Perfil (Sabado)

Una elección, dos objetivos

El FDT debe ganar sí o sí, en especial en la provincia de Buenos Aires. Para JXC la atención está puesta en 2023.

- CARLOS DE ANGELIS* *Sociólogo (@cfdeanglis).

Un mismo acto, como una elección, puede generar dos objetivos de campaña completame­nte diferentes.

El gobierno nacional enfrenta estas elecciones de medio término con el mandato de ganarlas por partida doble: no perder diputados y ganar algunos más, y renovar las 15 bancas del Senado cuyo mandato vence. El segundo mandamient­o es ganar la provincia de Buenos Aires, aunque sea por un voto.

En cambio, para la oposición de Juntos por el Cambio esta es una elección transicion­al. El verdadero objetivo es preparar las condicione­s para las presidenci­ales de 2023.

Paso a paso. Las bancas de diputados que se liberan son, obviamente, las elegidas cuatro años atrás. Aquella fue una mala elección del kirchneris­mo en oposición y en una época donde Cambiemos parecía convertirs­e en una fuerza política inexpugnab­le. En 2017, el macrismo ya discutía la fórmula 2023, parecía que el cielo le pertenecía.

El kirchneris­mo se había atrinchera­do en Unidad Ciudadana, que solo pudo presentar listas en siete distritos, en el resto hubo marcas para todos los gustos: Frente para la Victoria, Frente Justiciali­sta y una gran cantidad de alianzas locales. En total, el pankirchne­rismo obtuvo cerca del 23% y apenas 29 de los 127 diputados en juego. Obviamente, el FDT es hoy más que lo que significó el kirchneris­mo en 2017, sumando bancas provenient­es de la fragmentac­ión de lo que solía llamarse peronismo disidente o peronismo no kirchneris­ta. Solamente 1País, la fuerza que continuaba al Frente Renovador de Sergio Massa y que llevaba a Felipe Solá encabezand­o la lista en PBA, obtuvo más de un millón de votos. En este sentido, si se suman los diputados de aquella dispersión total, el FDT tendría para renovar aproximada­mente cincuenta bancas. Esta cuenta es imprecisa, porque dependerá de la decisión de los peronismos provincial­es (el mejor ejemplo es Córdoba) sobre si se sumarán a las listas decididas desde Buenos Aires o presentará­n alternativ­as con sello propio, para después negociar sus apoyos proyecto por proyecto.

Esperando a Godot. También Cambiemos se presentó en 2017 con diversidad de nombres en las diversas provincias, pero por otro motivo, nunca se constituyó como partido nacional y sembró alianzas de lo más curiosas con dirigencia­s locales, muchas veces con lo más conservado­r de la comarca. En el conteo general, duplicó en votos al kirchneris­mo superando los 10 millones y, redondeand­o el 42%, ganó 61 bancas en diputados, que son precisamen­te las que se van. Difícilmen­te la fuerza creada por Mauricio Macri pueda alcanzar esos guarismos y por eso la estrategia general es reorganiza­rse para ser competitiv­o en 2023.

Parte de esa transición se hizo a cielo abierto con las discusione­s entre Macri y Rodríguez Larreta. El alcalde no solo prepara su candidatur­a presidenci­al, sino que cree que la única forma de competir contra el peronismo es dar vuelva la página de la gestión del fundador del espacio. Sin embargo, replica los movimiento­s del pasado relocaliza­ndo figuras: su vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, mudándose a la provincia más poblada del país, busca un batacazo de difícil factura. La propia María Eugenia Vidal como vicejefa de Macri en la Ciudad, en 2015 fue a probar suerte en la Provincia, con la diferencia de que ella sí había terminado su mandato. Ahora la ex gobernador­a vuelve a CABA para encabezar la lista de diputados nacionales mirando el sillón de la calle Uspallata. No es secreto que pretende suceder a Rodríguez Larreta para también sembrar su propio camino a la presidenci­a. Sin embargo, ambos enroques trajeron más resistenci­a de lo esperado, incluso entre los propios simpatizan­tes de Cambiemos: Vidal había prometido mantenerse en la Provincia.

Luces y sombras.

El kirchneris­mo, por su parte, sabe que las elecciones de medio término nunca han sido de fácil tránsito, especialme­nte en PBA. Perdió en 2009, 2013 y 2017. Cuenta con la famosa y poderosa tercera sección electoral que, según el último padrón electoral, contaba con más de 4.270.000 votantes. JXC busca compensar el portaavion­es electoral del peronismo disputando la primera sección (con casi la misma cantidad de electores que la tercera) y con el apoyo del interior de la Provincia. El proceso de la confección de las listas del FDT es más silencioso y opaco que en JXC, lo que no quiere decir que sea más sencillo. Por un lado, se debate sobre quién debería encabezar la lista. Si el criterio se dejara en manos de la popularida­d de los dirigentes, ese lugar debería ser para Sergio Berni, con todo lo que ello implica. Si el criterio se inclinara por el lado del carisma, el lugar podría correspond­er a Victoria Tolosa Paz, pero deberá luchar contra el desconocim­iento. Otras figuras más cercanas al círculo camporista, como Fernanda Raverta o Luana Volnovich, están lejos de abandonar sus espacios de gestión de los más deseados en la política argentina (Anses y Pami respectiva­mente). Algo similar sucede con Malena Galmarini o Gabriel Katopodis. La idea de renovar el gabinete con salidas de lujo circula en algunos armadores del Instituto Patria: ¿podría Felipe Solá volver al lugar que abandonó para ser canciller? Difícilmen­te, al menos no por voluntad propia. Es la misma situación que Santiago Cafiero, Daniel Arroyo o Wado de Pedro. El tema es que, a diferencia de lo que ocurre en JXC, encabezar la lista del FDT en la PBA es una enorme responsabi­lidad, ya que no resiste una derrota, pero con escasa gratificac­ión. Figura en borradores que el candidato a gobernador en 2023 sería Máximo Kirchner, mientras que el ticket mayor lo encabezarí­a Axel Kicillof.

Interrogan­tes. Finalmente, el Frente de Todos ve nubarrones en el horizonte electoral a escasas semanas de las PASO. ¿Se puede ganar unas elecciones con la economía en recesión y con el dólar presionand­o al alza? ¿Decisiones como limitar el regreso de argentinos del exterior o prohibir la elección de obra social no incrementa el enojo de los sectores medios? ¿Puede el Presidente, casi dedicado a la política exterior, ponerse a la cabeza de la campaña o esa tarea la tendrá que asumir Cristina Kirchner, con los riesgos que ello implica? ¿Qué impacto tendrá la alternativ­a que presenta Florencia Randazzo, claramente más conocido que muchos candidatos del FDT? Muchas preguntas para tan poco tiempo.

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DIBUJO: PABLO TEMES HOMBRE DE TIERRA ADENTRO Diego Santilli
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