La intrascendente maravilla que vuela feliz por la acción vital
La nueva película de Marvel debía ser la primera película de Marvel: justo cuando la compañia que refundó el entretenimiento masivo venía de dominar el planeta, de la mano de la mega taquillera Avengers: Endame, todo iba a comenzar otra vez de vuelta, al menos para Disney, con esta película. (Hay por ahí una adorable película de Spider-man, pero eso corresponde más al terreno de Sony y no tanto la compañía dueña de Disney +). Black
Widow es una película no perfecta, pero sí adorablemente insurrecta de la idea de perfección. Y eso, si bien no lo hace conscientemente, sí lo hace ajustada, entallada, En un modelo de cine que si bien puede sorprender, siempre insiste con ser cualquier cosa menos leve. Black Widow es un parque de diversiones. No.
Black Widow es una celebración del 4 de julio, con cohetes y desbordada, de un personaje llamado Viuda Negra, interpretado hace años por Scarlett Johansson con un carisma digno del mejor Zoolander y un alma digna del cine negro.
Black Widow, en realidad, es una inoculación troyana para generar un cine de acción gigante, disfrazado de superhéroes, que termina siendo rebelde simplemente por sus protagonistas, por su levedad, por su felicidad y por aprovechar que casi todo el planeta sabe que su protagonista si bien va a vivir al final del relato, no lo hará por mucho tiempo más. Contando meramente un episodio, algo que una serie de TV convertiría quizás también en algo excelso, Black Widow no niega que es un objeto de cine. Hay algo orfebre en sus escenas de acción, que componen casi el 75% de su metraje. Si uno quisiera pensarla con algún linaje mediato, es más Rápidos y furiosos, aunque aquí se trata de Elegantes y Autoconscientes, que aquel del superhéroe purasangre o incluso el revisionista. Aquí sólo quieren divertirse con los destellos, pero eso no implica no dejar en evidencia la torpeza del género, sea la acción o los superhéroes, a la hora de generar películas con un real nervio femenino. Marvel tiene más de 20 películas y recién ahora una mujer puede divertirse, sin ser una declaración política, en una de ellas, y eso la hace quizás hasta la más disfrutable, explosiva y alegre de todas las películas de Marvel. Una que flota por encima de ideas yunque, una que aprovecha todo su aparato para generar una pasarela donde Die Hard hace piruetas con la gracia que sólo puede tener alguien como Johanssen en pantalla. Una declaración a favor del cine que hace de la diversión algo político.