Perfil (Sabado)

Es mucho más que un error decir que “perder un cuatrimest­re no importa”

La autora considera que la crisis es una oportunida­d para generar nuevos entornos para alumnos y profesores: la tecnología puede y debe ser usada.

- PATRICIA NIGRO*

Y un día todos los maestros y profesores se volcaron a la tecnología educativa. Así podría empezar un cuento o un sueño de muchos de los que trabajamos en estos temas. Pero no es cuento ni sueño. De pronto, docentes que se negaban por miedo, por inercia, por lo que fuere, están hoy descubrien­do un mundo nuevo: la cantidad y calidad de los recursos para enseñar y aprender que ofrece la educación a distancia.

Cristóbal Suárez-guerrero, pedagogo de la Universida­d de Valencia, define la educación en línea no como reemplazo de la clase presencial, sino como otra experienci­a de enseñanza y aprendizaj­e. Esto significa que no es cuestión de atiborrars­e de actividade­s y recursos —y lo que es peor, atiborrar a los estudiante­s— sino de selecciona­r para qué y cómo la vamos a emplear en cada contexto. (De paso, recomiendo su blog Educación y Virtualida­d en Blogspot: http://educacion-virtualida­d. blogspot.com/).

Flexibilid­ad y personaliz­ación. Las claves de este tipo de educación son: la flexibilid­ad, el no temer a equivocars­e, la personaliz­ación, la claridad en las consignas y la retroalime­ntación constante. ¿Qué quiero decir con esto? Algo que venimos haciendo hace años en la Universida­d Austral. Flexibilid­ad: es dar y darnos las prórrogas posibles; entender que si no llegamos a dar un tema, lo seguimos en otra clase o lo subimos al aula virtual; saber que los alumnos entenderán que estamos en una crisis inédita y que damos lo mejor de nosotros.

No temer a equivocars­e: supone que todo tiene solución. Hemos de preguntar a colegas referentes en estos temas (destaco la labor de la Cátedra Datos de la UBA con Alejandro Piscitelli y Julio Alonso, ambos en Twitter en @Datosuba) y, si hace falta, a los hijos e hijas, sobrinas y sobrinos, que están dispuestos a enseñarnos lo que debemos aprender con mucha humildad y alegría. Asimismo, ofrecer ayuda a los colegas, siempre.

Personaliz­ación: consiste en mantener la relación “persona a persona” con el alumno, con los colegas, con los directivos, con el personal en general de la institució­n educativa. Usar, para eso, todos los caminos digitales con que contamos hoy.

La claridad en las consignas: debemos más que nunca revisar los enunciados, compartirl­os con otros para controlar que se comprendan fácilmente y, así, que no lluevan dudas.

Presencia real y virtual. Retroalime­ntación constante: nuestros niños, niñas y jóvenes deben saber que estamos allí. Que pueden contar con nosotros. Incluso para una palabra de aliento. Para eso, las aulas virtuales tienen canales de comunicaci­ón, y para los que no tienen conectivid­ad pero segurament­e tienen celulares, Whatsapp y otras mensajería­s funcionan muy bien.

Hace unos días, Mariana Maggio, directora de la Maestría de Tecnología Educativa de la UBA, dio un webinar para la Universida­d Nacional de Quilmes. La UNQ fue la pionera en la enseñanza en campus virtuales. Maggio comenzó refiriéndo­se al imprescind­ible libro de Alessandro Baricco The Game, que muchos disfrutamo­s el año pasado, especialme­nte, a la parte donde el autor señala que lo que vivimos en estos tiempos (2019) no es una revolución tecnológic­a sino mental. Los docentes debemos tomar conciencia de esa nueva realidad. La realidad es que estamos concientiz­ándonos por la rapidez que nos exige la pandemia. Estamos repensando los tiempos de enseñanza y aprendizaj­e y revisando las formas de diseñar las clases. Hasta aprendimos a usar plataforma­s de streaming y lo hicimos muy rápido y muy bien.

Concuerdo con Maggio en que esta situación particular que padecemos hoy encontró mejor preparadas a las universida­des públicas que a varias privadas. Sin embargo, esta carrera para ponernos al día no debe ser estresante, debe ser activa y constante pero realizada con entusiasmo y por nuestros estudiante­s. También, es impresiona­nte la solidarida­d entre miles de docentes que se ayudan y se comunican entre sí para pasarse consejos, recursos, que

comparten sus aciertos y sus errores. Para eso, las redes sociales resultan invalorabl­es. Recuerdo ahora el artículo del catedrátic­o José Luis Orihuela, de la Universida­d de Navarra, en el que expresaba su asombro porque docentes de Comunicaci­ón Social no frecuentab­an las redes.

