“Parece que la soja es peronista”
El nuevo presidente de una de las entidades de la Mesa de Enlace representa un carácter diferente de productor, menos ligado a la propiedad de la tierra. Con estilo campechano, explica cómo vivió las dificultades de los 90, la crisis del campo de 2008 y la compleja relación con el gobierno nacional. Cuenta que fue al acto del 9 de Julio en San Nicolás, pero que considera el diálogo como condición esencial para la democracia. El futuro de la producción agropecuaria en tiempos de commodities en valores que parecen favorecer al Gobierno.
—¿Dónde estabas vos entre abril y julio de 2008, momento en el que muchos ubican el origen de la forma actual de la grieta?
—El 2 de abril de 2008 fue el primer movimiento de queja del campo ante el atropello de la famosa 125 y nos juntamos un grupo no muy grande con la Mesa de Enlace en Gualeguaychú. Ahí empezó la gesta de 2008, que fue hasta julio. Esa noche del “no positivo” de Julio Cobos en el Rosedal pusimos un escenario y una pantalla gigante. Estuvimos hasta entrada la madrugada acompañando con Luciano Miguens, presidente de la Rural. Un día antes el campo hizo un gran encuentro ciudadano en el Monumento a los Españoles. También estuve.
—¿Te imaginabas en Gualeguaychú, en abril, que iba a escalar a ese punto?
—No, nunca. Veníamos de una semana de paro. Se decretó el levantamiento para empezar a ver si el gobierno reaccionaba y se aflojaba la tensión, pero no. Fue creciendo. Cada vez que hablaba Cristina Kirchner se generaba más enojo. Se percibía en los cortes de ruta. Fue creciendo de una manera importante.
—¿Cuánto tuvo que ver ahí la impronta de personas como Alfredo De Angeli?
—Muhísimo. Se involucró fortísimamente en nuestra zona. Es un tipo con carisma. En ese momento era contratista rural, un tipo de trabajo ligado a la Federación Agraria.
—Y que hablaba con lenguaje llano.
—El “minga nos van a sacar de acá”, por ejemplo. Hablaba fácil Alfredo. Eso cautivó a muchísima gente. La gente se involucraba. Se armaban colas terribles en la ruta. Eran insoportables, pero la gente se lo tomaba bien. Fue bueno que el campo lograra el apoyo de la ciudadanía. Eran momentos tensos. Se peleaba algo fuerte, pero con un humor y una forma de llevarlo muy buena.
—Escribiste en tu cuenta de Twitter el 17 de julio sobre el aniversario número 13 del enfrentamiento del gobierno con el campo: “Hoy quiero destacar que, más allá de lo vivido, el mayor legado que nos dejó ese movimiento histórico fue la unión de los productores: la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias”. ¿Podujo un cambio copernicano en la relación entre el campo y los gobiernos?
—Tenemos que rescatar a la generación y unión de esa Mesa de Enlace. Las entidades del campo, la nuestra, antiquísima, con 155 años, la Federación Agraria, CRA, Coninagro iban cada una por su andarivel. Una situación como la de la 125 nos llevó a juntarnos. Nos dimos cuenta de que peleamos con lo mismo. Quizá tenemos matices al encarar ciertas cosas. Pero ante situaciones límite, el campo tuvo la sabiduría de unirse.
—¿Eso es para siempre?
—Sí. Desde mi lugar voy a pelear para que eso sea.
—Cuando uno analiza los modelos de mayor intervención del Estado en los países latinoamericanos del Pacífico, a un gobierno más estatizante le resulta más fácil en el Pacífico estatizar aquello que produce la mayor cantidad de recursos exportables para el país. En el caso de Venezuela el petróleo, en el caso de Perú y de Chile los minerales. En el caso del campo hay una diferencia que quizá fue el límite que encontró el kirchnerismo, porque en realidad no es un stock, es un flujo. Si no plantás, no te podés apropiar de la renta. ¿Los ubica en un lugar diferente de negociación?
—Tal cual. Por el espacio que tiene nuestro país, las producciones son muy diversas. No es lo mismo producir en la Pampa Húmeda que en Salta
o en plena Patagonia. Tenemos ingredientes que hacen más complicado el transporte, poder colocar nuestro producto en diferentes mercados. Necesitamos que el gobierno sea un aliado.
