Del “amor y la igualdad” a la “fraternidad y amistad”
Los episodios de Entre Ríos y la respuesta de Juan Grabois volvieron a traer a la discusión pública el contenido de la última encíclica social de Francisco “Fratelli tutti”.
El Papa la define como la “encíclica social”, que toma su título de las Admoniciones de San Francisco
El mismo día en que se decretó el desalojo de la estancia Casa Nueva en Entre Ríos, Juan Grabois, grabó un video en el que citó un fragmento de la última encíclica de Francisco, Fratelli Tutti: “Les pido además que reflexionen sobre las palabras del Papa Francisco en su última encíclica: “el derecho a la propiedad privada solo puede ser considerado como un derecho natural secundario y derivado del principio del destino universal de los bienes creados, y esto tiene consecuencias muy concretas que deben reflejarse en el funcionamiento de la sociedad. Pero sucede con frecuencia que los derechos secundarios se sobreponen a los prioritarios y originarios, dejándolos sin relevancia práctica”.
Más allá de la irrupción en la discusión política, en la agenda, lo cierto es que el documento —que quienes conocen muy de cerca a Francisco suponen que es parte de su legado, que será uno de los últimos hitos doctrinarios de su papado, sino el último—, lo cierto es que Francisco, luego de haber puesto en el énfasis en el ambiente, a partir de Laudato Si, en este año de pandemias, en el que se discuten cuestiones como la globalización y la inequidad salió directamente a dar el debate sobre el sustento de los vínculos humanos. Una doctrina social, en la que es posible asociar algunos preceptos con el peronismo (difícil no asociar su convocatoria a la “fraternidad y amistad social” con aquel “para que reine en el pueblo/el amor y la igualdad), pero con una impronta más del siglo XXI y con un tono definitivamente menos nacionalista que el del primer peronismo.
Francisco y Francisco. En la página del Vaticano puede verse la firma del papa en la tumbra de San Francisco de Asís. De hecho, Fratelli tutti, el nombre de la encíclica, es una cita directa de lo dicho por el santo. Hay mucho del espíritu jesuita en el texto. Y una mirada sobre la sociedad actual, que hace ecos en la política, también argentina.
Aldo Duzdevich, quien es habitual colaborador de El Observador, escribió sobre el tema en la revista Movimiento. Allí explica que “No se trata de una proclama espiritual para que todos repitamos como un mantra: “Dios es amor”, “el amor vence al odio”, etcétera. Francisco describe con crudeza que vivimos en un mundo organizado en base al egoísmo, muchas veces disfrazado de libertad. Plantea la propuesta revolucionaria de cambiarlo, de transformarlo desde las periferias, desde los excluidos, desde los abandonados y descartados. Sus pri
meras palabras como obispo de Roma fueron: “parece que los cardenales me vinieron a buscar al fin de mundo”. Tal vez fue una advertencia: “ustedes no saben en el lío que se metieron”; “no estoy aquí para calzarme zapatitos rojos y pisar las pesadas alfombras del palacio papal”. Lo primero que hizo fue volar a Lampedusa a mojarse sus viejos zapatos negros, allí donde el Mediterráneo ha dejado de ser aquel al que cantaba Serrat, y se ha convertido en una tumba líquida de miles de migrantes”.
Isabella Piro, desde ciudad de Vaticano, explicó otros de los fundamentos: “el Papa la define como una “Encíclica social” que toma su título de las “Admoniciones” de san Francisco de Asís, que usó esas palabras “para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio”. El Poverello “no hacía la guerra dialéctica imponiendo doctrinas, sino que comunicaba el amor de Dios”, escribe el Papa, y “fue un padre fecundo que despertó el sueño de una sociedad fraterna” (2-4). La Encíclica pretende promover una aspiración mundial a la fraternidad y la amistad social. A partir de una pertenencia común a la familia humana, del hecho de reconocernos como hermanos porque somos hijos de un solo Creador, todos en la misma barca y por tanto necesitados de tomar conciencia de que en un mundo globalizado e interconectado sólo podemos salvarnos juntos.”.
Contra el descarte. A lo largo del texto, el papa esencialmente señala algunos de los fundamentos en los que parece sostenerse cierto status quo mundial. Ideas como las de apertura, que a su juicio, fueron perdiendo sentido en la lógica de la economía global. Es particularmente enfático en la cuestión de un mundo de descarte. Concepto que nuevamente puede vincularse al de la “casa común”: desproteger el ambiente es también crear una economía del descarte. Pero el Papa aquí habla de los seres humanos. De los pobres, esencialmente: “Este descarte se expresa de múltiples maneras, como en la obsesión por reducir los costos laborales, que no advierte las graves consecuencias que esto ocasiona, porque el desempleo que se produce tiene como efecto directo expandir las fronteras de la pobreza. El descarte, además, asume formas miserables que creíamos superadas, como el racismo, que se esconde y reaparece una y otra vez. Las expresiones de racismo vuelven a avergonzarnos demostrando así que los supuestos avances de la sociedad no son tan reales ni están asegurados para siempre”.
