El fin de los tiempos en Bogotá
Tengo la sensación de extravío. A mí la idea del fin de la modernidad me ha apasionado. Así como alguna vez hubo tipos que se enfrentaron con el libro sagrado, desde el saber, Al punto de llegar incluso a la hoguera”, así explica el escritor Mario Mendoza el motor a la hora de la historias que hacen a la saga en cómic de El último día
sobre la Tierra. La saga del colombiano es su perfecto campo de juegos y de crítica cultura: una aventura de 10 volúmenes, “literatura de anticipación” la llama él, que muestra, precisamente, el último día sobre la Tierra. Pero no en cualquier rincón, sino en Bogotá, en América Latina, una América Latina traducida desde la fuerza creativa de Mendoza, que ganó el premio Seix Barral gracias a su novela Satanás.
No es el primer encuentro de la dupla, pero sin dudas, su relato, es la saga más importante en viñetas, más ambiciosa, que se ha generado a nivel mainstream en mucho tiempo.
Hoy los mercados locales pueden disfrutar de los primeros dos volúmenes, Imágenes premonitorias y Están entre nosotros. El dibujante Keco Olano destaca: “Tenemos visiones similares con Mendoza. Así como antes quisimos atacar la realidad virtual desde el gótico, ahora tenemos el espíritu de poner algo más arriesgado, quisimos explorar en la ciencia ficción. Era algo que se venía venir: ya no nos conformamos con nuestra realidad. No nos gusta lo que vemos ahora ¿qué va a pasar más allá?. Mendoza insiste: “La distopía no está en el espacio, está en la psiquis de los protagonistas. Cada libro está protagonizado por un personaje, son diez historias distintas del fin del mundo, con selenitas, con terror, con muchas vertientes”. Suma Olano: “Todo fue muy ambicioso. Necesitamos reforzar el equipo, ya que la visión de Bogotá que teníamos no era simple Necesitaba de muchas manos. Buscamos por todos lados en Colombia. Había que meternos en las cabezas de los personajes, y que los dibujos entendieran esa locura, y la pudieran traducir. Pero cada uno de los espacios que creamos debería trasladar la personalidad de cada uno de los protagonistas”. Así, ambos autores han creado una obra desesperada y urgente, que no por eso deja de ejercer cierta fascinación: es un acto de fe en el medio de las historietas, movilizado por su enojo con la humanidad. Es un grito de amor por el medio y un grito de auxilio que entiende la desesperación que reina en el planeta hoy en día.