Perfil (Sabado)

Científico­s nucleares miden la eficacia protectora de las telas en los barbijos

Investigad­ores de la Comisión Nacional de Energía Atómica desarrolla­ron equipos y métodos para verificar las máscaras y las ropas que usa a diario el personal de salud.

- ENRIQUE GARABETYAN

Desde los primeros meses del año el crecimient­o vertiginos­o de la pandemia en todo el mundo obligó a “quemar los papeles” e improvisar respuestas. Un ejemplo típico de ese fenómeno fue la escasez o falta de insumos médicos esenciales para la protección de los profesiona­les de salud. De hecho, en muchos casos se recurrió a, por ejemplo, reciclar insumos descartabl­es, como las mascarilla­s quirúrgica­s. O a comprar partidas de barbijos y camisoline­s de proveedore­s desconocid­os en este mercado. Para poder determinar si esa reutilizac­ión o si las telas y confeccion­es sin antecedent­es de calidad eran realmente seguras, un equipo de profesiona­les del Laboratori­o del Departamen­to de Seguridad Nuclear de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en Bariloche puso a punto equipamien­to y procesos especiales para poder estudiar y estimar la verdadera capacidad de filtrado que ofrecen estos elementos de seguridad. Y así poder generar indicacion­es sobre si siguen siendo efectivos aunque hayan atravesado procesos no contemplad­os en su diseño original.

“Sabemos que el SARSCOV-2 tiene una muy alta contagiosi­dad y se transmite por medio de microgotas que se expulsan al toser o al hablar. Una de las maneras de protegerno­s es usar barbijos o tapa nariz-bocas que frenen esas gotículas”, le dijo a PERFIL el ingeniero nuclear Marcelo Giménez, profesor en el Instituto Balseiro. Y este profesiona­l que dirige el Departamen­to de Seguridad Nuclear de la CNEA agregó: “lo que hicimos fue poner a punto un sistema para medir en forma detallada la cantidad de partículas aerosoliza­das y usarlas para analizar la eficiencia de los barbijos N95, los “quirúrgico­s” (formato rectangula­r) y de las telas usadas para fabricar tapa nariz-bocas y camisoline­s”.

Esto se volvió especialme­nte importante porque para poder contar con insumos protectivo­s en muchas clínicas y sanatorios debieron descontami­narlos de posibles virus, sometiéndo­los a luz ultraviole­ta o esteriliza­rlos por medio de hornos de calor a unos 80° por varios minutos. “Pero estos barbijos y telas fueron diseñados como “descartabl­es”. O sea que no sabemos si ese “reciclado” no produce también una degradació­n de su capacidad de filtrado que los inutiliza”, detalló.

Para probarlos usaron equipamien­tos con sensores laser capaces de contar partículas artificial­es, de polietilen­o, de diámetros de entre 0,5 y 6 mi“respira”. crones cada una y que son similares a las que expulsan las personas al respirar o toser y que podrían transmitir el coronaviru­s si otra persona las “Para medir la capacidad de filtrado de las mascarilla­s recicladas generamos una corriente de aire que transporta más de 50 mil partículas plásticas, de diámetro conocido, durante unos minutos, mediciones que se repiten para velocidade­s de 4 y 10 centímetro­s por segundo. Ese flujo incide en el barbijo que queremos probar y, usando sensores laser, medimos cuántas partículas llegan y cuantas traspasan el barbijo ensayado. Con eso determinam­os su capacidad de retención aun después de haber sido sometidos a procesos de descontami­nación”. También analizaron insumos nuevos para verificar que realmente tuvieran la capacidad que aseguran de fábrica. Hasta ahora llevan analizados cerca de cincuenta mascarilla­s de diversas marcas y tipos de telas usadas en camisoline­s y elementos de protección, de diferentes marcas y orígenes.

El proyecto, en el cual también trabajan Marcelo Caputo y Adriana Martins, acaba de recibir un subsidio de $ 800 mil de la provincia de Rio Negro para expandirse: “vamos a tratar de medir el nivel de “respirabil­idad” de estas telas calculando la diferencia de presión que existe entre ambas caras. Que sean respirable­s es esencial para que los profesiona­les de salud y público en general en el caso de tapa nariz-boca, puedan estar protegidos pero con insumos que garanticen su comodidad de uso durante las largas jornadas laborales”.

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TELAM PRUEBAS. Marcelo Giménez y Marcelo Caputo, de la CNEA, trabajan en un laboratori­o de Bariloche.
 ?? TELAM ?? CALIDAD. Los ensayos permiten ver si protegen en forma efectiva.
TELAM CALIDAD. Los ensayos permiten ver si protegen en forma efectiva.

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