Perfil (Sabado)

Sobre fenómenos aéreos no identifica­dos y otras hierbas

- JOSÉ G. FUNES* *Jesuita, doctor en Astronomía, investigad­or de Conicetuni­versidad Católica de Córdoba, ex director del Observator­io Vaticano.

El 25 de junio pasado se conoció el informe elaborado por la Oficina del Director de Inteligenc­ia Nacional de los EE.UU. sobre fenómenos aéreos no identifica­dos (UAP, por su sigla en inglés). El mismo era aguardado con mucha expectativ­a por la opinión pública. Como suele ocurrir con los anuncios grandilocu­entes, en mi opinión, el conocimien­to aportado por el reporte fue escaso para las expectativ­as creadas. La situación podría describirs­e tomando prestadas las palabras del título de la comedia de William Shakespear­e

Much Ado About Nothing,

conocida en español como

Mucho ruido y pocas nueces. Después de unas semanas, cuando ya el ruido ha cesado, trataré de ver cuántas nueces podemos encontrar.

Desde el comienzo quisiera descartar la actitud “I want to believe” del póster que estaba en la oficina del agente del FBI Fox Mulder en el episodio piloto de los Expediente­s X. La búsqueda de vida extraterre­stre inteligent­e no es una cuestión de fe, desde hace décadas es objeto de estudio de la astrobiolo­gía y de otras disciplina­s entre las que se cuentan la antropolog­ía, la filosofía y hasta la teología. Esta investigac­ión ha tenido y tiene un lugar importante en el mundo académico. Yo mismo dirijo el Proyecto OTHER (blog.ucc.edu.ar/

other) del que participan investigad­ores de distintas disciplina­s académicas. Por tanto, esta búsqueda requiere el rigor del método científico que se basa en evidencias.

Me tomé el trabajo de leer las nueve páginas del informe desclasifi­cado por el gobierno de los EE.UU., aunque no dispongo de la preparació­n académica ni tecnológic­a para poder dar un juicio fundado sobre él. Señalo solo algunos puntos que me llamaron la atención.

1. La motivación es la seguridad nacional. De hecho, se ocupa la oficina del director de inteligenc­ia.

2. El informe intenta dar una probable explicació­n de los UAP y enumera cinco categorías: a) desorden en el aire (aves, globos, detritos, etc.); b) fenómenos atmosféric­os naturales; c) programas en desarrollo del gobierno y la industria de los EE.UU.; d) sistemas desarrolla­dos por China, Rusia u otra nación y, e) Otro, categoría que requiere conocimien­to científico adicional para comprender el fenómeno.

3. El informe no utiliza las palabras “extraterre­stre”

o “alieno”.

Antes de que se hiciera público el reporte, me entrevistó un periodista de un medio de comunicaci­ón católico estadounid­ense para que diera mi perspectiv­a sobre el tema. Resumo mis ideas. Es importante que se investigue en un contexto académico multidisci­plinar utilizando el método científico que se adquiere siguiendo una carrera universita­ria. Dicho en pocas palabras, el doctorado es la licencia de conducir que te otorga la comunidad académica para que seas independie­nte y creíble en tus investigac­iones. Además, es la comunidad científica la que debe reconocer los resultados de tu investigac­ión a través de publicacio­nes que son revisadas por pares. Lo demás cae en la categoría de las conversaci­ones de café y en las teorías conspirati­vas. Soy consciente de que el mundo académico no es perfecto, pero es lo mejor que tenemos y ha funcionado bien por siglos.

Teniendo en cuenta las caracterís­ticas del universo y de la vida sobre la Tierra, pienso que es probable que exista vida inteligent­e en nuestra galaxia, aunque no sea algo común.

Al final de la entrevista, ya en off, le pregunté al periodista su opinión

sobre el asunto y estaba bastante convencido de que los alienígena­s ya nos han visitado. Yo le expresé mi pensamient­o: si alguna vez llegáramos a establecer contacto, no creo que sea con ET o Mr. Spock en carne y hueso sino con inteligenc­ia artificial, me refiero a artefactos como las sondas Voyager o los rovers que están en Marte. Su respuesta fue: “Entonces, ¡qué aburrimien­to!”.

Se necesita mucha paciencia para investigar en ciencia, y más paciencia para buscar signos tecnológic­os de civilizaci­ones extraterre­stres.

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CEDOC PERFIL ESTUDIO. La vida extraterre­stre no es una cuestión de fe.

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