La fórmula porteña busca sumar más bancas al bloque
La Ciudad de Buenos Aires es históricamente un distrito esquivo para el peronismo pero aún con expectativas moderadas como las que tienen para esta elección, la perspectiva es aumentar la representación parlamentaria por el distrito.
La boleta que encabeza Leandro Santoro junto a Gisela Marziotta tiene como expectativa alcanzar un punto intermedio entre la magra elección de 2017, que apenas sobrepasó el 20% y alcanzó para la obtención de 3 bancas, y el último comicio de 2019, que registró un 33% de los votos en donde se lograron cuatro bancas. Pero en un escenario de polarización como el que se espera para esta elección post pandemia, el tercer integrante de la boleta Carlos Heller, se animó a vaticinar que se obtendrán cinco lugares -con un número cercano al 35%-, lo que sin dudas serviría como gran aporte para la obtención de la mayoría propia que el Frente de Todos aún no alcanzó.
Como sucedió en la mayoría de los distritos, la boleta de la Ciudad de Buenos Aires buscó mantener el equilibrio de los distintos espacios que conforman el frente. Santoro, que desde hace meses viene ganando trascendencia mediática y se fue consolidando como una figura porteña, fue de los primeros en confirmarse al frente de la lista, mientras que el lugar de Marziotta se ratificó a último momento.
Es que la periodista llegó a la Cámara baja recién en 2020 con la renuncia de Daniel Filmus y, de acuerdo a su trayectoria, estimaban que le correspondía competir por la Legislatura porteña. Sin embargo, el poderoso Víctor Santa María ganó la pulseada y logró el segundo lugar para Marziotta, lo que garantiza su continuidad parlamentaria. En tercer lugar fue ratificado Heller, titular de la estratégica Comisión de Presupuesto, luego Lorena Pokoik, de La Cámpora, y Matías Tombolini, por el Frente Renovador.
“No tengo relación con Marziotta”, admitió Santoro una vez que se habían cerrado las boletas, dejando al descubierto la ingeniería electoral que se utilizó para conformar la boleta pero que, al parecer, no tuvo en cuenta la inexistente química de campaña.