Esmeralda Mitre quiere recuperar las acciones de su padre
Tras seis meses de silencio, reapareció y sin la ayuda de sus hermanos, reinició la segunda parte de la herencia que considera le pertenece.
El acuerdo que selló con sus tres hermanos mayores en marzo último después de casi exactos doce meses de guerra fraternal, pareció devolverle tranquilidad. En el 2020, tras la muerte de su padre Bartolomé Mitre, Esmeralda Mitre entró en una vorágine personal y mediatizada de alta volatilidad. Y ubicó a un apellido con prosapia, en espacios que todos los que lo portan hubieran hecho cualquier cosa para esquivar. Pero ella tenía un motivo para potenciar esa exposición, sobre todo, en la pista de “Cantando por un sueño”. Al menos eso es lo que hace unos días reveló en un reportaje con Elizabeth Vernaci, en Radio Pop. “Como estaba en un litigio, mi estrategia, más que estar en el ‘Cantando…’, era estar completamente en los medios para asustar; mi carrera es además el ‘Cantando…’ Y ‘Bailando…’”, dijo Esmeralda. Ese litigio al que se refiere, fue la división de la herencia de Bartolomé Mitre que enfrentó en “tres grupos de familia” con sus respectivos abogados. Es decir, por un lado estaba Esmeralda; por el otro, sus hermanos mayores Dolores, Bartolomé (hijo) y Rosario –hijos del primer matrimonio de su padre–, y finalmente, la viuda Nequi Galotti y su hijo Santos Mitre.
El patriarca del clan murió el 25 de marzo de 2020 y no pasó mucho tiempo para que esos tres grupos protagonizaran una suerte de reality en continuado, con un único personaje público –Esmeralda Mitre– re- latando lo tortuosa y complicada que estaba siendo “la repartija” –término que ahora usa ella para recordar aquellos tiempos– de los bienes. Hasta llegar al acuerdo que se selló en marzo de 2021, hubo hasta la intención de pedir a la Justicia una pericia psicológica sobre ella –de parte de sus hermanos mayores– para sacarla del medio y que se le designe un tutor mientras se ejecutaba el tramite testamentario.
En 2020, estar en lo de Tinelli fue su estrategia para pelear por la herencia.
Slowfare judicial. Esa “primera temporada” de esta versión argentinizada de la serie Succession se terminó. Esa “repartija” quedó saldada, los herederos comenzaron a tener esa liquidez que la complicada sucesión demoraba y también dejó heridos. Así como Esmeralda calmó tensiones con sus hermanos Dolores, Bartolomé y Rosario; con Nequi Galotti y Santos Mitre tomó distancia. Una que se amplió cuando ella le allanó el domicilio que la viuda compartía con su padre en el Bajo Belgrano. Finalmente, Galotti mandó a un depósito “hasta los calzoncillos” –así lo dijo en Canal 9–de su marido para poner un coto a la situación generada.
Pasaron cinco meses, y hace unos días Esmeralda Mitre reapareció. Primero con unos tuits gancheros, y finalmente con dos reportajes. Esta vez no hay “Cantando por un sueño”, ni “Bailando….”. Pero la estrategia sigue una misma línea: sabe que no alcanza con litigar en fueros judiciales. En su caso no se aplicaría lo de ser víctima del “lawfare”; sino más bien del “slowfare”. Es decir, esa sensación de que esos con quienes se enfrenta tienen cierto poder para provocar que las demandas que está gestionando en dos juzgados, se demoren y así desgastarla. Ante esto, parece,
no le queda otra que volver a mediatizar y así comenzar “la segunda temporada” de Succession.
Objetivo 2021. Y si bien Esmeralda Mitre volvió recargada, se nota cierto coucheo legal que va más allá de aplicar el modo condicional en algunas oraciones. Su objetivo, según detalló, en Radio Pop, es acceder a las acciones del diario La Nación que están a nombre de su padre en KMB SA (Kinucha Mitre Bartolomé).
Ella habla de un 38%, pero PERFIL consultó en su momento con ese grupo de medios, y especificaron que serían de un 31%. Según explicó en el mencionado reportaje radial, ya le hizo tres demandas al abogado Marcelo Gagliardo (hijo), que es el albacea que Bartolomé Mi- tre puso para sus bienes. ¿El motivo? “Quie- ro que presente los contratos de fideicomisos, documentación de los sociedades, y demás antecedentes del principal patrimonio de mi padre”, detalló. Para ella, esta dilación del albacea puede deberse a varias cosas. “Al no dar información puede que responda a intereses propios o de terceros, y que aprovechando esta situación quiera obtener el beneficio para él mismo o para otros. Es muy grave esto. A ver, hay una persona, una mano negra que para mí se está uniendo con los Saguier (accionistas mayoritarios y directores de La Nación) para que nosotros no podamos entrar y podamos meter medidas cautelares y contar quiénes son los políticos y las personas que están metiéndose ahí adentro.”
Esas acciones de La Nación que ella reclama no solo pertenecen a Esmeralda Mitre, sino también a sus cuatro hermanos, y a la viuda. Sin embargo, en esta “cruzada”, ella está sola. Sus tres hermanos mayores, y el tándem de su hermano menor y Nequi, tienen sus respectivos abogados y por ahora están al margen; cuando se destrabe el tema, se beneficiarán del resultado: acciones y dinero. Ese punto, por ahora, a Esmeralda no le interesa discutir porque no se suman al reclamo. Ella parece enfocada en un único objetivo: “Hasta que pueda entrar a La Nación tengo que hablar en potencial. Y no duden que cuando entre las auditorías van a correr a rolete. Es un escándalo, es el patrimonio que mi padre nos dejó y nos lo estarían queriendo quitar. ¡Nos lo están quitando!”.
Objetivo 2021: acceder a las acciones de La Nación que todavía no se dividieron.