El Che en Buenos Aires
La última visita de Ernesto Guevara a la Argentina se produjo el 18 de agosto de 1961 cuando se reunió con el presidente argentino Arturo Frondizi y, camino de regreso al aeropuerto, visitó a una tía suya. El Che fue trasladado secretamente y la noticia tomó estado público únicamente cuando abandonó el país. No existen fotos de Guevara durante su corta estadía en Argentina debido a la naturaleza fugaz del encuentro, aunque sí hay una filmación en blanco y negro de corta duración de él caminando por la Quinta de Olivos. En el libro “Celia, la madre del Che” (Sudamericana, 2005), Julia Constenla reconstruye los hechos, en esta crónica:
“El 17 de agosto de 1961, Guevara pronunció una conferencia en la Universidad de Montevideo ante un público que desbordaba el recinto y las calles veicnas. A la noche, cenó con Salvador Allende, quien también estaba de paso en Uruguay. El 18 de agosto, un desconcertado capitán que había ido al Aeroparque de Buenos Aires a recibir a un visitante desconocido a quien debía trasladar hasta Olivos, sufrió casi un infarto cuando vio bajar del pequeño avión al inconfundible “Che” Guevara. Sus instrucciones eran precisas: Llevarlo directamente en el auto que esperaba en la pista hasta la Residencia de Olivos. El viaje se había mantenido en secreto.
Albino Gómez abrió la puerta para que Guevara entrara en el despacho presidencial, mientras duró la reunión a puertas cerradas permaneció en la antesala con el doctor Ramón Aja Castro, jefe del Departamento de Asuntos Latinoamericanos en La Habana, Cuba. El Che y el presidente argentino conversaron durante casi una hora y media; y el trato fue respetuoso. Frondizi dejó trascender que sus propuestas fueron escuchadas con interés. El visitante pidió que antes de trasladarse al Aeropuerto, con la misma discreción con la que se procedió a su llegada, le permitieravisitar a su tía María Luisa Guevara Lynch, quien estaba gravemente enferma desde hacía mucho tiempo. Al parecer, María Rosa Oliver, inteligente y fervorosa defensora de Cuba por quien el Che tenía gran cariño, estuvo en el lugar. Estaba en silla de ruedas ese día. El Che no vio a sus padres y solo pasó velozmente en su auto por una ciudad donde empezaba a circular la noticia de su inesperada visita”.