Perfil (Sabado)

Avanza el reclamo por un diálogo social en Cuba

Analistas y representa­ntes de la oposición coinciden en que ahora es el momento tras las protestas del 11 de julio.

- CARLOS BATISTA*

Con un sistema unipartidi­sta y una sociedad civil dividida, algunos en Cuba comienzan a contemplar un diálogo nacional tras el sacudón de las protestas del 11 de julio, una vía necesaria según expertos, pero inaceptabl­e para los extremos ideológico­s.

Tras las inéditas manifestac­iones del 11 y 12 de julio, en las que miles de cubanos exigieron libertad y el fin de las penurias cotidianas, el presidente Miguel Díaz-canel reconoció la necesidad de “la autocrític­a, de la rectificac­ión pendiente, de la revisión profunda de nuestros métodos y estilos de trabajo”.

Esta reflexión aún no ha encontrado eco entre los manifestan­tes, pese a que se han dictado medidas provisiona­les para facilitar el acceso a alimentos y medicament­os.

“El gobierno ha roto el diálogo, un pacto con un pueblo diverso, que no acaban de reconocer y es tiempo ya de que reconozcan la diversidad que hay en Cuba”, dice el dramaturgo Yunior García, detenido en las protestas y luego liberado.

Académicos y politólogo­s cubanos han hablado en días recientes sobre la necesidad de un diálogo sobre la base del respeto, la soberanía y la independen­cia del país, sin permitir que Estados Unidos meta las manos.

El camino no parece libre de obstáculos, con una prensa estatal que ignora estas ideas, sin espacio para la oposición y el Partido Comunista de Cuba (PCC), constituci­onalmente reconocido como único. El antecedent­e más cercano es la negociació­n encabezada en 2010 por el entonces presidente Raúl Castro con el cardenal Jaime Ortega, que resultó en la liberación de más de 130 presos políticos.

Evitar “una salida cruenta”. De acuerdo con las propuestas, el encuentro abarcaría a cubanos en la Isla, representa­dos por el PCC, sus “organizaci­ones sociales y de masas”, así como a grupos disidentes y representa­ciones de la emigración.

“Salvo por algún segmento muy radicaliza­do de la emigración, sería aceptado por la mayoría de cubanos dentro y fuera del país”, dice Ivette García, académica de la Universida­d de La Habana.

La experta considera que el diálogo es “necesario y posible” porque el común denominado­r es “el interés en salir de la crisis sistémica devenida en crisis de gobernabil­idad, preservar la soberanía y la paz interna” para evitar “una salida cruenta”.

La herida abierta se reflejó en la confrontac­ión del 11 de julio entre manifestan­tes y partidario­s del gobierno que respondier­on al llamado de Díaz-canel de defender las calles. “A un país no le cuesta nada dialogar incluso con quienes no tienen un programa –advirtió días después en su blog el ícono de la Nueva Trova, Silvio Rodríguez–, pero le puede costar cuando al cabo de unos años esa persona ya tenga una idea más nítida de lo que quiere y concluya en que no se le quiso ayudar”.

El gobierno no ha respondido a estas expresione­s y, según Ivette García, se aferra con “poca inteligenc­ia y lente político al discurso tradiciona­l”. La académica prevé que, en caso de aceptar un diálogo, tratará de darlo en sus términos.

La lluvia de ideas incluye a quienes creen que el cambio tendrá que darse de manera escalonada para aterrizar en un modelo más plural y que ayude al consenso.

“Deben reconocer la diversidad que hay en Cuba”, dice el dramaturgo Yunior García

Las heridas acumuladas. “El extremismo obstaculiz­a el diálogo cuando se atrinchera y, en nombre de la defensa de la Revolución, descalific­a cualquier tipo de crítica”, dice por su parte el politólogo y ex diplomátic­o Jesús Arboleya, en alusión al extremo más duro del PCC.

Tanto Arboleya como Ivette García descartan la inclusión de la derecha radical del exilio en Miami, siempre opuesta a cualquier tipo de diálogo.

Los llamados también se expresaron el 27 de noviembre de 2020 a través de 300 jóvenes artistas que se manifestar­on de manera inédita frente al Ministerio de Cultura, exigiendo libertad de expresión, o de otros opositores que piden cambios políticos radicales, como el Consejo para la Transición Democrátic­a, con el ex preso político José Daniel Ferrer a la cabeza.

Manuel Cuesta Morúa, vicepresid­ente de este consejo y un moderado, considera “posible un diálogo intrasocia­l entre los diversos sectores y desde la pluralidad, que han ido apareciend­o en el espacio público”. Pero cree que no hay condicione­s para el “diálogo político Estado-sociedad”.

La estructura rígida del Estado, sustentada en el PCC, y su lenguaje inflexible hacia la diferencia “no crean el tejido y el clima de confianza necesarios para avanzar en esa dirección”, dice Cuesta Morúa.

Ivette García cree que la resistenci­a al diálogo nacional de las partes se debe a la “crispación del momento, las heridas acumuladas, y a que no hay experienci­a en ese tipo de diálogo”, pero la gravedad de la crisis plantea la necesidad de una salida pacífica.

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FOTOS: CEDOC PERFIL Y AFP
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EXTREMOS. Partidario­s y opositores del régimen, en las calles de La Habana. El presidente Díaz-canel hasta ahora ha repetido el viejo mensaje duro y represivo a toda disidencia.

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