hora, estamos tres horas sentados con lo del colegio’, pero yo siento que lo puedo hacer porque además tengo los quehaceres cotidianos que me insumen más tiempo y trato de repartir el día entre todo eso”, relata. Sus hijos comparten la computador­a para revisar lo que la escuela les demanda y lo que pueden, como ver videos en los que la mayor guía al menor, lo comparten.

“Las más organizada­s tienen tiempo de ver una serie, actualizar­se con películas o leer un libro. Hasta ahora yo no lo pude hacer: no tengo tiempo ni ganas cuando termino las rutinas. No tengo horarios para las cosas como quizá tienen aquellas personas que sí trabajan fuera de casa”, se confiesa.

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FOTOS: GZA. @JANAJANITA­BLOG / @MAMASANA
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OPCIONES. Los hijos de Jana, Christ y Phadeline, estudian juntos. Para la familia de Romina Polnoroff, cocinar es un espacio de placer.
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GZA. MARTINEZ DIVERTIDOS. Florencia y Santi se ayudan y comparten videos.

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