Perfil (Sabado)

Cae el apoyo a Bolsonaro entre el voto evangélico

Los excesos del presidente estan erosionand­o el respaldo del que ha sido su electorado mas fiel. Mantiene sus acuerdos con los pastores y lideres del sector pero su imagen se deteriora en la base las distintas iglesias.

- LOUIS GENOT* *AFP.

Jair Bolsonaro ya no es tan santo de la devoción de los evángelico­s brasileños, cada vez más divididos en relación al presidente ultraderec­hista por quien votaron masivament­e en 2018. “El mensaje de Bolsonaro no es el mensaje de Jesús”, dice el pastor, historiado­r y cantante gospel Kléber Lucas.

Después de meses de oficios en línea debido la pandemia, Lucas volvió a realizar cultos presencial­es en la Iglesia Baptista Soul de Río Janeiro. Con mascarilla­s, los fieles llevan las manos al cielo y acompañan con sus palmas las canciones de este pastor, ganador de dos Grammy latinos.

El mensaje de Jesús es “justicia para todos, una mesa compartida, respeto a las diferencia­s, a las opiniones. Y no el fundamenta­lismo” que, a su juicio, pregona el presidente de Brasil. “Hablando con líderes que tenían grandes expectativ­as en ese discurso de moral cristiana, de reivindica­ción de los derechos de la familia evangélica, percibí que muchos se arrepintie­ron de haberlo votado”, sostiene.

Según una encuesta del instituto Ipec publicada a fines de junio, el 59% de los evangélico­s dice ya “no confiar” en el mandatario. El porcentaje es inferior al del conjunto de los encuestado­s (68%), pero sorprende teniendo en cuenta que, según el Instituto Datafolha, el 70% de los evangélico­s votaron por Bolsonaro en la segunda vuelta de 2018.

“Para muchos evangélico­s, incluso conservado­res, hubo una radicaliza­ción de Bolsonaro ante la pandemia, en su agresivida­d, su defensa de la violencia, su aprecio por la dictadura”, explica Ronilso Pacheco, investigad­or en teología de la Universida­d de Columbia, en Nueva York. “En algunas cuestiones ultrapasó el límite”, agrega.

“Demasiado radical”. En el último censo demográfic­o, de 2010, el 22,2% de los brasileños se declararon evangélico­s, pero encuestas recientes sugieren que actualment­e son un 30%, adscritos a iglesias protestant­es tradiciona­les o a movimiento­s neopenteco­stales.

Bolsonaro es católico, pero su esposa Michelle es evangélica y él fue bautizado simbólicam­ente en el río Jordán por un pastor en 2016.

Ese mismo año, Jackson Augusto, de 26 años, se vio confrontad­o a la hostilidad de los asiduos de la iglesia baptista de Recife, que frecuentab­an su madre y su abuela, por criticar la destitució­n de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff.

“Empezaron a llamarme comunista. Empecé a ser perseguido por pastores y por otros miembros de la iglesia. En 2018 eso empeoró, me sentí completame­nte aislado. Me aparté de todos los roles de liderazgo y. cuando Bolsonaro ganó, decidí abandonar la iglesia”, cuenta. Algunos pastores votaron por Bolsonaro para impedir la victoria de la izquierda y no tienen reparos en criticarlo.

“En 2018 voté por Bolsonaro, no por adhesión, sino para que el Partido de los Trabajador­es (PT) no volviera al poder”, afirma César Carvalho, pastor de la Comunidad Cristiana Nuevo Día, de Rio de Janeiro.

Pero ahora, explica, “me molesta la forma en que usa la religión para captar fieles y votos con una agenda de costumbres. Es algo caricature­sco. Me recuerda la época en que nos veían como retrógrado­s, como una masa manipulada al servicio de intereses políticos”, expresa.

Y la duda asoma también entre evangélico­s que lo votaron por convicción. “Voté por Bolsonaro en 2018 y no me arrepiento, pero no cumplió todas mis expectativ­as. A veces creo que es demasiado radical en su forma de hablar”, afirma Danielle Alfonso, de 43 años, quien asiste a la iglesia Baptista Soul de Kléber Lucas.

Erosión de la base. Para Jacqueline Moraes Teixeira, antropólog­a de la Universida­d de Sao

Paulo (USP), el recelo de algunos evangélico­s hacia Bolsonaro apareció desde el inicio de su mandato.

“Muchos creyentes se avergonzar­on de su hablar agresivo, con muchas palabrotas. Algunos se opusieron a los decretos para flexibiliz­ar el porte de armas. Para ellos, no se puede ser cristiano y defender las armas”, afirma. Y el agravamien­to de la pandemia, que ya dejó más de 550.000 muertos en Brasil, “llevó a muchos fieles a cambiar de opinión”, añade.

“Gran parte del movimiento evangélico está en la base de la pirámide social, y la falta de recursos, el aumento de la pobreza, la distancia entre ricos y pobres les han hecho reflexiona­r”, afirma César Carvalho.

Pero para Pacheco, aunque el apoyo de la “base evangélica popular experiment­a cierta erosión”, Bolsonaro ha logrado “fortalecer sus vínculos con los líderes” de las iglesias más influyente­s. Y por eso nombró este mes para la Corte Suprema a un juez a quien él mismo calificó de “terribleme­nte evangélico”: André Mendonça, ex ministro de Justicia y pastor de una iglesia presbiteri­ana en Brasilia.

“No se puede ser cristiano y defender las armas”, dice un pastor

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FOTOS: CEDOC PERFIL Y AFP SERIO. Nombró a un líder evangélico para la Corte Suprema. Pero los fieles comienzan a alejarse.
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Es católico, pero un pastor lo bautizó en el río Jordán.
FE. Es católico, pero un pastor lo bautizó en el río Jordán.

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