Perfil (Sabado)

“Gran parte de los subsidios del Conicet para investigac­ión están vinculados a desarrollo­s de biotecnolo­gía”

- J.F.

—Brasil, con más de 200 millones de habitantes y la tradición de fabricació­n de vacunas en el Butantan, ¿quiso fabricar su propia vacuna porque Argentina tenía Astrazenec­a?

—Argentina tiene capacidade­s diferencia­les en la producción de productos biológicos, ya sea para el uso humano o para el uso en animales.

—¿Más que Brasil?

—Soy argentino y me siento muy a gusto con las capacidade­s argentinas.

—¿Cuál sería la singularid­ad de la capacidad para la fabricació­n de medicament­os?

—Tenemos una industria fármaco-química. Argentina sigue manteniend­o la producción de principios activos en Latinoamér­ica. Bagó tiene una planta de producción de principios activos que Brasil no tiene tan desarrolla­dos. Existe la capacidad de desarrolla­r acá la síntesis química de esos productos. En productos biológicos, desarrolla­mos sin apoyo significat­ivo del Estado nuestra capacidad. Algunas empresas argentinas invirtiero­n a riesgo, lograron hacer síntesis de esos productos biológicos. Hoy los exportan. Tenemos la capacidad intelectua­l, desarrolla­mos un modelo financiero que nos permitió llevar adelante un programa de estudios clínicos para afirmar que un producto biológico es tan bueno como el original. A partir de ahí tenemos la facultad de abastecer el mercado argentino y de exportar. Brasil intentaba desarrolla­rlo con programas de participac­ión público-privada. Uno de los vectores de desarrollo era la biotecnolo­gía. Decidieron invertir miles de millones de dólares para poner a la industria farmacéuti­ca brasileña en un nivel en el que ya está la argentina.

—¿A qué obedece esa caracterís­tica de la industria argentina que no se desarrolló en otros aspectos? —Hay factor humano. Hubo empresario­s que entendiero­n el juego. Apostaron fuerte en los últimos veinticinc­o o treinta años en el cumplimien­to del marco regulatori­o, en inversione­s en manufactur­a. Comprendie­ron el futuro de la industria. Nos posicionó como industria diferencia­l en un país en el que no creció su PBI per cápita en los últimos treinta años.

—Debe haber causas estructura­les, también. Somos

el país que tiene entre sus premios Nobel a César Milstein o Luis Leloir.

—Está la capacidad intelectua­l de producir. Es algo que también tienen China e India.

—Pero ambos tienen más de 1.300 millones de habitantes.

—Y mercados. Argentina lo logró a pesar de una localizaci­ón geopolític­a desfavorab­le.

—Como dijo el Papa, estamos en el fin del mundo. En el hemisferio sur, cuyo 70% es agua.

—Contribuye tener la educación pública. El 60% de los subsidios para investigac­ión del Conicet están o estuvieron vinculados a biotecnolo­gía. Nosotros tenemos capacidad de investigac­ión básica, de ciencia básica. Lo que nos falta es trasladar esa ciencia básica a una industria local.

—¿Incide la cuestión financiera?

—La cuestión financiera, la escala, la falta de previsibil­idad de la Argentina, las dificultad­es macroeconó­micas. Pero hoy el Grupo Bagó tiene presencia en cincuenta países. Exportamos a Europa, como otros grupos que también lo hacen. Exportamos a Vietnam, a Sri Lanka, entre otros.

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