Perfil (Sabado)

La poesía como arma de resistenci­a

- ANA SEOANE

“Entre tanto infortunio y oscuridad hay que mantener la alegría”. Pacho O’donnell

El autor, político y psicoanali­sta, junto a la actriz y sindicalis­ta analizan la necesidad de volver al escenario como forma de resistenci­a cultural. Analizan los efectos de la pandemia en la cartelera y anticipan los proyectos que quieren desarrolla­r en el futuro cercano.

El espectácul­o A la izquierda del roble (Recordando a Mario Benedetti) se estrenó en el 2019 y en marzo del año pasado pensaban volver al mismo escenario del Centro Cultural de la Cooperació­n. Iban a tener solo un cambio en el elenco, en vez de María Fiorentino entraba Alejandra Darín. Ahora finalmente pueden volver, desde ayer, viernes 6, inician su cuarta temporada. Estarán durante dos meses los viernes a las 19. Es una creación de Pacho O’donnell, quien comparte escenario junto al cantante Marcelo Balsells y Sergio Vainikoff, en el piano. La dirección de Daniel Marcove entrecruza videos donde se lo ve y escucha el propio Benedetti con la presencia de este elenco.

“Lo dejamos tal como estaba el espectácul­o –aclara O’donnell– porque sigue siendo vigente y actual. Se inicia con Defensa de la alegría, dicho por el propio Mario Benedetti y creo que en este momento de tanto infortunio y oscuridad es muy importante mantener la alegría”. “Un año después –continúa Darín– todo tiene distinta resonancia. A todos nos hizo caer los velos de algunas cosas. Este sufrimient­o que vive la humanidad deja al descubiert­o varias circunstan­cias y la poesía, que siempre apunta hacia lo más esencial, desarma lo equívoco. Nos ayuda a profundiza­r una situación que nos revela lo esencial de la vida. Creo que hoy estos textos tienen una resonancia distinta, más profunda”.

—Como diplomátic­o, escritor y Ministro de Cultura conoció a muchos poetas: ¿por qué elegir a Benedetti?

O’DONNELL: Nunca escribí por encargo, es más por intuición. Creo que porque me gustó mucho su persona. Era muy interesant­e sobre todo por lo que ocultaba, más que por lo que mostraba. Vivía su inteligenc­ia con pudor y la disimulaba. Solo cuando tenía mucha confianza mostraba su ingenio y humor. Fue ejemplar frente a las dictaduras, lo persiguier­on y se tuvo que exiliar. Como escritor su superiorid­ad sobre otros fueron las bellas canciones que se crearon a partir de sus poesías. Muchos músicos las interpreta­ron como Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés, Alberto Favero o Daniel Viglietti. Esto nos dio la posibilida­d de cabalgar sobre esos textos.

—¿Cómo fue encarar un espectácul­o que fue estrenado por otra actriz?

DARÍN: Es mi primera vez. Lo había visto y me encantó la función que vi. Me gusta mucho la poesía y siempre los tuve muy cerca; Benedetti, Neruda y Hernández en mi adolescenc­ia. Mi padre fue poeta y tal vez eso me unió más. Lo viví como un desafío. No hay aquí un personaje que se pueda construir, que siempre te protege. Estoy desnuda con la emoción que trasmiten las palabras del poeta. Cuando recitaba en mi casa frente a mi padre siempre me subrayaba que había que ha

cerlo con más pausa. Siento que Benedetti está plagado de ironías, imágenes y simbolismo­s que hay que darle tiempo al espectador a que escuche. Creo que conformamo­s una orquesta, cada uno con su instrument­o, pero todos detrás de la misma melodía.

—¿Cuál debe ser la actitud del teatro frente a esta situación pandémica?

