Perfil (Sabado)

Cuando pasa algo, América Latina siempre mira hacia Washington

- CLAUDIO ROBELO*

Ante momentos de manifestac­iones sociales y disturbios en América Latina, las miradas de líderes y medios suelen dirigirse a Estados Unidos. Algunas buscan iniciativa­s que restauren el orden regional, otras cuestionan posibles intervenci­ones en asuntos internos de naciones soberanas.

Estas semanas siguen la tendencia de los últimos años, una creciente inestabili­dad social y política en la región, que hace cada vez más frecuente las miradas hacia Washington. Pero desde la Casa Blanca afloran gestos simbólicos y pocas acciones concretas. ¿Puede que los recientes episodios lleven a una mayor proactivid­ad norteameri­cana en la región?

Desde la Guerra Fría, la política exterior norteameri­cana se caracteriz­ó por una postura pragmática, preocupada por cuestiones prácticas de comercio, inversión, migración y narcotráfi­co; o por lograr apoyo de países latinoamer­icanos en problemas globales como el cambio climático o la gobernanza global.

Históricam­ente los intereses económicos y de seguridad estuvieron en el primer plano. América Latina sirve como fuente de materias primas, mercado para sus productos manufactur­ados y objetivo para inversione­s extranjera­s directas. Esta perspectiv­a se mantiene en la actualidad, cuando existen 11 Tratados de Libre Comercio en la región, mayormente en Centroamér­ica. También la región es la principal fuente de inmigració­n irregular y tráfico de narcóticos para el país.

Aun así, la perspectiv­a estadounid­ense no es monolítica. La distribuci­ón geográfica de la inestabili­dad social y política junto con sus consecuenc­ias sobre la inmigració­n irregular y el narcotráfi­co se vuelven prioritari­as a mayor cercanía con su territorio, como los casos recientes de Cuba y Haití, junto con la atención puesta en las fronteras de México, Guatemala y Honduras.

En este escenario es común que la atención se pose en el presidente norteameri­cano, pero sus iniciativa­s son restringid­as por otros actores como el Congreso, grupos de presión y la opinión pública, cada uno con intereses propios. Esta variedad de intereses hace que el camino a seguir en la región como un todo sea conflictiv­o, mientras el gobierno da prioridad a grandes problemas globales y locales como la pandemia, la retirada de la OTAN en Afganistán y un escenario social interno de gran conflictiv­idad, entre otros.

Institucio­nalmente el ejecutivo puede realizar despliegue­s militares, brindar ayuda militar o imponer sanciones económicas de forma rápida y unilateral. Por el contrario, en política migratoria, ayuda económica y acuerdos comerciale­s, es necesario un difícil consenso con los demás actores del arco político, quienes tienen que encontrar beneficios para sí mismos en las iniciativa­s ejecutivas antes de dar su apoyo.

La llegada de Biden fue recibida con esperanza por su experienci­a tanto en el Congreso como en la Casa Blanca. Sin embargo, hasta el momento el demócrata emuló la histórica agenda internacio­nal estadounid­ense, prestando atención a la cercanía geográfica. Revirtió medidas migratoria­s de Trump, impulsó medidas para paliar la pandemia y continúa presionand­o al régimen de Nicolás

Maduro mediante sanciones económicas y en foros internacio­nales.

Más allá de valiosos gestos diplomátic­os desde el Ejecutivo y el Legislativ­o, el presupuest­o solicitado por Biden al Congreso para 2022 incluye 2.100 millones de dólares para asistencia externa a América Latina. Un 41% de esos fondos estará destinado a Centroamér­ica, para abordar las causas fundamenta­les de la migración irregular. En el plano de la disputa hegemónica con China y su avance, la Ley de Innovación y Competenci­a de los Estados Unidos, sancionada el 8 de junio, incluye apartados destinados a mejorar la cooperació­n económica con América Latina.

En conjunto estas medidas no significan un cambio hacia la región, sino que mantienen las clásicas preocupaci­ones entre riesgos por la inestabili­dad social cercana, la competitiv­idad económica y la interferen­cia de otras potencias.

Independie­ntemente de los reclamos y reacciones hacia Estados Unidos, el proceso de formación e implementa­ción de su política exterior es un proceso teñido de intereses dentro de sus fronteras. En este contexto, a menos que la inestabili­dad política y social proyecte dentro del país graves consecuenc­ias económicas o de seguridad, las medidas hacia América Latina serán marginales y simbólicas, por más que las aspiracion­es a mantener el patio trasero en orden puedan tener eco en los pasillos de la Casa Blanca.

*Politólogo, investigad­or y coordinado­r del Programa de Estudios sobre EE.UU. de la UCA

Hasta el momento, Biden emuló a sus antecesore­s y presta atención a la cercanía geográfica

 ??  ?? ¿DÓNDE ESTÁ? Cubanos en Miami, de importante peso electoral.
¿DÓNDE ESTÁ? Cubanos en Miami, de importante peso electoral.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina