“En el futuro será muy valorado lo que hizo el Gobierno”
—Emilio Pierina, historiador y escritor, fue uno de los ideólogos detrás del discurso de Carlos Menem y, antes, de Arturo Frondizi. Sociólogos como Juan Carlos Portantiero y Emilio de Ípola tuvieron mucho que ver con el discurso de Raúl Alfonsín. ¿Cuál es tu aporte como antropólogo al discurso presidencial?
—No me compararía con las personas que citaste anteriormente. Hay otras personas que aportan muchísimo a pensar estas cuestiones en el gobierno actual. Hay convicciones políticas que son anteriores a mis estudios. Pero mis estudios sí están vinculados a la relevancia de comprender la heterogeneidad constitutiva de todas las sociedades. —El estudio de la complejidad.
—Esa complejidad es muy relevante en la significación. Si una sociedad fuera uniforme y todos pensaran lo mismo, vos decís una palabra, la que sea, y todas las personas sienten lo mismo y piensan lo mismo.. —El significante coincide con el significado.
—Correcto. Pero en la Argentina, decís la palabra “Cristina” o “Macri”, y obviamente lo que sienten las personas que te escuchan son cosas muy distintas: lo que sienten, piensan y recuerdan. Esto es un ejemplo puntual. Las palabras van configurando sentidos vinculados a resonancias de distintas épocas sedimentadas. Para alguien que nació en este siglo, quizá la palabra “estabilidad” no tiene otras connotaciones políticas como para vos y para mí tienen. Es una palabra muy ligada a los 90. Está connotada con su época. En el caso argentino, está connotado así. A la gran mayoría de los argentinos nos pasa que cuando escuchamos una canción o un poema que habla de alguien desaparecido, le damos un sentido particular. Se trata de entender los sentidos que las palabras o los símbolos tienen para la gente y cómo circulan esos símbolos y cómo están enredados en las heterogeneidades dinámicas. La sociedad no es la fotografía de 2019. Son tiempos enormemente vertiginosos. —Uno podría decir que Perina fue uno de los teóricos más lúcidos de la derecha, Portantiero y De Ípola trajeron las ideas de la socialdemocracia a la Argentina de la posdictadura. ¿Qué aportaría Alberto Fernández en esa discusión política?
—Cuando salgamos y cuando tomemos mucha distancia temporal de la pandemia, vamos a poder evaluar lo que pasó con una mirada histórica que hoy no podemos. Pasó con la experiencia de Raúl Alfonsín. Personalmente, era muy muy joven, adolescente, y fui muy crítico. Además, tenía convivencia familiar con un funcionario del gobierno y discutíamos. Era muy chico y hoy veo distinto la experiencia. —¿Con el tiempo, Alberto Fernández va a ser valorado más que hoy?
—Sin dudas. Mucho de lo que hoy no se sabe, de lo que pasó en el mundo y lo que pasa en Argentina con la pandemia, será muy valorado. Y seamos optimistas, por lo menos por un momento, pensando que las nuevas variantes no nos golpearán de una manera tan profunda y que la vacunación avanzará. Y lo que vino a hacer Alberto Fernández es construir un desarrollo integral del país. La Argentina tiene posibilidades gigantescas. Podemos hablar de las capacidades productivas que tiene Argentina distribuidas en todo el territorio nacional. La Argentina necesita normalizar la macroeconomía, que está en una situación muy delicada. A partir de eso, también disparar un proceso de crecimiento apalancado en desarrollos productivos en distintas regiones, desde el Mar Argentino o Vaca Muerta, o el litio, o el hidrógeno verde, la electromovilidad y los saberes científicos, los saberes laborales que tiene la Argentina, también desparramados en distintas zonas del país. Será por la capacidad de generar este proceso de industrialización federal, una industrialización 4.0.