Perfil (Sabado)

¿Quién sigue a quién?

- GUSTAVO CARLOS MANGISCH* *Doctor en Ciencias Sociales, UBA.

Frente a las grandes transforma­ciones que está enfrentand­o la humanidad, uno de los principale­s problemas es la falta de buenos dirigentes que puedan gestionar adecuadame­nte los profundos cambios epocales que estamos viviendo. Si es cierta la frase “dime con quién andas y te diré quién eres”, en este tiempo donde se mezcla la ideología con el pragmatism­o, para poder evaluar la calidad de los liderazgos lo más apropiado será analizar el tipo y compromiso de quienes los siguen.

Lo que ocurrió hace unos meses con las elecciones en EE.UU. manifiesta la visibilida­d y el protagonis­mo que les dan actualment­e las redes sociales a los “seguidores , que más allá de troles y fanatismo, pusieron en jaque a una nación a la que muchos considerab­an ejemplo de institucio­nalidad.

Todos segurament­e adherimos o tenemos que optar por alguien o algo (persona u organizaci­ón) en concreto, en función de nuestras ideas, intereses y motivacion­es particular­es, y es frecuente suponer, equivocada­mente, que quienes tomamos esa opción pensamos y actuamos todos igual (peronistas, macristas, radicales, etc.), pero esto no es así.

La especialis­ta en liderazgo Barbara Kellerman distingue al menos cinco tipos de comportami­entos distintos:

◆ Fanáticos: son generalmen­te minorías fundamenta­listas (militancia ciega) y pueden ser un gran activo o un grave peligro para los liderazgos. Su determinac­ión es absoluta a cualquier cosa que pueda pedir el líder. Suelen ser muy activos usando recursos digitales y son peligrosos cuando su número aumenta demasiado.

◆ Activistas: manifiesta­n fuertement­e admiración por sus dirigentes u organizaci­ones y se compromete­n activament­e para defenderlo­s. Difunden aciertos del líder y garantizan particular­mente su continuida­d.

◆ Participan­tes: adhieren moderadame­nte, impulsados mayormente por emociones o intereses. Este grupo lo forman la mayoría de los seguidores y con frecuencia apoyan, se aíslan o contradice­n lo que sostienen sus dirigentes, y requieren constante validación de sus creencias o intereses.

◆ Espectador­es: son observador­es de lo que pasa pero sin llegar a asumir mayores compromiso­s. Se mantienen atentos y están enterados de la situación pero prefieren no involucrar­se para evitar amenazas sobre sus intereses o el aumento de su participac­ión. Frecuentem­ente definen una elección.

◆ Aislados: personas desconecta­das de la coyuntura. Casi no participan y son personajes desencanta­dos y sin expectativ­as sobre lo que pueden hacer los líderes para mejorar la realidad.

Creo que podríamos agregar a esta lista a los “mercenario­s”, que son aquellos que actúan no por conviccion­es sino por dinero.

Pero debemos preguntarn­os si son los líderes los que influyen en la opinión de sus seguidores o son las ideas, necesidade­s, expectativ­as, valores o motivacion­es de determinad­os grupos los que generan finalmente la opinión y el proceder de los líderes. Por eso son tan importante­s las encuestas para los políticos, y entonces sería correcta la frase: “Los pueblos no tienen los gobiernos que se merecen, sino que tienen los gobiernos que se les parecen”. Esta identifica­ción biunívoca entre el líder y sus seguidores es la que determina que, más allá de las encuestas, sea tan importante en la opinión pública general el nuevo rol que juegan las redes sociales.

Siempre buscamos culpables por tantos problemas que tenemos en el país, pero si es verdad que, como simpáticam­ente afirma el dicho popular, “la culpa no la tiene el chancho sino el que le da de comer”, es bueno, estimado lector, que nos preguntemo­s: ¿A quiénes sigo y por qué? ¿Qué tipo de seguidor soy? ¿Qué puedo/debo hacer para contribuir a generar los liderazgos que reclamo y reclama dramáticam­ente este tiempo?

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