“Vamos a seguir con más proyectos para enfrentar al virus”
El biólogo dirige la dependencia que estudia la pandemia en el Ministerio de Ciencia nacional. Coordinó el avance de los kits de diagnóstico y los barbijos antivirales.
Esta semana el Ministerio de Ciencia lanzó una convocatoria para otorgar subsidios de investigación para desarrollar las mejores ideas de los investigadores argentinos que ayuden a pelear uno de los índices más terribles de la pandemia en Argentina: el hambre y la desnutrición. Con financiación aportada por el Banco de Desarrollo de América Latina desde el Ministerio de Ciencia ayudar poner a punto productos alimenticios para disminuir la malnutrición infantil. Esta iniciativa se suma a otras que, desde marzo, el Conicet y otras organizaciones científicas llevan adelante bajo el paraguas de la “Unidad Covid-19”. En ese grupo se enmarcan los lanzamientos de productos y herramientas contra la pandemia. PERFIL entrevistó al subsecretario de Coordinación Institucional, Pablo Núñez, responsable del día a día de estas unidades. Núñez es biólogo, investigador adjunto del Conicet y su especialidad es la ciencia de datos, modelado y bioestadística aplicada a salud y nutrición.
—¿Qué es la unidad Covid-19 del Conicet?
—Es la forma que encontramos, allá por marzo de este año, de sumar recursos humanos, infraestructura y equipamiento para hacer investigación sobre el coronavirus. Para eso coordinamos las posibilidades y los fondos del ministerio, el Conicet
y la Agencia de Investigación, y armamos una estrategia para desarrollar rápidamente proyectos tecnológicos para enfrentar el Covid-19. Históricamente nuestro sistema científico siempre estuvo fragmentado y esta unidad ayudó a acelerar la coordinación de los avances.
—¿Cuántos recursos le dedicaron?
—En principio llevamos invertidos en estos temas unos 500 millones de pesos. Entre las dos convocatorias se presentaron más de 1.400 ideas que fueron evaluadas por un grupo de 60 especialistas y financiamos 200 proyectos. En cantidad de involucrados, hasta ahora, la participación fue de más de 3.000 científicos argentinos entre investigadores del Conicet, INTA, INTI, profesores de universidades y de otras instituciones que se sumaron.
—En ciencia obtener resultados y productos suele llevar años. Y en Argentina más aún.
—Es cierto. Por eso desde la Unidad Covid-19 tratamos de darles a estos proyectos una impronta diferente para obtener resultados concretos en meses. De hecho, varios –como los kits de diagnóstico o los barbijos– ya están siendo utilizados e, incluso, se están empezando a exportar. Claro que algunos de los desarrollos ya estaban avanzados. Por ejemplo, había kits de diagnóstico innovadores para detectar el dengue casi listos, pero atravesando las etapas burocráticas de aprobación y comercialización. Mientras los responsables los rediseñaban para que detectaran SARS-COV-2, nosotros aceleramos lo necesario para salir con el producto. Así, hoy tenemos tres kits diferentes: el Neo-kit, el Covid-ar y el Ela-chemstrip.
—¿Qué otros productos hicieron?
—El barbijo de tela con capacidades antivirales gracias a sus nanomateriales salió al mercado en cuatro meses. Nació como idea de una pyme dedicada a la industria textil. Además, esto da origen a otros desarrollos: ya están pensando en algo similar, pero con telas capaces de proteger contra los mosquitos que transmiten el dengue.
—¿Y en otros rubros?
—Llevamos el desarrollo de la app Cuidar, que se usa en todo el país. También funciona muy bien el consorcio que se encarga de secuenciar el genoma de cepas virales aisladas en diferentes provincias que se remiten a una base global. Y trabajamos mejorando los respiradores. Finalmente, estamos muy contentos con los estudios sobre nuevos tratamientos: desde el uso de plasma de convalecientes y el suero “equino” a los ensayos de ivermectina y lo que puede venir, en el mediano plazo, como el aislamiento de nanoanticuerpos monoclonales de llama, un avance que presentamos hace días.