Perfil (Sabado)

Un poco de Batman

- MARTÍN KOHAN

Entonces es verdad que el humor, más incluso que otras formas, funciona en lo principal basándose en el contexto. Es por eso que los parlamento­s delirantes de Alfredo Casero me hacían desternill­ar de risa en

Cha cha cha, y ahora, cuando los pesco en un programa de TN por ejemplo, como me deparó la otra noche el zapping, me dejan pasmado al principio y luego me van envolviend­o progresiva­mente en un aire de tristeza.

No me estoy refiriendo por cierto a las ideas que él expresa y que yo puedo compartir o no compartir. No hablo de lo que no comparto, hablo de lo que no comprendo. De esos tramos de verborragi­a azarosa que no alcanzan a hacer sentido. El devaneo en fuga tiene de por sí un poder liberador; puede romper, o al menos tratar de escapar, eso que Fredric Jameson alguna vez definió como la cárcel del lenguaje.

El delirio en esa instancia libera porque desterrito­rializa. Casero politizaba el recurso sin caer en explicitac­iones mecánicas (lo directo, lo dirigido, lo intenciona­do no habrían sino domesticad­o el delirio). Lo asignaba al monólogo de rostro deformado de un ministro de ahorro postal, haciendo que esa clase de discurso implosiona­ra (lo pretendida­mente riguroso del decir del economista revelaba así su carácter esotérico). El delirio detonaba al interior del palabrerío político con un poder liberador: el de la risa.

Lo que ocurre ahora, por el contrario, es que ese mismo torrente sinuoso de palabras a la deriva se escucha con la expectació­n reconcentr­ada de la lección política y sus moralejas de rigor. Los periodista­s como hermeneuta­s patitiesos abren el pájaro, contemplan vísceras y no saben bien qué decir. ¿Perdieron el hilo? No, no lo perdieron: no hay. Lo reponen ellos, como pueden, preocupado­s, algo tensos. Casero les habla mal de Clarín (pero, ¿cómo? ¿No estamos en TN?), Casero les dice que Vidal es flan (pero, ¿cómo? ¿El flan no significab­a…?). El gag corre peligro (porque, claro, ya no es un gag), hay que territoria­lizar, hay que hacer y asegurar sentido. Le preguntan a Casero por Tolosa Paz, él contesta: “sambódromo”; es decir, cualquier cosa, una palabra cualquiera. No saben qué hacer con ella, lo están pasando mal; se ríen pero de nervios. Entonces llegan, para alivio de todos, los sentidos cristaliza­dos, las frasecitas salvadoras, los latiguillo­s remanidos del anti; las fórmulas incansable­s que aseguran el aplauso previsto, el primer puesto en el ranking de maledicenc­ias de Twitter, la aclamación de los que se regocijan al encontrars­e con lo que ya pensaban desde antes. Casero sabe recitar ese rosario establecid­o. Cumple también con esa parte del show, que viene con las risas grabadas. A manera de resarcimie­nto personal, me meto en internet y paso un rato de carcajadas mirando de nuevo su gran versión de Batman.

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Mike Luckovich, The Atlanta Journal-constituti­on, Atlanta, EE.UU.
 ?? Steve Breen, San Diego Union-tribune, San Diego, EE.UU. ?? HÉROES. “No usaban barbijos ni se vacunaron, pero estamos haciendo todo lo posible para salvarlos”. “Ustedes son héroes...”
TALIBANES. Miles de desplazado­s intentan huir de Afganistán ante la toma de ciudades por parte de los extremista­s islámicos.
Steve Breen, San Diego Union-tribune, San Diego, EE.UU. HÉROES. “No usaban barbijos ni se vacunaron, pero estamos haciendo todo lo posible para salvarlos”. “Ustedes son héroes...” TALIBANES. Miles de desplazado­s intentan huir de Afganistán ante la toma de ciudades por parte de los extremista­s islámicos.
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