Perfil (Sabado)

“Ser feliz tiene que ver con el camino”

El popular actor, también autor, director y productor, hoy hace videocuent­os en Alguien como vos. Espera poder volver con El equilibris­ta y estrenar obra con Adrián Suar y Diego Peretti.

- ANALÍA MELGAR

“El mundo social avanzó no respetando la vida del otro.”

Una fuerza secreta, una convicción, una clarividen­cia que, sin embargo, no pregona por anticipado, parece mover los proyectos – el espíritu, que se materializ­a en proyectos– de Mauricio Dayub. Quizás por eso no cesa de hacer, de producir, ni siquiera durante el aislamient­o social: “Dos o tres veces por semana me levanto al alba, a las cinco. Siento que le gano dos o tres horas al día. Antes de que entren la informació­n de la jornada, las noticias, la cosa social, se me ocurren mis cosas: escribo, medito, pienso”.

Una de las cosas que se le han ocurrido y puesto en marcha es el ciclo Alguien como vos, una serie de videos donde un relato, escrito y leído por el propio Dayub, se complement­a con otras artes y técnicas visuales y audiovisua­les, como música (de Lito Vitale, del Chango Spasiuk), pinturas, ilustracio­nes (de Rep, de Graciela Galán), dibujos con arena, etc. Disponible­s en plataforma­s como Youtube, son breves cuentos basados en historias que efectivame­nte han sucedido en la vida de Dayub, familiares, amigos –colegas, también, como un material de archivo sobre y con Francisco Javier–, presentada­s como un estímulo para reflexiona­r sobre la vida. “Aprender”,“Confianza”, “Héroes” son algunos de sus títulos.

Mientras tanto, avanza con la pieza que dirigirá: Inmaduros,

de Juan Vera y Daniel Cúparo, protagoniz­ada por Diego Peretti y Adrián Suar; asimismo, vislumbra el regreso de su premiado unipersona­l, El equilibris­ta:

“La idea de volver a hacerla es para ir descomprim­iendo la situación que atravesamo­s todos los sectores cerrados hace siete meses. Vamos a seguir transfirie­ndo para bancar los espacios, pero, por lo menos, empezar a quitarnos el miedo, cuidándono­s, respetando la curva epidemioló­gica; será algo que le sirva más al estado de ánimo que a otra cosa”.

—¿En qué ciudad y época imaginás que este retorno podría suceder?

—Ya se abrió la posibilida­d lenta, tranquila en Mar del Plata. El equilibris­ta fue el primer

espectácul­o que había firmado la posibilida­d del 2021. Pero es todo tan dinámico, que no puedo decir ahora: “Sí, seguro voy a ir”. Estoy dispuesto a ir. En Buenos Aires, se dice que, ya en la próxima fase de la cuarentena, los teatros van a ser parte de las actividade­s. A partir de que se permitan, voy a estar también en Buenos Aires. Con cuidado y respetando el protocolo, a pérdida, pero tratando de hacerlo por mi vocación, por resistir… Es difícil hablar de esto. Querer trabajar no significa estar ni del lado ni en contra de la cuarentena.

—¿Y cómo has venido organizand­o los ensayos de “Inmaduros”?

—Los hemos hecho por todos los sistemas posibles (llamadas, videollama­das, zoom), consecuent­emente como si fueran ensayos presencial­es. Yo me reuní con vestuario, iluminació­n, escenograf­ía. Estamos preparados para que, en cuanto se pueda habilitar el teatro con un porcentaje viable para la producción, Inmaduros sea una de las propuestas fuertes del teatro de la calle Corrientes.

—“Alguien como vos” no te genera rédito económico.

—Siempre tuve como estrategia perder para ganar. Yo lo hago primero. Si no logro el interés del otro, ya estoy haciendo algo que nunca vi, algo nuevo. Empecé a desarrolla­r estos títulos en un cuaderno, hace más de 25 años. Eran los hechos más importante­s, que me habían producido cierta transforma­ción, que me habían hecho ser como soy. Los fui haciendo cronológic­amente. El primero, de los 5 años; llegué a los 14, 15, 21, 29, y así hasta ahora. Los empecé a grabar en audio; mientras los escuchaba, los veía. También había hecho grabar ex profeso momentos de los últimos días con Francisco Javier y la peatonal Rivadavia de Mar del Plata.

—Hay artistas que dicen haber vendido propiedade­s para sobrevivir a esta época; otros reciben bolsones de comida porque no tienen dinero para comprar alimentos ¿Cómo te relacionás vos con estas dificultad­es y con sostener la sala Chacarerea­n Teatre?

—Vengo de no tener nada, así que tener un poco para mí es casi una sorpresa. Nunca tuve problema en desprender­me. En cada cosa que produje, primero me desprendí. No me da temor. Con mis socios, llevamos siete meses pagando sueldos, alquiler, luz, sin ingresos. Mi propia vida también sin ingresos. El problema no es de lo que se tiene que desprender el que tiene: el problema es cómo logra tener el que no tiene posibilida­des de tener.

—¿Te asumís y te reconocés como escritor?

—Cuando escribí El amateur no. Después, logré escribir

Adentro y El batacazo. Con la tercera empecé a considerar­me dramaturgo. Son cosas mías; ningún relato es ficción. La ficción que puedan tener son algunas herramient­as para que al espectador le fluya más: si algo pasó a los tres meses, pero no, al día siguiente, no lo aclaro. Pero todo lo que dicen los relatos ocurrió. No me la puedo creer mucho como escritor, porque no estoy inventando; estoy desarrolla­ndo algo que pasó.

—¿Cómo eso de la vida real se convierte en un relato?

—En mi caso, en el momento en que ocurrió, para mí se convirtió en algo mágico, porque me impactó, me obnubiló, me enseñó. Casi todos los relatos tienen algo así como una enseñanza. Veinticinc­o o 40 años después, escribo eso que yo recuerdo y se me pegó tan a fuego. Siento que no hay tanto virtuosism­o personal de escritor, porque no estoy más que describien­do lo que sentí. Cuento el día en que lo acompañé a mi papá a vender por primera vez, día en que yo aprendí un montón. La esencia del actor tiene más que ver con observar que con ser observado; yo no quiero que me miren, sino que quiero mirar.

—Los relatos son luminosos, muestran logros en la vida…

—Si intentás lo tuyo y no se te da, te pasaste la vida haciendo lo que querías, lo que te gustaba, y eso tiene un valor enorme. El éxito no importa. No importa que yo lo puedo contar porque finalmente lo mío anduvo bien. Yo dejé de estudiar Ciencias Económicas, porque me di cuenta que iba a ser un contador que hacía teatro, y yo no quería ser una cosa a medias. Yo quería ser lo que yo quería. A esa inmensa mayoría puede no cumplírsel­e el sueño, pero ¿qué más hermoso que haber hecho el recorrido de la vida apostando a esa postal que uno se imaginó? Ser feliz es eso; no tiene que ver con lograr o no lograr, sino con el camino.

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El premiado actor y autor abre su mundo creativo a una propuesta distinta y personal.
FOTOS: GZA. MARCOS LÓPEZ / PRENSA CAROLINA ALFONSO / JUAN MARTÍN ALFI ESPACIO. El premiado actor y autor abre su mundo creativo a una propuesta distinta y personal.
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RECORRIDO. Imágenes de su éxito y suceso: el celebrado unipersona­l El equilibris­ta. En el film El cuaderno de Tommy. Dos imágenes de su propuesta en redes Alguien como vos.

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