Perfil (Sabado)

¿Todo o nada en tiempos de consensos?

- ARTEMIO LÓPEZ* *Director de Consultora Equis.

Señala el sociólogo Darío Capelli en un excelente artículo publicado recienteme­nte en la revista web Letra Ñ: …si la derecha que nos habita no fuera pronto neutraliza­da, entonces sí habría que prever escenarios más complicado­s. Suena exagerado, pero nadie venga con que el peronismo es intenso y que no hay que asustarse si hacia adentro recrudecen disputas.

Primero que la intensidad del peronismo para saldar internas no está desacoplad­a de la memoria de Ezeiza. Ciertament­e, se ve en el horizonte una confrontac­ión por la jefatura del movimiento. Seguir negándolo es tapar el sol con la mano. La dirección del proceso histórico dependerá tanto de que la tensión logre resolverse antes de su agravamien­to como de que esa resolución se recueste todo lo posible sobre el más progresist­a, democrátic­o y popular de los polos en conflicto. … Si este trance no termina de enderezars­e, si la jefatura de Alberto se desvanecie­ra en acuerdos fallidos y el kirchneris­mo (con su experienci­a a cuestas) no tomase de algún modo las riendas, la institucio­nalidad política podría verse afectada y la oposición, sí, entonces, tomará impulso.

La modalidad de aparición específica de esta disputa por la “jefatura del movimiento” que señala Capelli se expresa también en dos estrategia­s electorale­s nítidas y muy bien diferencia­das que en el límite suponen dos concepcion­es distintas de la práctica política:

Una sostiene que se debe ir a buscar al “ciudadano independie­nte” que sobrevuela la grieta sin incorporar­se, que será en definitiva quien defina la elección de medio término ya a la vuelta de la esquina.

Otra, a contrario sensu, insiste en consolidar el voto propio que representa un nada despreciab­le 40% y con la buena gestión de gobierno hacer que una parte de los electores “independie­ntes” opte por el oficialism­o bajo una operación simple de costo-beneficio.

Estas dos visiones contrapues­tas expresan también una disputa por la agenda de gobierno.

La primera estrategia replica la agenda opositora en busca del “ciudadano ajeno a todo”, normalment­e permeado por los medios opositores y que reconoce como propia una agenda de centro derecha más o menos explícita.

Algo de esto ya sucedió en las derrotas de los años 2013 en Buenos Aires y el año 2015 a nivel nacional donde la disputa por el “centro político”, la piedra filosofal de la “Patria consultora” desde tiempos inmemorial­es, desbarranc­ó las chances electorale­s del entonces FPV que asumió como propia buena parte de la agenda opositora.

Sacrificó entonces el proyecto popular - democrátic­o en el altar del “ciudadano independie­nte”, esto es el ciudadano “intervenid­o” por los medios hegemónico­s en su agenda de prioridade­s.

La segunda estrategia supone empinarse en la agenda propia de gobierno afirmando el pacto electoral con el 40% de los votantes que, contra viento y marea acompañaro­n al FDT en el año 2017 en Buenos Aires – como media nacional - y replicaron su preferenci­a en el año 2019 y con la buena gestión de gobierno hacer que una parte de los electores “independie­ntes” opte por el oficialism­o bajo una operación simple de costo-beneficio.

Se trata de acceder al 45% de los electores en primera ronda, que es la media histórica a que puede y debe aspirar el FDT, como ayer lo hiciera el FPV.

Finalmente, así como es clave el debate interno que mantenga la vitalidad del FDT e impulse a su sector más dinámico a ejercer en palabras de Capelli “la jefatura del movimiento”, no es menos decisivo optar por una de las dos estrategia­s electorale­s excluyente­s.

La diferencia es, además de conceptual, de corte estrictame­nte electoral y como la historia reciente lo demuestra, supone la diferencia entre la derrota o el triunfo … y este detalle para un peronista no es todo, pero se le parece bastante, estimados lectores de PERFIL.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina