Perfil (Sabado)

Oda a Léaud

- NANCY GIAMPAOLO

Una habitante del pueblo de Versalles que conocí en una panadería hace unos años (y que gentilment­e me dejó entrar a su casa para mandar un mail porque mi celular había muerto) expresó, en consonanci­a con muchos epicúreos de la arquitectu­ra y la decoración, que el palacio erigido por Luis XIV es una especie de grasada. “Demasiado de todo, sobre todo de dorado”, se quejaba cacofónica­mente esa mujer, sorprenden­temente parecida a Isabelle Huppert, y la verdad es que no tuve argumentos para refutarla.

El exceso es, en efecto, el sello distintivo del palacio y, sobre todo, del espíritu que lo vio nacer. Sin embargo, desde que vi La toma del poder de Luis XIV, de Roberto Rossellini, todo lo relacionad­o a ese edificio y su mentor me atrae irreversib­lemente, y no hay dorado que alcance para refractarm­e. Documental­es muy bien hechos, pero también basuras plagadas de horrendos efectos digitales; ficciones relativame­nte elegantes, pero también telefilms pedagógico­s, me convocan como el canto de las sirenas.

Por esa atracción que es casi un vicio, ayer me precipité, sin reparar en el director ni en el protagonis­ta, en hacer click en el link de una película estrenada en 2016 (justo el mismo año en el que la falsa Huppert me prestó su PC), llamada La muerte de Luis XIV. Esperaba alguna cosa ligera, como lo que hizo Sofia Coppola con María Antonieta, y en cambio encontré una joya contemporá­nea, dirigida por el catalán Albert Serra y protagoniz­ada por

Jean Pierre Léaud.

Quizá por haber sido rubricada por un extranjero, quizá por haber sido inicialmen­te pensada como una instalació­n que iba a llevarse a cabo en el centro Pompidou, quizá porque el diablo metió la cola, no llegó a ser parte de la competició­n de Cannes, pero el festival tuvo al menos el buen tino de darle la Palma de Oro a su protagonis­ta.

A Léaud lo conocí, como la mayoría, haciendo de Antoine Doinel, y automática­mente se transformó en alguien completame­nte real. El drama de un niño, al que yo le llevaba pocos años en el momento de ver la película, era demasiado potente para ser ficción. Ni siquiera el blanco y negro o la moda de tantas décadas atrás supusieron una merma en sus cualidades realistas. Después de Los 400 golpes (que reveo de tanto en tanto con quienes aún no la vieron, como los estudiante­s a los que doy clase o mi hijo), acompañé el crecimient­o de Léaud con sus derivas amorosas y políticas, con su acumulació­n de decepcione­s y fracasos ficcionale­s, pero siempre verdaderos en mi percepción. No pude ver nada de lo que hizo, incluyendo trabajos de los años 90 o principios de este siglo bajo las órdenes de directores no franceses que lo habían fetichizad­o, como ficción: Léaud es tan concreto como un vecino. Ahora, gracias a la extraordin­aria agonía que le vi padecer ayer, sé que finalmente ha muerto en la consumació­n de su gloria y temo que se lleve puesto a todo el cine con él.

 ?? Michael Ramirez, Las Vegas Review-journal, Las Vegas, EE.UU. ?? HERMANO. Las autoridade­s de los EE.UU. ya no saben qué hacer con los antivacuna­s. El número de casos se dispara un 70% en una semana.
Michael Ramirez, Las Vegas Review-journal, Las Vegas, EE.UU. HERMANO. Las autoridade­s de los EE.UU. ya no saben qué hacer con los antivacuna­s. El número de casos se dispara un 70% en una semana.
 ?? Kevin Kallaugher, The Economist, Londres, REINO UNIDO ?? ESTÍMULO. Biden pidió a los distintos estados del país que incentiven la inmunizaci­ón contra el covid-19 pagando 100 dólares a cada vacunado.
Kevin Kallaugher, The Economist, Londres, REINO UNIDO ESTÍMULO. Biden pidió a los distintos estados del país que incentiven la inmunizaci­ón contra el covid-19 pagando 100 dólares a cada vacunado.
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