Supervillanos clase C al frente de una misión imposible
É
sta es una de esas películas que por lo insólita, desquiciada y su humor un poco bizarro atrapa la atención. A medida que avanza la irreverente narración fílmica, con acertadísimos planos visuales de James Gunn (la saga de Guardianes de la Galaxia, Super), sus giros impredecibles y hasta absurdos, ya no importa si los protagonistas tienen una misión que cumplir: lo interesante son sus acciones y por qué reaccionan de uno u otro modo.
A James Gunn le gusta desafiar las convenciones. Ésta, más que una secuela, es un reinicio del film de 2016. Autor también del guión Gunn se tomó la libertad de cambiar, quitar personajes – desapareció El Joker (Jared Leto)– o agregar otros muy interesantes. Entre ellos, se destaca esa especie de rey tiburón algo deforme, que se transforma cuando huele sangre. O el de la chica que tiene como mascota una rata, o el otro vestido con un traje a lunares que por instantes se pueden convertir en certeros dardos. Ellos son parte de una trama de bien ajustado ritmo narrativo, en la que la heroína Harley Quiin (una Margot Robbie capaz de superarse a sí misma en cada film), junto con el nuevo personaje de Bloodsport (acertadísimo Idris Elba) se convierten en parte de los imprescindibles de esta historia de supervillanos que tienen una misión especial a cumplir: desmantelar una guarida nazi.
Gunn se metió de lleno en el cómic de El escuadrón suicida de DC –cuyas primeras ediciones son de los años 50–, pero él según dijo se inspiró en la de los 80 y lo manipuló a su antojo para transformarlo en un guión a su medida. La premiada actriz Viola Davis es quien vuelve y se siente bien a gusto como la villana que trabaja para el gobierno para invitar a los peores reos de la prisión de Belle Reve a reducir su pena. Si aceptan una misión peligrosa habrá menos condena, claro que el precio es que no se sabe si regresarán con vida. Quizás lo hagan, para continuar saludable la franquicia, o tal vez no. Lo cierto es que la pandilla se embarca en un mar de situaciones que matarían de un susto a cualquiera. ¿Amanda Waller, que parece tan fría como un témpano, les tenderá una trampa? Habrá que averiguarlo. Mientras eso sucede se disfruta de un entretenimiento tan genuino como imprevisible.