—Pero al mismo tiempo el gobierno los necesita de aliados. Hay un equilibrio que no se da en otras materias primas, donde el Estado puede estatizar directamente el stock y el flujo. En el caso de ustedes, puede estatizar el stock. Pero sin flujo, el stock no hace nada.
—La tierra es un bien de nuestro país. Es importantísimo que los productores seamos los que trabajamos esa tierra. Somos nosotros y no el Estado los que intervienen. Invertimos nuestro dinero para generar más y mejor producción al modernizarnos. Somos muy importantes en la cadena de valor de la Argentina.
—En tu presentación de Twitter, además de consignar tu condición de productor de carne, decís que sos “integrante del Movimiento Compromiso Federal y presidente de la Sociedad Rural Argentina”. ¿Por qué Compromiso Federal antes que la SRA?
—La Sociedad Rural tiene 155 años de historia. Soy el presidente del número 50, pero en toda la historia de la Rural nunca una línea opositora al oficialismo ganó una elección. Hace dos o tres años, cuando yo era miembro de la comisión directiva de la Rural, un grupo de socios encabezados por Alberto Ruete y Marcos Pereda, quien me acompaña hoy como vicepresidente, generó el Movimiento Compromiso Federal, una línea interna con una propuesta más moderna, más federal, y una propuesta para gobernar la Rural más horizontal donde directores, socios y delegados tengan posibilidad de ser protagonistas. La Rural históricamente es muy presidencialista. El presidente toma las decisiones y está en todos lados. En seis meses armaron un equipo, se presentaron a elecciones. Compromiso Federal perdió 60% a 40%.
—Ahora ganaron por 60 votos. En aquel momento
habían logrado en muy poco tiempo el 40% de los votos.
—Lo más importante es la cantidad de socios. La elección en la Rural siempre fue muy poco participativa del socio, votaban unos 500 socios. Ahora fueron casi 1.900.
—¿Cómo explicarías ese interés?
—El socio de la Rural estaba ávido de ver la presentación de dos líneas internas con diferencias y matices. Despertó interés. Hicimos una campaña larguísima de un año y pico porque la pandemia iba postergando la elección. El socio no solo demostró que no se cansó, sino que participó votando. Fue algo muy bueno para la institución.
—Desde Compromiso Federal, antes de asumir, hicieron una evaluación y llegaron a las siguientes conclusiones. “Hubo recuperación de precios agrícolas y ganaderos, un incremento de las operaciones comerciales mediante distintas plataformas financieras, los remates virtuales se consolidaron como una herramienta a lo largo del país, la agricultura tuvo muy buen cierre de campaña 2019 y 2020 y los primeros resultados de la cosecha fina auguran buenos rendimientos”. ¿Cómo es hoy la situación del campo promediando 2021?
—Fue una cosecha un poco más magra respecto a volúmenes, ayudada por un cambio en los valores en las commodities, que subieron, gracias a Dios, de una manera importante. Eso incentiva al productor. Falta poco para que se termine la siembra de trigo. Se espera una cosecha buena, porque hubo más cantidad de hectáreas sembradas. En cuanto a la ganadería, somo expertos en generar problemas donde no existen. Veníamos con un repunte importante, se llegó a exportar mucha carne el año pasado. Esta idea del Presidente de cerrar la exportación por un miedo a que la carne esté subiendo mucho en la mesa de los argentinos nos lleva para atrás, a 2006. Ese cierre intempestivo de la exportación de carne trajo consecuencias muy malas. Se perdieron 10 millones de cabezas. El productor se cansó de criar una vaca o de engordar un animal. Se perdieron millones de cabezas. Hubo 120 y pico de frigoríficos cerrados, miles de trabajadores en la calle. Repetimos eso en ganadería bovina. Tratemos de haber aprendido de algo.
—Cristina Kirchner suele citar al editor de Economía del diario “Página/12”, Alfredo
Zaiat. La vicepresidenta hizo un hilo con uno de sus últimos panoramas “Las fabulosas ganancias con maíz, soja y girasol en la provincia de Buenos Aires”. El artículo señala: “En la última cosecha, tres de los cuatro cultivos más importantes ofrecieron cada uno el margen bruto más elevado en lo que va del siglo. En promedio, productores bonaerenses de soja, maíz y girasol nunca registraron una rentabilidad tan importante en los últimos veinte años. El trigo les entregó una buena ganancia, pero no fue la máxima, como en el caso de los otros”. ¿Es así?
