HUMOR INTERNACIONAL, un resumen de lo más relevante
en los espejos y las imposturas; Borges se dividió entre el que escribe y el que es… Soy
para filósofos (me gusta la alternativa heideggeriana del “dasein”, al menos el “ser-ahí”, me otorga una existencia acotada).
Casi todos se empeñan en definirse para saber quiénes son. Claro que no es lo mismo decir, soy médico, soy artista, soy abogada, soy contadora, que soy un zapallo (más creíble en algunos casos) o soy melancólica o angurriento. Si el ser es pasajero, podría ser… Soy presidente, por ejemplo. Es como el amante o el enfermo. Se es por un rato, y no depende de uno.
El problema es cuando se creen lo del ser para siempre y lo utilizan como argumento para justificar la causa de sus males o aciertos.
Por eso, en vísperas de las elecciones, me pregunto quiénes son los que andan proclamando su ser, y muchas veces en nombre de otros… Aquellos que tan fervientemente dicen “soy peronista”, “soy libertario”, “soy trotskista”, “soy macrista”. ¿Por qué me parece que en esas afirmaciones se excluyen unos a otros? En el encuentro, que admite (¡anhela!) diferencias, es donde realmente soy. ¿Es necesario aferrase al ser en lugar de hallarse siendo?
El gerundio tan vapuleado es mi tiempo verbal favorito.