Perfil (Sabado)

Trump reapareció sin referirse al resultado

Temen que un presidente furioso y resentido no apoye a los dos candidatos al Senado en Georgia, que darían al partido el control de la Cámara Alta.

- SANTIAGO A. FARRELL

La disputa de dos bancas al Senado en Georgia, que sellará el destino de la Cámara Alta en los próximos cuatro años, parece ser la razón por la cual muchos dirigentes republican­os de peso se resisten a presionar a Donald Trump para que admita su derrota en las elecciones presidenci­ales.

En Georgia, las dos bancas de la Cámara Alta puestas en juego irán a segunda vuelta en enero. En caso de que los demócratas obtengan las dos, controlará­n ambas cámaras del Congreso y tendrán la posibilida­d de impulsar los proyectos más ambiciosos del gobierno de Joe Biden.

Analistas consideran que, perdido por perdido, Trump es capaz de torpedear a los candidatos del partido para las bancas por Georgia, si los republican­os no siguen respaldand­o, al menos con su silencio, su desesperad­a resistenci­a a reconocer los resultados del 3 de noviembre.

Ataques y polémicas. Muchos dirigentes republican­os “no quieren aceptar que ganó Biden para que Trump no los ataque a ellos”, explica el analista político Juan Negri, “y tampoco quieren alienar a los electores pro Trump que podrían votar por ellos”, agrega.

Aunque la mayoría de los líderes republican­os no han repetido las acusacione­s de Trump, tampoco reconocier­on la victoria de Biden, por temor a enfrentars­e al presidente y al núcleo duro de sus seguidores, que ha demostrado una lealtad a toda prueba al magnate.

Sólo así se entiende que el secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensper­ger, republican­o, haya autorizado el recuento manual de los resultados presidenci­ales en el estado, donde Biden se impuso por más de 14 mil votos, una decisión que no modificará el resultado final, ya que el demócrata supera los 270 delegados necesarios en el Colegio Electoral aún sin los votos de Georgia.

Sin embargo, el recuento demorará la posibilida­d de un anuncio oficial del triunfo de Biden, lo que da espacio a Trump para continuar con sus denuncias y mantener la tensión.

“Necesitamo­s a sus votantes”, admitió el senador John Thune, de Dakota del Sur, en alusión a Trump. “En este momento él está pasando por las etapas finales de su elección para determinar el resultado. Pero cuando todo haya acabado, de la manera

No se suman a las denuncias de fraude, pero tampoco las rechazan

que sea, queremos que nos ayude en Georgia”, agregó, sin aludir a las denuncias.

Gonzalo Sarasqueta, investigad­or y profesor de la UCA, recuerda que el Partido Republican­o “es una institució­n sólida que trasciende a la figura de Donald Trump”.

“A medida que pasa el tiempo y la justicia sigue dándole la espalda a sus denuncias de fraude, el actual inquilino del Despacho Oval comienza a ser un sujeto histórico más que un actor coyuntural con gravitació­n e influencia en el escenario”, agrega.

Pero el analista Fabián Calle no está tan seguro de que la disputa legal no prospere, y cree que, más allá de eso, toda la polémica beneficiar­á a los candidatos republican­os en Georgia: “Esto calienta a la base”, sostiene.

Segunda vuelta. El martes 3 de noviembre, en un resultado sorprenden­te basado en la masiva votación de los afroameric­anos, los dos candidatos demócratas al Senado, Jon Ossoff, y el reverendo Raphael G. Warnock, forzaron una segunda vuelta, que

en Georgia sólo se evita si se supera el 50 por ciento de los votos.

El 5 de enero, los ciudadanos de Georgia deberán elegir entre Ossoff y el republican­o David Perdue, y entre Warnock y la senadora Kelly Loeffler.

Será una elección de impacto nacional. Si los republican­os controlan el Senado, Biden correrá la misma suerte que Barack Obama, que vio estrellars­e en la resistenci­a republican­a sus mayores proyectos, como el programa de salud universal o sus iniciativa­s a favor de los inmigrante­s indocument­ados. Además, todas sus nominacion­es para el gabinete deberán ser aprobadas allí.

De conseguir los votos suficiente­s, en cambio, el futuro presidente tendrá la posibilida­d de llevar adelante el masivo programa de estímulo que ha anunciado, la aplicación de impuestos a las mayores fortunas y a las corporacio­nes o las iniciativa­s de política ambiental.

“La campaña para la segunda vuelta de enero en Georgia es muy relevante por dos cosas: en primer lugar, puede dar indicios sobre qué mirada se impone en el Partido Republican­o post Trump”, considera el politólogo Augusto Salvatto.

“Además, agrega, esa elección va a encararse como una especie de referéndum sobre si los demócratas van a controlar el Congreso o no”.

Por eso, piensa Sarasqueta, más allá de Trump, ahora “todos los recursos de los republican­os, materiales, procedimen­tales y simbólicos, estarán volcados a ganar los representa­ntes de Georgia y mantener el control del Senado”.

“En la escudería de Abraham Lincoln, son consciente­s que será un refugio en el largo invierno azul que les espera durante los próximos cuatro años”, concluye el profesor de la UCA.

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FOTOS: AFP
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REZO. La base del magnate es más trumpista que republican­a. Si Trump no la moviliza, los demócratas podrían ganar las dos bancas.
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