—Esto es tan amplio. La vicepresidenta y el periodista están haciendo una lectura mala. La Argentina siembra y cosecha en diferentes lugares. Puedo asegurar que en Entre Ríos sembré maíz y no tuve esas ganancias extraordinarias. Hay que ser un poquito más prudente cuando uno emite una comunicación de ese nivel.
—¿Genera perplejidad que un gobierno con el que el campo tuvo conflicto vuelva a tener precios altos de las commodities?
—El otro día le dije a un funcionario del Gobierno: “Me parece que la soja es peronista”. En su anterior gobierno también hubo un pico así de suba de precios de las commodities. Ojalá que los precios sigan siendo de este nivel. Ayuda muchísimo a Argentina.
—Que la soja sea del gobierno que suba.
—Exactamente. Que se mantenga en valores buenos.
—¿Cómo vendrá la próxima cosecha?
—Hay buenas perspectivas. De trigo vamos bien; también de maíz y soja, si se mantienen las situaciones. Hace poquito también hubo una intención de cierre de la exportación de maíz. Si dejamos que los mercados se desenvuelvan tranquilamente y abiertos, y trabajando con la oferta y demanda, vamos a ir para adelante. Es nuestra apuesta.
—¿El aumento de las commodities
viene para quedarse por la inflación en Estados Unidos?
—El aumento es coyuntural. Depende de muchos factores. Por ejemplo, cuando China está ávida sale a comprar vorazmente y con ansias de compra inmediata. Eso mantiene los valores altos en los países como el nuestro, productores de materia prima. No sé si se va a seguir con este nivel de precios. Ojalá que sí.
—¿La gestión de Daniel Pelegrina fue continuidad o disruptiva con las anteriores?
—Veníamos con una línea con Hugo Biolcati y más que todo con Luis Miguel Etchevehere. Pelegrina era el vicepresidente de Etchevehere. Cuando Etchevehere fue al ministerio y asumió Pelegrina de presidente, lo acompañé terminando de completar el mandato. Por la forma de gestionar de Daniel, preferí dar un paso al costado.
—¿Cómo viviste el conflicto de la familia Etchevehere en Entre Ríos, provincia en la que tenés parte de tu establecimiento agropecuario?
—Fue penoso. La hermana de Luis Miguel tendrá sus temas familiares con sus hermanos y con su madre. Pero ver un grupo de gente que se metió en un campo y lo tomó fue penoso. Se avasallaron derechos. Me daba mucha pena ver esa situación.
—¿Estuviste allí?
—Sí, acompañé a Luis Miguel y a su madre como amigos que somos. Haciéndole el aguante, como quien dice.
—¿Luis Etchevehere abrió un nuevo paradigma en la conducción de la Sociedad Rural Argentina?
—Etchevehere fue un tipo que le puso una impronta muy importante a la Sociedad Rural. Le dio una vueltita más de rosca a la forma de cómo dirigirla. Quizá le puso su impronta como tipo del interior. Fue de los pocos presidentes que venían del interior. Así que le dio una impronta y un perfil diferentes.
—Se asocia a Etchevehere con Mauricio Macri por haber sido ministro de Macri, y a vos con él. ¿Es un prejuicio pensar que la Sociedad Rural es más dura con el Gobierno?
—No hay nada de realidad. Sí es real que el presidente de la Rural se fue al Ministerio de Agricultura, cosa que festejamos. Pero en la actual conducción de la Rural tenemos gente de todo tipo de partidos políticos. Somos abiertos, es muy heterogénea nuestra actual conducción. El hermano de Etchevehere, Juan Diego, está con nosotros.
—¿Preside en una de las provincias?
—Exacto. Está como director titular del distrito siete, la provincia de Entre Ríos.
—¿Cuánto representa lo que los porteños conocemos como la Rural en el patrimbonio de la Rural?
—El predio de Palermo se compró por el 94, y para hacer las reformas se tomó un crédito muy fuerte con el Banco Provincia. El pago de ese crédito nos llevó gran parte de la historia. Hace pocos años terminamos de pagarlo. Durante muchos años, todo lo que generaba el predio fue para
“Ante situaciones límite el campo tuvo la sabiduría de unirse.”
“Necesitamos que el Gobierno sea un aliado.”