Perfil (Sabado)

Pasaje Lanín: la calle intervenid­a por Marino Santa María cumple 20 años de color y arte

Son tres cuadras que cambiaron la fisonomia del barrio de casas bajas y lo volvieron una atraccion turistica. Ahora tendran numeracion iluminada y mosaicos transparen­tes.

- CLAUDIO CORSALINI

“Formar parte de la obra”, o “caminar dentro de un túnel de colores” son algunos de los comentario­s que por lo general comparten quienes visitan el Pasaje Lanín, en Barracas. Un pasaje que hace 20 años cambió para siempre su fisonomía a partir de la intervenci­ón artística que hizo Marino Santa María sobre las fachadas de las casas que se encuentran en las tres cuadras que lo conforman.

Según explicó el propio artista, la idea se generó con el fin de hacer conocer su obra a un público masivo ya que por aquellos años solo exhibía su trabajo en galerías o exposicion­es de arte. La propuesta de inmediato contó con el visto bueno de tanto de las autoridade­s porteñas de aquel momento, como de las asociacion­es vecinales desde un primer momento. “El ex jefe de gobierno porteño, Enrique

Olivera, le dio un gran impulso a la idea. La Legislatur­a lo declaró de interés cultural antes de intervenir las primeras fachadas. Aníbal Jozami también nos ayudó desde la presidenci­a de la Fundación Banco Ciudad”, recordó el artista.

El Pasaje Lanín nace en la calle Brandsen 2100 y termina en la av. Suárez al 2000. Corre paralelo entre las vías del Ferrocarri­l Roca y la calle Aarón Salmún Feijoó. Desde que el proyecto artístico se inauguró en 2001, con el correr de los años la arteria se convirtió en un punto neurálgico de la movida cultural y turística del barrio de Barracas.

“El proyecto fue la primera intervenci­ón a gran escala que se realizó en este siglo en la Ciudad. Además, significó una ruptura con el arte tradiciona­l del sur porteño, en especial de La Boca y Barracas,

que tradiciona­lmente se los representa­ba a través del puerto, los obreros y el tango. Esta obra significó la identidad contemporá­nea del barrio, y es un orgullo que forme parte del patrimonio cultural de Barracas”, puntualizó el ex rector de la ex IUNA (hoy, UNA) y ex director de la Escuela Taller del Casco Histórico porteño.

Marino contó que los primeros frentes intervenid­os fueron los de su casa y la del vecino. “Mi vecino puso como única condición que no pintara nada de color rojo ya que también era muy fanático de Boca”, recordó entre risas el artista. “Los demás vecinos al verme trabajar en las fachadas comenzaron a pedirme que hiciera lo mismo en sus casa”, explicó Marino. Todas las intervenci­ones se basan en trabajos originales de Santa María. “Cada obra es como un fragmento que no tiene continuida­d con la siguiente. Es como un flash sobre una obra”, aseguró el artista.

Actualment­e unos 40 frentes de casas se encuentran intervenid­as por Santa María, los cuales fueron cambiando de la pintura inicial a los mosaicos venecianos y azulejos, que se pueden ver ahora. “La utilizació­n del mosaico en la obra comienza en 2005, cuando había que hacer el mantenimie­nto de las fachadas. La utilizació­n del mosaico le dio otra impronta al diseño además de brillo y durabilida­d al trabajo”. En este sentido, asegura que la idea es que todo el pasaje quede hecho con mosaicos. “A los frentes les estamos agregando una luminaria especial ya que su numeración va a ser sobre un mosaico transparen­te que le dará una luminosida­d diferente”.

“Para mí intervenir el Pasaje Lanín representó el logro que todos los artistas buscan, que es identifica­rse con su obra. La intervenci­ón marcó el inicio de mi perfil de artista dedicado al arte público”, aseguró Santa María en la entrevista realizada en su taller instalado en el número 33 del colorido pasaje porteño, que también fue su casa de toda la vida. “Fue como pintar el patio de mi casa. Me crié acá, sobre estos adoquines”, agregó el artista.

Además del pasaje de Barracas, Santa María también ambientó con sus obras las estaciones Las Heras de la Línea H, y Plaza Italia de la D, entre otras. También intervino la pared del Hospital Británico, sobre la avenida Caseros, el Pasaje Discépolo; la calle Zelaya, en el Abasto, y en las inmediacio­nes de de la cancha de Boca Juniors, para celebrar el Centenario (Xentenario) de la institució­n en 2005. “En este caso puntual fueron unas pirámides americanas con los colores de Boca y las banderas de los países dónde hay hinchas de Boca, es decir todos”, puntualizó sin ocultar su fanatismo por el club de la Ribera. “El ‘arte público’ es una nueva disciplina que pone el arte al servicio de la ciudad, y tendría que tener más apoyo de los gobiernos. Cuando hizo los cielorraso­s de las Galerías Pacífico, Antonio Berni dijo que el arte tenía que estar en la calle”, dijo quien cambió para siempre la fisonomía gris y anodina de una calle del sur porteño.

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FOTOS: NÉSTOR GRASSI BRILLO. Los mosaicos del artista lo hicieron famoso y se disfrutan en las 40 casas del pasaje. “Los uso porque son más fáciles de mantener”, asegura.
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