“Mauricio Macri se siente identificado con la dureza y la polarización”
—Se percibe un corrimiento de Mauricio Macri a la derecha que quizás sea una vuelta a los orígenes. Algunos piensan que es la falta del filtro que producía Marcos Peña. Que siempre fue así, simplemente que ahora se puede expresar. Pero te escuché a vos otra interpretación: que lo hace a conciencia porque quiere repetir el método de regreso al poder de Cristina Kirchner, que es radicalizarse en la oposición y los últimos seis meses ir al centro.
—Hubo dos estrategias. Ambas las aplicó el peronismo. La estrategia de Cristina, de correr por afuera durante tres años y medio y correrse y centrarse al final. Tornó la elección en una discusión sobre Macri y no sobre ella. Alberto Fernández consiguió ese objetivo. La estrategia opuesta fue la de Carlos Menem en la década del 80. Se colgó primero de Alfonsín. Apoyó el plebiscito por la paz con Chile como gobernador y no sus senadores. Cuando Alfonsín empezó a caer en la imagen pública por el desempeño de la economía, se abrió, se diferenció, le ganó la interna a Antonio Cafiero y llegó a la presidencia. No se puede sacar ninguna conclusión al respecto. Las dos estrategias funcionaron. Macri asumió la de Cristina porque se siente identificado con la dureza y la polarización. Macri y Cristina son el otro en el espejo. Son la versión especular. La imagen de uno en el espejo no es igual a uno, es uno al revés. Esos son Macri y Cristina. Rodríguez Larreta tiene la estrategia contraria, asumida y explícita: es como Menem. Mientras el Presidente no hace grandes burradas, mantenerse moderado, y diferenciarse cuando hay elecciones, no mientras se gestiona. Y comparte con Menem una característica: está gobernando. Le complicaría la gestión diferenciarse ahora. Lo que define habitualmente esta estrategia es si tenés o no responsabilidad de gobierno. Menem y Larreta la tenían, y por lo tanto se moderan al principio. Cristina antes y Macri ahora no tienen responsabilidad de gestión territorial. Por eso pueden darse el lujo de lo que se llama la oposición irresponsable.