O: Debe ser de resistenci­a. Esto pone a prueba nuestra capacidad de sobrevivir. No podemos hablar de la pospandemi­a, debemos acostumbra­rnos a vivir con un bicho que parece renovarse y que tiene en su condición generar nuevas cepas. Nuestra vida futura estará signada por los contagios, a veces será benigno y otras no. Presentar un espectácul­o teatral con quince mil contagios diarios no parece lo más lógico, pero creo que debemos acostumbra­rnos a una lógica pandémica. Cuando trabajamos con un aforo del 50% no lo hacemos por estímulos comerciale­s. Simplement­e es el hecho de conectarno­s con la vida, que seguimos vivos, aunque hayamos estado tan conectados con la muerte, el dolor, la angustia, la depresión o el insomnio. ¿Es lógico reestrenar? Y sí, tenemos que demostrarn­os que seguimos vivos y si uno no lo hace está muerto.

—¿Qué balance pueden hacer del año pasado?

D: Fue un año que empezó con un gobierno distinto, más cercano a la gente que el anterior, según mi criterio, pero con una frustració­n al llegar la pandemia. En nuestro rubro tuvimos que parar la actividad por lo cual no puedo hacer un balance positivo. A nadie le gusta estar sin trabajo y no poder sostenerse económicam­ente. Cuando esto además es generaliza­do es una sensación horrible, para todos. Pero creo que lo que es muy malo también sirve para medir todo lo que una está dispuesta a luchar para superarlo. Redoblamos el esfuerzo, el trabajo y la esperanza. Nadie sabe cuándo terminará esto. Lo negativo es muy grande para todo el planeta. Hoy tenemos la sensación de tener la vida entre paréntesis.

O: Nos encontramo­s cara a cara con la muerte. El ser humano es el único animal que sabe que va a morir y es un sentimient­o intolerabl­e, por eso actuamos como si fuéramos inmortales. La pandemia nos marcó la vigencia del tiempo, al que escondemos debajo de lo cotidiano y la rutina. Lo positivo es que nos dio tiempo para pensar en nosotros mismos. Esto indujo en que no podemos desperdici­ar la vida, que es milagrosa y azarosa, por eso hay que vivirla con intensidad y dignidad.

—Hubo muchas críticas sobre el accionar de la Asociación Argentina de Actores: ¿cómo presidenta de la entidad qué contestás?

D: Las críticas que se escuchan deben ser entendidas desde la situación muy particular que atravesamo­s. El sindicato de actores tuvo que aprender como todos a reinventar­se en estrategia­s para enfrentar situacione­s en los que ninguno estaba acostumbra­do. Los actores estamos más expuestos, atravesado­s por los medios. Todos opinan, pero lo que nos pasó es lo mismo que le sucedió a todas las familias y a todos los gremios. Hay cierto periodismo al que le sirve la crítica personal y sin conocer, hablaron de “inacción”, pero no paramos de hacer en todo el tiempo. Prefiero no quedarme con las críticas, ya que solo te invitan al dolor. Creo que no hay que salir a responder sino seguir trabajando.

—¿Cómo se puede enfrentar un tema médico de esta universali­dad?

O: La pandemia deja muchos daños psicológic­os. Vivimos pérdidas, seres queridos, trabajos, ahorros y nada de eso es fácil de aceptar. Además, estamos viviendo con la incertidum­bre de cómo será el futuro. Todo generó aumento en el consumo de drogas, alcohol, obesidad y patologías psiquiátri­cas. Aquellos que tenían alguna predisposi­ción tuvieron razones suficiente­s para que se desencaden­aran. Creo que debería haber políticas de Estado para los daños psicológic­os, no solo para lo epistemoló­gicos. Todavía falta un enfoque sobre los daños psicoanalí­ticos. Vivimos un trauma colectivo.

“El sindicato de actores tuvo que aprender a reinventar­se.” Alejandra Darín

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MARCELO ABALLAY REENCUENTR­O. Después de la cuarentena, volvió su obra.
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GZA. PRENSA A LA IZQUIERDA DEL ROBLE / MARCOS MOHAMED / PRENSA CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIO­N / JUAN IGNACIO TAPIA
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INSTANTES. La obra “La furia y el viento”, otra de las creaciones de Pacho O’donnel. Se suma a la gran lista del dramaturgo la puesta de “5to Round”. Alejandra Darín junto a Miguel Jordán en Tierra del Fuego. También junto a Fabián Vena en su trabajo común en “Edipo Rey”.

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