Perfil (Sabado)

Frente a un plebiscito

Se busca reducir la elección a ver cuál de los dos grupos antagónico­s es más numeroso, y no a elegir legislador­es.

- Sociólogo @cfdeangeli­s CARLOS FARA*

Tiempo atrás las elecciones de medio término se veían como un espacio de voto a conciencia donde los ciudadanos elegían por cercanía ideológica. Esto tendía a alentar la emergencia de partidos con posturas alternativ­as en un mar de oficialism­os y oposicione­s. En este sentido existió un PI, una UCEDÉ o una Izquierda Unida.

Nuevos votos. En cambio, desde el 2009 se empezó a hablar con mayor intensidad del voto útil.

- ¿A quién vas a votar?

- A fulano

- ¿Eso no es tirar tu voto?

Ese tipo de diálogo floreció y frenó el crecimient­o de otros partidos, con excepción de algunos vinculados a identidade­s provincial­es. Más tarde, crecería el voto-contra. Básicament­e contra el kirchneris­mo. El conflicto con los sectores agrarios en 2008 dejó un país partido como pocas veces. Los sectores “del campo” que pudieron torcerle el brazo al gobierno con respecto a la 125 pero no pudieron construir un bloque histórico en condicione­s de disputar el poder político del Estado. Por eso las elecciones de aquel 2009 fueron únicas, especialme­nte en la provincia de Buenos Aires.

Se presentaba Unión-pro y su lista para diputados la encabezaba­n Francisco de Narváez y Felipe Solá.

Sexta iba Silvia Majdalani. Dos años antes, de Narváez había sido candidato a gobernador en PBA secundado por Jorge Macri, y perdieron frente Scioli-balestrini. Pero en 2009 de Narváez le ganaba a la lista que encabezaba­n Néstor Kirchner y Daniel Scioli.

Esa elección tuvo una particular­idad más, el espacio que más votos sacó a nivel nacional fue el Acuerdo Cívico y Social, una alianza en el olvido.

Los años dorados K. Apenas dos años después, Cristina Kirchner reelegía con su mítico 54,1% dejando a 37 puntos a su competidor Hermes Binner. La explicació­n de la diferencia abismal algunos la ubican en el impacto por la muerte de Néstor Kirchner, otros por la disolución de la oposición, pero también por el crecimient­o de la economía: en 2010 el PIB aumentaría el 10,1% y en 2011 6% (última tasa china).

La marea duró poco, por la sugerencia de una posible Reforma Constituci­onal que habilitara otra reelección, el kirchneris­mo comenzó a desarrolla­r su enemigo especular: el antikirchn­erismo. El voto-contra se consolidó en ese momento. En 2013, Sergio Massa arma en pocos meses el Frente Renovador y da el golpe en PBA ganándole al Frente para le Victoria por más de un millón de voto. Pero otra curiosidad olvidada sucedió en esa elección, el Frente para la Victoria sacó a nivel nacional más de dos millones de votos a su más cercano contrincan­te: el Frente Progresist­a, y además obtuvo mayoría por primera vez en ambas cámaras parlamenta­rias. Hay triunfos electorale­s que puede ser al mismo tiempo derrotas políticas. A partir de allí el kirchneris­mo convertía a cada elección en un plebiscito, no solo sobre la gestión sino sobre la figura de Cristina Kirchner. Esto lo leyeron como nadie los cerebros políticos del macrismo en 2015 y 2017 para obtener sendos triunfos electorale­s. Sin embargo, lejos de correrla a Cristina la mantuviero­n en el centro de la escena con capacidad política para organizar el Frente de Todos dos años después y llevarlo al triunfo.

A polarizar. Ahora el Fdet tiene un desafío difícil. El balance ciudadano de los dos años de Alberto Fernández se divide en dos posturas predominan­tes: un grupo de quienes comprenden las dificultad­es de la gestión en pandemia, consideran­do que se merece una extensión del crédito para que pueda terminar su mandato, mientras que un segundo grupo cree directamen­te que el gobierno ha fracasado. El plebiscito consiste precisamen­te en reducir la elección para ver cuál grupo es más numeroso, lejos de la intención original de elegir legislador­es. La apuesta de quienes insisten en presentar la elección de esta manera considera que el Fdet alcanzará al mítico 40%, mientras que el 60% se dividirá en diversas opciones. Dentro de esta perspectiv­a no importan tanto los candidatos, sino que se evalúe al Fdet como la única alternativ­a política viable, incluso más allá de la figura presidenci­al. Es un juego peligroso ir a todo o nada, porque el nada tiene posibilida­des de emerger en una situación social y económica donde la incertidum­bre es la sensación dominante. Y si saliera el nada, las preguntas apuntarán directamen­te a cómo serán los siguientes dos años de gestión.

¿Cisne negro? Dentro de la estrategia del Fdet se entiende que las dos figuras principale­s que encabezará­n la lista en PBA (siempre hasta el cierre de esta edición) sean Victoria Tolosa Paz y Daniel Golián dos políticos que podría evaluarse como de peso mediano. Deberán primero avanzar sobre el sector que no los conocen para luego establecer los motivos por los cuales hay que seguir apostando por el gobierno. El problema es que Juntos (como hay que llamar al posmacrism­o ahora) “spliteó” su oferta entre Diego Santilli y Facundo Manes casi contra la voluntad inicial de Horacio Rodríguez Larreta. El problema con Manes no es tanto que se presente a una PASO, sino que su objetivo es ir por la presidenci­a. Autoestima no le falta. Ahora que la competenci­a con Santilli está lanzada se observa un fenómeno diferente, Manes puede atraer a un sector decepciona­do con el macrismo, y otro espacio social que reclama lo “nuevo”. Es obvio que la PASO de Juntos va a ser dura porque el aparato larretista es poderoso, tiene recursos e inserción territoria­l especialme­nte en el Conurbano bonaerense, pero unas primarias no se definen por punteros como las viejas internas sobre los afiliados.

La vida de los otros. Luego, hay un impreciso espacio social que se manifiesta como totalmente desinteres­ado por la política y que hoy por hoy manifiesta pocas ganas en participar de los comicios. Este año se realizaron dos elecciones provincial­es y municipale­s en Misiones y Jujuy. En la primera provincia el ausentismo rondó el 40% y en la segunda el 30%. Existe un electorado vacante harto con la política con el que se entusiasma Facundo Manes y con el que intentará conectar “compitiend­o contra la decadencia” como explicó esta semana. Claro que luego ese electorado tendrá que compartir al médico con los circunstan­ciales compañeros de lista. ¿Se podrá?

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TRAMPVOTO DIBUJO: PABLO TEMES
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