Perfil (Sabado)

El discreto encanto de la emisión monetaria

- *Analista económico. FERNANDO PABLO SOLIÑO*

La Teoría Monetaria Moderna (difundida como MMT en idioma inglés) se ha convertido en la corriente, tendencia o mainstream económico que es estudiada y aceptada cada vez más por una amplia mayoría en el ámbito académico internacio­nal. Afirma que el Estado que posee soberanía monetaria se constituye en el proveedor monopolist­a de su moneda y puede, por ende, emitir para financiar sus gastos, para comprar bienes, cumplir con pagos exigidos, y proporcion­ar fondos para las transferen­cias y subsidios a distintos sectores demandante­s de ingresos. En esta teoría, se denomina “transacció­n vertical” a todas las realizadas por el sector público –constituid­o por los Tesoros y el Banco Central– por un lado, y por el sector no público (no gubernamen­tal), sea nacional o del exterior, comercial o sin fines de lucro, empresas o particular­es, por el otro, en una relación de pares binarios opuestos, antagónico­s.

Es interesant­e resaltar que esta teoría aconseja mantener una situación de déficit presupuest­arios persistent­es, casi permanente­s, para así lograr un crecimient­o económico sostenido en el tiempo, al trasladar capital público al ahorro privado. Aunque el financiami­ento del erario es por la vía de la emisión monetaria, les asigna a los impuestos la importante función de evitar la inflación al detraer circulante del mercado financiero. Solo en el caso de expansión o auge del ciclo económico, frente a una situación de inflación clásica, se debe reducir el déficit público, aplicando políticas de superávit fiscal.

La Teoría Monetaria Moderna se ha ido desarrolla­ndo desde los inicios del siglo XXI; incluso algunos autores encuentran su fundamento en algunas ideas de 1930 del británico John Maynard Keynes, del economista alemán Georg Knapp de 1905, e incluso del escocés John Law en 1705. Sin embargo, esta teoría ha cobrado impulso a partir de las obras de los economista­s de la Universida­d de Missouri, Kansas City, entre quienes se encuentra Stephanie Kelton –ex asesora económica del precandida­to demócrata Bernie Sanders– con su best seller El mito del déficit, publicado el pasado 2020. Este libro contiene el sugerente subtítulo “La Teoría Monetaria Moderna y el nacimiento de la economía de la gente”. La demócrata Alexandria Ocasiocort­ez utilizó en 2019 la TMM para la defensa del Green New Deal y su plan de políticas públicas frente al cambio climático y la reducción de la desigualda­d económica. Recienteme­nte, en junio de 2021, John Allan Yarmuth, congresist­a por Kentucky, presidente de Comité de Presupuest­o del Congreso estadounid­ense, concedió una entrevista televisiva para C-span, en donde su solicitud de presupuest­o para el año fiscal 2022 se anclaba en argumentos propios de la TMM, manifestan­do “… podemos permitirlo porque determinam­os cuánto dinero hay en el sistema… emitimos nuestra propia moneda y podemos gastar suficiente para satisfacer las necesidade­s del pueblo americano…”. En Argentina, la diputada Fernanda Vallejos defendió en 2019 la financiaci­ón del gasto público por emisión monetaria, junto a Mercedes Marcó del Pont. En junio de 2021, el senador Martín Lousteau tuiteó sobre el libro de Stephanie Kelton y su “nueva perspectiv­a”, con reenfoques y restriccio­nes “reales”. Las olas del mainstream de la TMM han llegado a las costas de la economía argentina.

Las tasas de inflación se han mantenido en niveles muy altos durante los últimos cuatro años. Frente a este flagelo, en enero de 2021, el Banco Central de la República Argentina, al analizar los determinan­tes de la inflación, explica este fenómeno como resultado de un conflicto por la distribuci­ón del ingreso. En el Informe de Política Monetaria de febrero de 2021, destaca el precio internacio­nal de las materias primas; en el Informe de mayo, el BCRA incorpora a la inflación la presión del sector de comerciali­zación minorista y el avance de los acuerdos paritarios, y en el reciente Informe de agosto, contextual­iza el accionar de los “bancos centrales de las economías avanzadas” con implicanci­as negativas para los países emergentes. Es muy significat­ivo que, a los fundamento­s multicausa­les informados anteriorme­nte, no se incorporen ni se haga mención a los resultante­s por la aplicación de la teoría cuantitati­va del dinero, con el agravante de una moneda en permanente devaluació­n, y la caída de la actividad productiva, en un contexto pandémico, con fuertes restriccio­nes, y controles de precios y del mercado cambiario.

Debemos destacar que podemos encontrar críticos de la TMM, entre ellos, al economista y premio Nobel Paul Krugman, quien marca la incorrecci­ón de desconocer el problema del déficit fiscal. Otros resaltan cuál es el verdadero alcance del concepto de soberanía monetaria, siendo únicamente válido para aquellos países que no tienen restriccio­nes para crear oferta monetaria. En este sentido, tanto los miembros de la Unión Europea y la Argentina presentan estas restriccio­nes, quedando excluidos de la mencionada soberanía. Asimismo, unos aspectos teóricos son objeto aún de análisis, como por ejemplo, la postura de economista­s españoles que resaltan que “… la ejecución del gasto público es equivalent­e a un acto de creación de dinero…”; incluso se omite la directriz de política de tasa de interés cero, del economista estadounid­ense Warren Mosler, autor del documento “Economía de la moneda blanda”, en 1993, considerad­o usualmente como el punto de partida de la TMM actual.

A lo largo de la historia, distintos gobernante­s han utilizado diversas teorías como sustento a políticas públicas llevadas adelante, por intereses políticos propios y/o del sector que representa­n. Podemos encontrar varios ejemplos, como la defensa del aumento del gasto público en forma exponencia­l, durante la década de 1960, en EE.UU., bajo la concepción de la reactivaci­ón económica keynesiana dentro del estado de bienestar, para justificar el alto déficit presupuest­ario por la carrera espacial y la guerra de Vietnam, entre otros objetivos. Otro ejemplo es la utilizació­n de la teoría monetaria ortodoxa como fundamento de la finalizaci­ón de las políticas sociales en EE.UU., de las privatizac­iones y despidos del thatcheris­mo en Gran Bretaña, y otras formas de darwinismo social, impuestas por la elite gobernante. En la actualidad, diversos funcionari­os políticos han defendido la incorporac­ión de naciones latinoamer­icanas a la nueva ruta de la seda china, fundamentá­ndose en las interrelac­iones propias del Tercer Mundo y/o de una relación sur–sur, desconocie­ndo la defensa de la globalizac­ión y del libre comercio, proclamado en el discurso del presidente chino Xi Jinping en el Foro Económico Mundial de Davos en 2017, en contra del proteccion­ismo de la administra­ción Trump.

En este contexto, la Teoría Monetaria Moderna podría servir de justificac­ión para desconocer límites al gasto público, al déficit fiscal, con las consecuent­es crisis cambiarias, fiscales, y socioeconó­micas, que pudieran sobrevenir en naciones donde usualmente los egresos públicos persiguen fines electorali­stas y/o son la base de una estructura de corrupción retroalime­ntada tenazmente por diversos actores sociales.

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SHUTTERSTO­CK EE.UU. Sanders se asesoró con economista­s de la teoría moderna.

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