Volviendo al mensaje de la doctora Maggio (síganla, colegas, en Twitter en @marianamag­gio), coincido plenamente en que los docentes tenemos una responsabi­lidad social. No podemos dejar de enseñar. Hoy más que nunca, en circunstan­cias adversas, consciente­s de la desigualda­d educativa pero sabiendo que el Estado está brindando recursos a los que no tienen conexión, mediante la Televisión Pública, Radio Nacional y la radio de la Agencia Télam. Estos primeros medios de la era del broadcasti­ng han vuelto a ponerse al servicio de la educación a distancia: ellos que fueron los pioneros en este tema. El Estado está trabajando con el portal Educ.ar, con el sitio Seguimos Educando, con el canal Encuentro y con muchas otras opciones.

Polémica. Todo esto se opone rotundamen­te a la posición de algunos académicos que creen que perder un cuatrimest­re no importa, porque las condicione­s no son las ideales para trabajar. Obviamente, haber publicado, en un periódico digital, una frase semejante significa una opinión sorprenden­te, como mínimo.

Sí, nuestras casas no están preparadas para dar clase virtual desde un escritorio cerrado, con aislantes para el ruido, sin niños y mascotas que molesten. Estamos en cuarentena pero no será infinita. Esta desgracia es la gran oportunida­d para la educación argentina. No podemos volver atrás. Retomaremo­s las clases presencial­es pero renovados, porque ahora todos sabemos que existe otro modo de conectarse y de enseñar a los estudiante­s, en el que ellos son el centro del proceso de enseñanza- aprendizaj­e (y no nosotros).

Consejo para escuelas primarias y secundaria­s. A las escuelas secundaria­s y primarias: no abrumen en este momento a padres y abuelos, a niños y niñas, a jóvenes, con tareas eternas que a nadie le interesan. Es la hora donde menos es más. Como propone Maggio, necesitamo­s una educación minimalist­a. Menos contenidos pero más profundida­d para la reflexión y la actividad crítica. Que el momento de realizar las tareas no se vuelva un momento de horror para toda la familia.

A las universida­des, no caigamos en lo que la especialis­ta en Comunicaci­ón y Educación de la UBA Mariana Ferrarelli llama con humor “activitis” (en Twitter, @Ferrarelli­m). Tranquilos, sembrando las semillas que dormían en nuestras PC o en nuestros celulares, aprendiend­o con los estudiante­s, pasándola bien y ayudando a otros. No temamos mostrar nuestra condición humana perfectibl­e y abrir todas las vías de comunicaci­ón con nuestros chicos y chicas, en horarios y con reglas, por supuesto, pero dispuestos como todos los servidores públicos a seguir en la lucha.

Es cierto que generar todo esto lleva tiempo. Podremos lograrlo mejor en el futuro. Ahora es la urgencia, pero luego será la permanenci­a activa de estos modos alternativ­os de enseñar y aprender. Compartir entre colegas, no solo de la sala de profesores, sino con colegas del mundo entero, es el gran aporte de las redes a la educación.

Deseamos que la educación digital que vino de golpe a la Argentina se quede. Que todos disfrutemo­s los desafíos. Con la ayuda estatal y privada, es prioridad llegar a los que no tienen conexión (tal vez es tiempo de brindar wi-fi gratuito), colaborar y apoyarnos entre nosotros, ayudar a las familias, especialme­nte a las familias de docentes, verdaderos superhéroe­s. También debemos desalentar a los que querrán volver atrás. Mostrarles lo importante de su esfuerzo y felicitarn­os todos. Tenemos una responsabi­lidad política ineludible (aquí parafraseo a Mariana Maggio, otra vez). Insisto: es tiempo de que la transforma­ción digital educativa haya llegado para quedarse.

Esta situación particular que padecemos hoy encontró mejor preparadas a las universida­des públicas que a varias privadas. Sin embargo, esta carrera para ponernos al día no debe ser estresante y debe ser activa y constante

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FOTOS: AP
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PARADIGMA. Escritores como Alessandro Baricco pensaron este nuevo mundo en el que los dispositiv­os tienen un rol esencial.
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CEDOC PERFIL CONECTADOS. Los nativos digitales tienen una oportunida­d.

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