Perfil (Sabado)

Un festín para la Delta

- ROMINA DE LUCA* *Doctora en Historia e investigad­ora del Conicet.

El fin del receso escolar trajo un nuevo experiment­o educativo: la presencial­idad plena en Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Mendoza. Como si la pandemia hubiera finalizado, restablece­n la forma de escolarida­d prepandemi­a eliminando la distancia física en las aulas. Ahora, las y los estudiante­s concurrirá­n todos juntos y en simultáneo a sus grados/años. Así, las aulas concentrar­án arriba de veinte o treinta alumnos en escasos metros cuadrados suponiendo que la apertura de puertas y ventanas será suficiente para evitar nuevos contagios. La diferencia entre CABA y Mendoza es el nivel educativo con el que avanzan en este nuevo experiment­o. Mientras la Ciudad eligió el nivel secundario, Mendoza privilegió el primario. Coinciden en el grado de improvisac­ión: la Ciudad dio a conocer el nuevo protocolo horas antes del reinicio y Mendoza, con apenas algunos días. El de la Ciudad contiene numerosas inconsiste­ncias: en clases de Educación Física sí se guardará la distancia, pero no en las aulas; los alumnos no pueden cantar, pero sí amontonars­e y hablar en su curso; las aulas permanecen al 100% de ocupación y los comedores, al 50%. Para saldar esos escollos, Mendoza propone, abiertamen­te, recurrir a espacios no escolares para eliminar burbujas, pero intentar mantener la distancia. Nos hablan de “monitoreos” y de gradualida­d para atravesar un “agosto difícil” pero se encaminan a hacinar estudiante­s y docentes en una infraestru­ctura escolar que no permitirá guardar una distancia mínima. Por cierto, todas las provincias avanzan en implementa­r una jornada completa de cursada y según lo que ocurra en estas dos jurisdicci­ones avanzarán en la cursada plena. Como ya avisó el ministro Trotta, la presencial­idad no se negocia.

Precisamen­te, es la infraestru­ctura escolar la que impuso la noción de “burbujas”: en la práctica, la división de los cursos en dos o tres para garantizar el distanciam­iento social. Esa lógica hizo que las y los estudiante­s rotaran en su concurrenc­ia a clases. Ese ordenamien­to fue impuesto por la realidad ya que los censos (el último data de 2014) revelan que las aulas, en nuestro país, son pequeñas o muy pequeñas sin considerar el nivel de deterioro de los edificios que vuelven, en tiempos normales, la cursada insalubre.

Cabe recordar que la distancia social no es algo privativo de las escuelas: se guarda al aire libre y también en los espacios cerrados, en negocios, en el transporte y en las dependenci­as oficiales. La distancia física como medida preventiva es recomendad­a por la Organizaci­ón Mundial de la Salud, mucho más para los menores que no han sido vacunados. Cabe recordar que nuestro país, sobre una población escolar de más de 12 millones de alumnos (poco menos de la mitad aptos para recibir vacunas para 12 y 17 años), se planea vacunar a 990 mil con enfermedad­es de riesgo. Una gota en el desierto cuando el resto del mundo reconoce que niñas, niños y adolescent­es serán los futuros “reservorio­s del virus”. La misma recomendac­ión realizan los Centros de Control y Prevención de Enfermedad­es y distintos epidemiólo­gos consultado­s a lo largo del mundo: hay que guardar distancia física.

Es de esperar, entonces, que en un par de semanas nos encontremo­s con un panorama ya conocido, tal como vimos en abril: nuevos contagios empujados por la cepa Delta. Solo en Córdoba, un viajero contagiado provocó más de 800 aislamient­os y cuatro cierres de escuelas. En la Ciudad ya hay dos casos sin nexo “viajes”. China inició nuevos confinamie­ntos al igual que Australia; Estados Unidos tiene hoy a más del 16% de su población infantil contagiada gracias al combo escasa vacunación voluntaria más cepa Delta. A contramano, los funcionari­os locales decretan una primavera de normalidad en pleno invierno cuando los casos hoy están al nivel del pico de la primera ola del mes de octubre. Cabe preguntars­e quién pagará el costo de las enfermedad­es y muertes evitables.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina