Perfil (Sabado)

La comedia romántica revisitada

- JUAN MANUEL DOMÍNGUEZ

Los treinta años de Mujer bonita son la excusa perfecta para perderse en las posibilida­des, límites y milagros de la rom-com, el género más efervescen­te de Hollywood. Desde el “chico conoce chica” hasta las alteracion­es a esa fórmula, el romance con sonrisa define algunas de las obras cumbre del cine. El momento de volver a esa felicidad ha llegado.

Mucho ha cambiado”, dijo la mismísima Julia Roberts. Y, claro, no hablaba del actual mundo y su coronacris­is. Hablaba del film icónico que la lanzó a la fama: la comedia romántica

Mujer bonita, un clásico que cumple el lunes 30 años desde su estreno (aquel 23 de marzo de 1990 en Estados Unidos). Película que es la prueba, en palabras de Haley Freeman (periodista cultural autora de

The Time of My Life, el libro traducido al español que es una revisión obligada de género de clásicos de los años 80), de “cómo después de que Harry conoció a Sally se produjo en los años 90 una saturación de comedias románticas, empezando por la imponente y la mastodónti­ca Mujer bonita”.

La misma Roberts agregaba en esa entrevista a The Guardian que la película es “imposible de traducir a la era del #Metoo”. “Pero eso no quita que la gente pueda todavía disfrutarl­a”, suma la ganadora del Oscar. Y tiene algo de razón, y esa razón define a las comedias románticas, a aquellas revoltosas de comienzo de estos códigos de romance efervescen­te que suspende el verosímil, a las feroces de los años 70, a las purasangre de los 80 y 90 y a la actual revitaliza­ción del género que se viene dando principalm­ente en las rom-com (abreviatur­a del género en Estados Unidos) que Netflix usa para atender quirúrgica­mente los eternos olvidados y estereotip­os del género.

Imponente y mastodónti­ca, entonces se definía a la treintañer­a Mujer bonita, que había costado 14 millones de dólares y recaudó 463 millones de dólares en todo el mundo. La pequeña película definitiva­mente dejó una huella, y, también, se ha convertido en un fósil. Disfrutabl­e, sí, Julia, pero un fósil. Fue un fenómeno global como pocos y despertó nuevamente una era hoy extinta del género. Las expertas en el género Natalia Trzenko y María Fernanda Múgica, autoras de

Amar como en el cine, el maravillos­o libro sobre el asunto a lo largo de las décadas, están de acuerdo con Roberts y dejan claro el derrotero del género: “La fascinació­n que producen las comedias románticas existe desde los comienzos del cine pero en las últimas tres décadas el género sufrió unos cuantos cambios que modificaro­n su lugar en el Olimpo de las películas industrial­es”. Eso es algo que hasta Bridget Jones lo sabe: hasta el más débil, moral o cinematogr­áficamente, de sus eslabones, celebra una idea de felicidad cuasi instantáne­a. Eso no quita que se pueda revisitarl­as. Mujer bonita disparó por su trama Cenicienta de “prostituta en pleno servicio conoce a ricachón de buen corazón” varias teorías feministas del cine. Mari Ruti, en Teoría feminista

del cine y ‘Mujer bonita’, lo dice así: “Mientras que el romance en el film es tradiciona­lista, Vivian, el personaje de Roberts, es mostrada como un mujer independie­nte, que dice lo que piensa, segura sexualment­e, y que desafía públicamen­te convencion­es sociales. Tal mezcla de feminismo y antifemini­smo hacen del personaje un paradigma a estudiar”. Los treinta años de Mujer bonita son perfectos para hacer revisión a Vivian, al género, a sus clásicos y sus pecados, sus milagros, y sí, y sobre todo ahora, su carácter de fantasía efervescen­te, de burbuja de cine.

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