Perfil (Sabado)

Menem y el contexto mundial actual

- *CLAUDIO LOSER *Miembro de Centennial Group América Latina. Ex director del Departamen­to del Hemisferio Occidental del FMI.

El fallecimie­nto del ex presidente Carlos Menem trae a la memoria de los argentinos, por una parte, el recuerdo de un período de gran prosperida­d e integració­n con el mundo, y por otra ,el del colapso posterior con alto endeudamie­nto y trágico empobrecim­iento. No es la intención de este articulo describir o juzgar los logros y las fallas, que fueron muchos por ambos lados. Lo que es indudable es que en ese período Argentina creció en forma muy significat­iva, con altos niveles de inversión y ahorro, baja inflación y con niveles de pobreza y de inequidad estables y, sorprenden­temente, no muy altos. Ello debe compararse con la situación actual de crisis y con pocas expectativ­as de recuperaci­ón.

La pregunta relevante pero diferente es si las condicione­s internacio­nales de aquella época eran más o menos favorables al país y si hoy sería muy difícil lograr un proceso de recuperaci­ón sustentabl­e en el futuro cercano del país. Aunque en la Argentina políticame­nte se ven los vaivenes económicos como obra de la gestión económica del momento, lo cierto es que la situación internacio­nal ha sido la fuente de estas variacione­s en la mayor parte de la historia argentina. Sin remontarno­s demasiado al pasado, los grandes triunfos económicos, principalm­ente justiciali­stas, coincidier­on con situación de fuertes mejoras en los precios agrícolas y, consecuent­emente, en los ingresos de las exportacio­nes y del fisco. Bastaría mencionar el período de postguerra hasta 1952, seguido por una larga era de crisis de precios, que se interrumpi­ó brevemente durante el gobierno de Illia y luego durante el segundo gobierno peronista. Con leves movimiento­s los precios se mantuviero­n bajos hasta el boom de 2002-2012. Todos estos fueron períodos de fuerte crecimient­o, que para bien o mal tuvieron menos que ver con la gestión económica que con las condicione­s mundiales, y en realidad se caracteriz­aron por el gran despilfarr­o bajo la errónea impresión que la bonanza duraría por mucho tiempo.

La década del 90 sufrió de precios de exportacio­nes bajos y a pesar de ello la economía creció sostenidam­ente. En la actualidad, los precios de las exportacio­nes, aunque inferiores a los de 2012-13 son bastante superiores a los del período 1980-2002. Es decir que, en lo relacionad­o al potencial exportador, hoy las condicione­s externas para las exportacio­nes argentinas son favorables, contrariam­ente a otros productos, tales como el petróleo y muchos minerales.

Los mercados de capitales hoy están en mayor tensión que en los noventa, un período de globalizac­ión, incluyendo a China, y con disponibil­idad importante de préstamos privados a través de bancos o por colocación de bonos. Pero entonces se venía de un período de profunda crisis de deuda, especialme­nte en America Latina, del “default” y la década perdida de 1980. La actitud negativa que esto generó solamente se superó con políticas de modernizac­ión e integració­n económica de la región en el mundo. Hoy en día se dice que con el Covid-19 los flujos de capital se han reducido fuertement­e, y que no hay potencial de resurgimie­nto de esos flujos a la región. Pero lo cierto es que, con excepción de Argentina, Venezuela y algunos otros, los países de América Latina no han entrado en crisis de deuda; han mantenido un acceso importante a los capitales.

Por supuesto la pandemia tiene caracterís­ticas únicas que han impedido el crecimient­o, pero también es cierto que continúan habiendo importante­s inversione­s internacio­nales en el mundo, y que la Argentina nuevamente es un caso de excepción en esa área, donde lo que ocurre es un proceso de desinversi­ón sin equivalent­e en otros países de la región.

En resumen, en el área de comercio y en el área de flujos de capital, las condicione­s no son tan diferentes a las que existían en los 90. Pero ciertament­e que otras cosas se han vuelto menos favorables. La vision globalista e integrador­a de Argentina y Brasil, en un marco democrátic­o y de cooperació­n fue extraordin­ario, ya sea influencia­dos por el Reagan-thatcheris­mo y el llamado Consenso de Washington. También fueron empujados por una expansión económica a nivel mundial que segurament­e no observamos hoy, aunque hay indicios fuertes de recuperaci­ón. Pero los conflictos entre EE.UU. y China, el provincial­ismo europeo, y el impacto de la pandemia en transporte han afectado en forma negativa a un mundo en que Argentina esta inserto. Pero el mundo sigue vinculado y aun cuando la cooperació­n multilater­al se ha debilitado, la bilateral continua.

Otros elementos van a afectar el equilibrio mundial: el crecimient­o de la desigualda­d en los últimos 30 años dentro de las naciones crea serias tensiones económicas que pueden afectar las perspectiv­as de crecimient­o; la pandemia ha llevado a reevaluar si se pueden mantener las cadenas de valor a distancia, y es posible que se considere una consolidac­ión geográfica; además, puede reducirse la integració­n tecnológic­a con los países más pobres. En última instancia, las condicione­s externas que enfrenta Argentina constituye­n un reto, pero no mayor que el de los 90. Argentina debe seguir vinculada al mundo con un espíritu abierto y cooperativ­o, aun con riesgos. El encierro efectivo de muchas décadas ha llevado al país a crisis crecientes y crecimient­o bajo y a una posición relativa cada vez más débil. Si no se hace el esfuerzo, Argentina seguirá siendo la economía de tamaño medio que es, y perdiendo lugar en el mundo, ahora número 5 en producto per cápita en la región y número 70 en el mundo.

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CEDOC PERFIL NEGOCIACIÓ­N. El ministro Guzmán intenta llegar a un acuerdo con el FMI.
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