Las comunidades originarias se enfrentan contra la minera
DOCUMENTAL
Dirección y guion: Tian Cartier y Martín Longo Con la participación de: Clemente Flores, Leopoldo “Teuco” Castilla, Ismael Flores, Pía Marchegiani, Bruno Fornillo, Ernesto Calvo y Miguel Soler Origen: Argentina (2020) Duración: 75’ Disponible del 1º al 9 de agosto en www. enelnombredellitio.org.ar
Amediados del 1800, en Estados Unidos, se produjo la llamada fiebre del oro. En la actualidad estamos viviendo la fiebre del litio. El litio lo extraen empresas multinacionales, en nuestro país, de las Salinas Grandes, de Jujuy. La Argentina, junto con Chile y Bolivia, forman el llamado triángulo del litio. América Latina es la nueva tierra prometida en la que los líderes del mundo invierten sus capitales para comercializar este nuevo oro blanco. En nuestro país ya operan mineras con capitales chinos, franceses, japoneses. Este elemento químico, o metal blando, el litio, se utiliza para baterías de celulares y computadoras, y se prevé que en pocas décadas más también los autos las utilizarán.
Si por un lado se habla de cuidar el medioambiente, por el otro se lo destruye. Como oportunamente detalló Pino Solanas en su documental de 2009, Tierra sublevada: oro impuro, las mineras y su utilización del agua secan los suelos. En la zona del Salar de Olaroz, dice una mujer de las varias comunidades originarias que habitan la zona, no quedan ni animales ni personas. Las comunidades de la zona, si bien observan que las multinacionales han dado trabajo a muchos de ellos, consideran que esto es a corto plazo. El daño que provocan en el suelo por la falta de agua, debido a los miles de litros que deben utilizar para sus excavaciones y extracciones, convierte en estéril la tierra. Tierra que las comunidades originarias han preservado desde sus ancestros, con su trabajo y sus cultos a la Pachamama, o los bailes del Sikuri, que aún practican para provocar lluvias.
El documental de Cartier y Longo es exhaustivo, amplio y detallista. A la vez que tiene un dominio sostenido del ritmo narrativo. Sin perder el origen y la fuente de la que proviene el litio, las salinas y lo que les ocurre a sus habitantes, van mechando las imágenes con gráficos, dibujos y sobreimpresiones en los que no faltan los típicos discursos engañosos de los líderes del presente y del pasado. Un valor agregado con el que los directores despiertan el interés del espectador es la continua confrontación entre las bellezas naturales que se desprenden de las salinas, las que aportan imágenes espectrales que parecen pertenecer a una producción de ciencia ficción, y la incansable lucha de sus habitantes por preservar el agua y el medioambiente. Una notable fotografía e investigación cierra otro capítulo de la lucha de los pueblos originarios por intentar que se respete la tierra de sus ancestros.