“Las expectativas son muy importantes en la democracia”
—Hay una palabra que usan tanto los economistas como los politicólogos: “expectativas”. ¿Se puede medir de manera científica? ¿Hablar de expectativas insatisfechas implica ampliar el marco epistemológico de la ciencia política y de la economía y pasar a nuevas categorías?
—La ciencia política, en los últimos setenta años, fue primero muy influida por la sociología, luego por la economía. Esa fue mi época, de alguna manera. Más recientemente, la psicología está aportando elementos muy interesantes que hay que incorporar. El concepto de expectativas es uno de esos elementos, muy importante. La gente reacciona a los resultados de los gobiernos en gran parte sobre la base de expectativas anteriores. Cabe analizar lo ocurrido en los últimos 10 o 12 años en países más desarrollados donde había grandes expectativas, por ejemplo en Europa occidental o Estados Unidos, sobre que nuestros hijos vivirían mejor que nosotros, nuestros nietos mejor que nuestros hijos. Y esto no se confirmó. Al contrario, hubo una gran recesión. Incluso muchos problemas aumentaron por la pandemia. Es lo que genera frustración e insatisfacción, porque las expectativas eran muy altas. Pero hay otros casos de los que se habla menos. Especialmente la India, la mayor democracia del mundo. Estudiar la democracia en el mundo y no incluir a la India sería como estudiar el capitalismo y no incluir a Estados Unidos. O Indonesia, la tercera democracia en población más reciente, todavía insegura, pero muy interesante. Lo que tienen en común estos países y algunos otros es que la gente no tenía muchas expectativas. La India estuvo, desde la independencia, como cuarenta años con crecimiento económico cero. En cambio, en los últimos treinta años ha crecido a un 7% u 8% anual. Las expectativas eran tan bajas que, como el país funciona mucho mejor de lo que se esperaba, la gente está muy satisfecha con la democracia. Cuando se pregunta cuán satisfecho está usted con el modo como funciona la democracia en Europa del sur, incluidas España, Italia y Grecia, y en muchos países de América del Sur, es del 30% o 40% de satisfacción. En la India, es el 85%, precisamente porque las expectativas son muy bajas. Eso no quiere decir que esos países vivan mejor. Hay enormes problemas, se vio con la pandemia, aunque están reaccionando mejor de lo esperado. Pero, por supuesto, en la India se vive muy mal. Aunque el problema con la democracia no es ese. El problema es lo que se esperaba que los gobiernos hicieran y cuáles son los resultados. En este caso, mucho mejores de lo esperado. Las expectativas son muy importantes en la política.