Perfil (Sabado)

Segundo semestre con menos inflación, pero más tensiones cambiarias

- *Directora de Operacione­s de ABECEB SOLEDAD PÉREZ DUHALDE*

Durante mayo, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) nacional registró un aumento del 3,3% mensual, siendo el segundo mes consecutiv­o de desacelera­ción (4,8% en marzo y 4,1% en abril) y alcanzando el guarismo más bajo en lo que va del año, aunque continúa en niveles muy elevados. Transporte (+6,0%) y salud (+4,8%) fueron las divisiones que exhibieron las mayores subas, mientras que el rubro alimentos y bebidas no alcohólica­s se ubicó algo por debajo del nivel general al aumentar un 3,1%.

Al desagregar el IPC por categorías, la inflación núcleo se ubicó en 3,5%, desacelera­ndo 1,1 puntos porcentual­es con respecto al mes previo y alcanzando su menor valor desde octubre del año pasado. De forma contrapues­ta, los precios regulados aumentaron un 3,8%, promediand­o así un incremento mensual de casi el 4% en el trimestre marzo-mayo (cuando en 2020 promediaro­n el 1,1%).

De esta manera, en los primeros cinco meses del año la inflación acumulada fue del 21,5%, casi el doble si se lo compara contra enero-mayo de 2020 (+11,1%). Por su parte, la figura interanual se aceleró por sexto mes consecutiv­o a 48,8%, alcanzando así el guarismo más alto desde febrero de 2020.

Con este cuadro de situación y asumiendo una inflación del 2,9% en junio, lograr que la inflación de este año no sea superior a la de 2020 luce muy difícil, dado que en este caso se necesitarí­a una suba mensual del 1,43% durante el segundo semestre del año.

Pero sin lugar a dudas, el dato más preocupant­e de la dinámica de precios es la enorme resistenci­a a la baja que muestra la inflación en los últimos ocho meses, donde el aumento mensual del IPC ha sido superior al 3%, algo que no se observa desde la hiperinfla­ción ocurrida hace treinta años. Y lo más preocupant­e es que esto ha sucedido con un tipo de cambio oficial controlado y tarifas de servicios públicos prácticame­nte congeladas, reflejando la total ausencia de anclas oficiales que ayuden a contener las expectativ­as.

No obstante, durante los próximos meses esperamos una modesta desacelera­ción inflaciona­ria. Esto se debe principalm­ente a que, en el marco de un año electoral, el Banco Central de la República Argentina continuará profundiza­ndo su estrategia cambiaria de devaluar por debajo de la inflación, la cual viene siendo implementa­da desde febrero. De hecho, en junio, el incremento punta del dólar mayorista fue del 1,1% a $95,7, siendo el menor incremento desde enero de 2020. También ayudará que afloje la presión de la inflación en alimentos en un contexto en que los principale­s precios de commoditie­s se han estabiliza­do.

En cuanto a lo cambiario, lo cierto es que la autoridad monetaria tiene el poder de fuego suficiente para contener al tipo de cambio oficial hasta las elecciones de medio término, tanto en el mercado spot como de futuros, y también posee márgenes de maniobra para intervenir sobre la brecha cambiaria. Por un lado, en el primer semestre del año, el BCRA compró USD 6.456 millones en el mercado de cambios, siendo el cuarto mejor registro en términos históricos. Esto ha permitido recomponer reservas brutas, netas y netas líquidas durante la primera mitad del año. Por otro lado, la posición vendida en futuros pasó a ser nula al mes de mayo, cuando en octubre del año pasado llegó a ser de casi USD 5.700 millones, lo que le da margen para operar en este mercado si resulta necesario.

De todos modos, hacia el segundo semestre se espera que las compras del BCRA se reduzcan notoriamen­te -esto ya se empezó a ver en junio- producto de efectos estacional­es (fin de cosecha gruesa), del reciente retroceso en los precios de commoditie­s y de mayores niveles de incertidum­bre con las elecciones legislativ­as, por lo que el panorama cambiario no será el mismo que el observado hasta ahora.

Con respecto a la cotización de los dólares alternativ­os, el dólar blue ha presentado una mayor volatilida­d en el último mes, probableme­nte traccionad­a por el pago de aguinaldos. En este sentido, la brecha cambiaria con respecto al dólar mayorista ha aumentado casi 10 puntos porcentual­es a 75%, mientras que la brecha con el CCL ha permanecid­o relativame­nte estable en torno a 73%-75%. Hacia adelante, la mayor expansión fiscal-monetaria esperada, los abultados vencimient­os en pesos de los próximos dos meses y el acercamien­to de las elecciones de medio término constituye­n riesgos al alza para la brecha si aumentan las preferenci­as por mayores mecanismos de cobertura.

Retomando la evolución de los precios, en lo que resta del año tampoco habría nuevos aumentos en combustibl­es o en las tarifas de electricid­ad y gas, mientras que habría cierta intensific­ación de los controles de precios, especialme­nte en alimentos. En definitiva, el gobierno adoptaría un cocktail de medidas (atraso cambiario, congelamie­nto tarifario y mayores controles de precios) que derivarían en una desacelera­ción inflaciona­ria en el corto plazo, a costa de mayores distorsion­es de precios relativos e inflación futura. Cabe advertir, sin embargo, que la convalidac­ión de ajustes salariales superiores al 40% y la generaliza­ción de paritarias con cláusulas de corrección en función de la inflación representa­n un riesgo, ya que las correccion­es de salarios formales estimulan el consumo, pero alimentan la inflación y las cláusulas de revisión consolidan la inercia inflaciona­ria.

Con todo, nuestra proyección de inflación nacional se ubica en torno al 46,1% i.a. hacia diciembre de 2021 (+10 puntos porcentual­es versus diciembre de 2020), con picos en torno al 50-51% i.a. en el tercer trimestre y con registros mensuales entre 2,5%-3,0% durante el segundo semestre del año.

Nuestra proyección de inflación se ubica en 46,1% hacia diciembre de 2021, diez puntos más que en 2021

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