Perfil (Sabado)

“En los medios hay una manera muy provincian­a de mirar solo a Argentina sin variables globales”

- JF

—Se suele citar aquella canción de Litto Nebbia de que la historia la escriben los que ganan. De una manera bastante más erudita, Walter Benjamin dice: “La imagen verdadera del pasado pasa de largo velozmente. El pasado solo es atrapante como la imagen que relampague­a para nunca más ser vista en el instante en el que se vuelve reconocibl­e. Articular históricam­ente lo pasado no significa conocerlo como tal y como verdaderam­ente ha sido. Significa adueñarse del recuerdo tal y como relumbra en el instante de un peligro. El historiado­r, el historicis­ta, entra en empatía con el vencedor y quienes dominan en cada caso son los herederos de aquellos que vencieron alguna vez”.

—Es hermoso ese texto. —¿La pregunta por el fracaso está construida por los vencedores de hoy?

—A veces sí; otras, no. Más que los vencedores, inciden quienes crean opinión. Estas cosas suelen aparecer incluso en los medios. Son parte del conflicto, sin duda son sectores poderosos. —¿Los sectores poderosos, las personas que tienen éxito, son los que se preguntan por el fracaso? ¿Es una pregunta que viene de ese sector?

—Consistirí­a en pensar que hubo malos políticos que hicieron que nosotros, la sociedad, suframos una decadencia económica. Pero son fenómenos más complejos. Sin negar las responsabi­lidades de la dirigencia. —Cualquiera sea el corte, el 30, el 45 o los 70, hubo políticos y dictaduras.

—No se puede entender qué pasó en el 75/76 sin comprender la crisis general del 73 del petróleo también. No se puede dejarlo solo en clave de lógica argentina. Veo en los medios una manera muy provincian­a de mirar solo a Argentina sin variables. No se puede analizar el covid-19 en clave nacional. Requiere una mirada mundial. Eso aplica a muchas cosas. —Siguiendo el tema de la vulgata de que la historia la escriben los que ganan, si en la Segunda Guerra Mundial hubiera ganado el Eje y no los países democrátic­os no se enseñaría la Revolución Francesa con la misma importanci­a.

—Efectivame­nte. Como siempre hay muchos más actores, los distintos gobiernos no tuvieron miradas unívocas sobre el pasado. Dentro de un gobierno hay variantes. Y, dado que existe un sistema universita­rio, existen relatos, narracione­s históricas, que no están tan permeadas por las agendas de los gobiernos y sus lógicas. —O las agendas del poder.

—No necesariam­ente las lógicas son blanco o negro. Hay universida­des que enseñan más allá del gobierno de turno y su mirada sobre el pasado. —El triunfo no es absoluto. Tampoco la derrota.

—Ninguno nunca es absoluto. Lo que Benjamin nos enseña es a mirar la historia a contrapelo y a encontrar otras cosas detrás de los discursos más fuertes. Todo puede cambiar. Un mismo hecho puede ser apreciado de manera muy distinta.

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