Sin mencionar casos concretos, toma posición en cuestiones que se discuten en otros países del continente, como Chile, Colombia o Perú, por ejemplo ¿El éxito económico se mide en crecimiento? Francisco comenta que “Hay reglas económicas que resultaron eficaces para el crecimiento, pero no así para el desarrollo humano integral. Aumentó la riqueza, pero con inequidad, y así lo que ocurre es que «nacen nuevas pobrezas». Cuando dicen que el mundo moderno redujo la pobreza, lo hacen midiéndola con criterios de otras épocas no comparables con la realidad actual. Porque en otros tiempos, por ejemplo, no tener acceso a la energía eléctrica no era considerado un signo de pobreza ni generaba angustia. La pobreza siempre se analiza y se entiende en el contexto de las posibilidades reales de un momento histórico concreto”.
También hay una alusión directa a “la caída del maquillaje” que implicó la pandemia para la sociedad actual. “despertó durante un tiempo la consciencia de ser una comunidad mundial que navega en una misma barca, donde el mal de uno perjudica a todos. Recordamos que nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos.
Lanzó su canal de Youtube en 2016. Hoy tiene más de 1,7 millones de seguidores
No es la guerra de Iom Kipur ni la de los Seis Días, o la matanza Iránirak de los años ochenta. Pero en Medio Oriente estalló una nueva, pequeña guerra, esta vez sin muertos pero con bastante violencia, entre la cadena televisiva qatarí Al Jazeera y un influencer israelí árabe famoso por sus videos en Youtube y Facebook.
El influencer/vlogger es Nuseir Yassin, conocido como Nas, de 28 años, creador de la serie Nas Daily, que debutó en febrero del 2016 cuando se propuso publicar un video distinto de un minuto durante mil días seguidos. Nuseir habla árabe y, por supuesto, un hebreo perfecto, y a los 19 años pudo entrar a estudiar a Harvard.
Su proyecto tuvo un éxito enorme. La página de Facebook tiene actualmente más de 17 millones de seguidores y el canal de Youtube, que arrancó hace siete años, cuenta con más de 1,7 millones de suscriptores y alrededor de 343 millones de visualizaciones de sus videos.
Palestino e israelí. Yassin nació en Arraba, una ciudad de mayoría árabe musulmana en el norte de Israel. El influencer se considera palestino-israelí: si bien es (de una manera profesional y entretenida) muy crítico del racismo en el país, nunca se lo escuchó, al menos públicamente, rechazar su nacionalidad.
De hecho, es común verlo en grandes congresos de tecnología en Tel Aviv o Jerusalén como una de las estrellas de la Startup Nation, el ecosistema israelí que estimula la creación de emprendimientos informáticos que van desde sistemas de vigilancia a vlogs en internet.
El tono de los videos de Nas es de un estilo “humanista”, siempre con una moraleja en favor de la coexistencia y la paz, aunque en los últimos años, gracias a su éxito, está produciendo clips de viajes alrededor del mundo y algunos patrocinados por empresas high tech.
Los israelíes árabes en general lo miran con recelo por su popularidad, pero el país está lleno de exitosos profesionales que coexisten todo el tiempo con sus compatriotas judíos en hospitales, cuarteles militares, empresas de tecnología o bufetes de abogados.
Como una gran parte de los israelíes musulmanes de origen palestino, Nuseir vive un intenso dilema: es orgulloso de su herencia étnica y, al mismo tiempo, aprovecha -de manera natural porque es su derecho como ciudadano-, las ventajas de vivir en un país desarrollado.
Complicaciones. Dejando de lado las cuestiones históricas, los argumentos de uno y otro lado, y las eventuales injusticias, está claro que un personaje como Nuseir no hubiera alcanzado semejante éxito global de haber nacido en Gaza, ni siquiera en Egipto o Jordania, donde muchos de sus videos hubieran sido censurados.
Es así que el proyecto de Nas Daily venía desde hace años navegando en aguas complicadas pero sin olas gigantes. Hasta que a algún productor del canal en idioma árabe de Al Jazeera se le ocurrió entrevistar a Mahmoud Nawajaa, uno de los principales dirigentes del BDS (Boycott, Divestment and Sanctions), la organización pro-palestina que moviliza a nivel mundial un boicot económico y cultural de Israel.
En su declaración de principios, el BDS evita declararse favorable a una resolución de “un estado para dos pueblos” o “dos estados para dos pueblos” en lo que hoy cubre la geografía de Israel y los Territorios Palestinos.
Y si bien en su interior alberga muchos personajes que generalmente bordean el antisemitismo y entre sus objetivos figura el imposible “regreso” de los refugiados palestinos y sus descendientes a Israel, el BDS tiene un enemigo principal: la “normalización”.
Traidores. Para muchos palestinos, en especial jóvenes, y sus defensores en el mundo árabe, “normalizar” relaciones con Israel es equiparable a la traición. “Normalizar”, para estos activistas, incluye desde mantener relaciones económicas con una empresa “enemiga” o simplemente hablar por teléfono con un israelí.
Y en ese nivel lo puso Nawajaa al vlogger ísraelí, quien -para echar más sal a la herida- está en pareja con una israelí-estadounidense de familia mitad judía, mitad
Los conflictos en Medio Oriente ya no se pelean solo con aviones, tanques o cohetes
mormona.
En el programa de Al Jazeera, que se puede ver en su sitio AJ+ Arabi en Instagram, Nawajaa dijo que, a los ojos del BDS, Yassin es un agente de la “normalización” que “recibe dinero del gobierno” de Jerusalén para su nuevo proyecto, una “academia” en la que enseñará a otros jóvenes a realizar sus propios videos.
Nawajaa y Al Jazeera dijeron que la academia también recibe dinero de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y que uno de sus directivos es un ex entrenador de las Fuerzas de Defensa de Israel.
AJ+ Arabi acusó a Nas de “usar las palabras apertura, coexistencia y paz” para “hacer quedar bien a Israel”. Y el activista del BDS agregó: Nas “utiliza todas las herramientas que le provee el gobierno israelí y es parte de su programa oficial de propaganda”.
Para el creador de Nas Daily, quien venía caminando en punta de pies desde el principio de su proyecto, la acusación fue demasiado. Y apeló a su arma preferida, un clip en Facebook, esta vez de casi seis minutos, con el título de “Tengan cuidado con Al Jazeera” y que ya fue visto por siete millones y medio de personas.
Su principal problema no fue tanto por la acusación del militante del BDS sino con la decisión de Al Jazeera de financiar la difusión paga de la entrevista en las redes sociales, tanto en sus cuentas como a través de canales alternativos.la guerra, al fin y al cabo, no era entre Yassin y Nawajaa sino entre la cadena televisiva y el vlog.
Fake news. “Dios mío, no puedo creer que esto nos esté pasando”, comienza el video de Nuseir, grabado en las oficinas de su empresa. El influencer fue directo al grano y aseguró que el “ataque” está hecho de “fake news” y lanzado “por un gobierno”.
Al Jazeera, que tiene su base en Doha, es propiedad del gobierno de Qatar. Como Nas se encargó de señalar en su video, la cadena suele tener un discurso “amigable” en su canal en inglés y otro más combativo y alineado con las posiciones del gobierno qatarí, en su canal en árabe.
En 2017, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Egipto -países que, de una u otra manera, son cercanos a Israel- cortaron lazos diplomáticos y comerciales con Qatar y le impusieron un bloqueo por mar, tierra y aire, a causa de las buenas relaciones de Doha con Irán y su apoyo a algunas organizaciones islámicas que combaten en Siria.
Para pelear ese enfrentamiento, y también para meterse en el conflicto palestinoisraelí, Al Jazeera es un arma importante.
“No puedo quedarme callado”, dijo Nas en su video. “El mes pasado hubo una campaña coordinada de noticias falsas contra Nas Daily acusándonos de cosas que son objetivamente incorrectas”, afirmó.
A diferencia de su productora de contenidos, Al Jazeera cuenta con “dinero ilimitado, tiene alcance ilimitado, tiene poder ilimitado”, disparó el influencer.
Hablar árabe. No es fácil de entender por qué Al Jazeera, una de las cadenas de noticias más grandes del mundo se la agarró con Nas. Pero el vlogger mostró en su video que, en efecto, las acusaciones en su contra aparecieron en un posteo patrocinado, es decir, pago, en la cuenta de la revista cultural árabe Meem, por ejemplo.
Y destacó también que este contenido apareció en los canales en árabe de la cadena, pero no en el inglés, que es mucho más moderado y nunca se atrevería a mostrar producciones que puedan “ofender” al mundo occidental.
“Si no hablás árabe, nunca te vas a enterar de estas cosas”, cuenta el influencer. “Pero viene sucediendo desde hace décadas en Medio Oriente”, asegura.
Al mundo que habla inglés “Al Jazeera dice: ‘recordemos el Holocausto y nunca lo repitamos’”, pero “al mundo árabe le dice: ¿de verdad ocurrió el Holocausto”, señaló Nas, exhibiendo imágenes de programas de la cadena qatarí.
Sean cuales sean los motivos detrás de la televisora de Doha, esta pequeña guerra entre el Goliat mediático qatarí y el David israelí-árabe está mostrando que los conflictos en Medio Oriente no se pelean solamente con aviones MIG o F-16, cohetes y tanques. También se hace con las noticias de Al Jazeera, los diarios sauditas en inglés y los “Fauda” y “Teherán” de la oleada de series israelíes en streaming global.