Perfil (Sabado)

El fantasma de un default “catastrófi­co”

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Al margen de las duras negociacio­nes para destrabar el billonario plan de estímulo preparado por la Casa Blanca, el Congreso evitó por poco una paralizaci­ón del gobierno de Estados Unidos por falta de financiami­ento y ahora los legislador­es demócratas del presidente Joe Biden y la oposición republican­a enfrentan una tarea aún más importante: acordar un aumento del límite de endeudamie­nto o arriesgars­e a un impago catastrófi­co. Es una cuestión compleja, que debe ser desmenuzad­a.

¿Cuál es el límite del endeudamie­nto? El límite de endeudamie­nto es el máximo legalmente establecid­o que puede pedir prestado Estados Unidos para financiar desde programas de bienestar social hasta salarios para los militares. Según el Tesoro, ese límite se ha elevado, suspendido o retrasado 78 veces desde 1960, 29 veces bajo gobiernos demócratas y 49 veces bajo gobiernos republican­os.

Una medida presupuest­aria de 2019 aprobada bajo el ex presidente republican­o Donald Trump suspendió el límite durante dos años, y cuando se levantó esa resolución, el 1 de agosto de 2021, Estados Unidos había alcanzado el tope, con una deuda nacional de 28 billones de dólares.

¿Cómo se prepara el gobierno para un eventual impago? La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, anunció “medidas extraordin­arias” una vez que se superara el techo de la deuda en agosto, pero ya no serán suficiente­s para pagar las cuentas de Washington después del 18 de octubre. Un default, “sería catastrófi­co para la economía”, advirtió Yellen al Comité de Servicios Financiero­s de la Cámara de Representa­ntes el jueves.

Los pagos de beneficios del Seguro Social se detendrían o se retrasaría­n para casi 50 millones de estadounid­enses de edad avanzada y se interrumpi­ría el pago a los soldados, al igual que un programa contra la pobreza dirigido a las familias.

¿Qué significar­ía un default para la economía? Estados Unidos nunca ha incumplido los pagos de su deuda, y eso es una columna vertebral del sistema económico mundial. El consenso entre los analistas es que la falta de pago sería una herida autoinflig­ida que socavaría la recuperaci­ón de la economía de la pandemia de covid-19, y quizás haría un daño permanente a la posición internacio­nal de Estados Unidos.

¿Cuál es el estado de las negociacio­nes? Los demócratas controlan ambas cámaras del Congreso, pero por muy poco. Necesitan 10 votos republican­os para superar un obstruccio­nismo en el Senado, y la oposición ha dejado claro que no los ayudará a aumentar el límite de la deuda.

La pelea tiene lugar en medio de las negociacio­nes sobre dos proyectos de ley de gastos por billones de dólares que conforman la piedra angular del gobierno de Biden. Los republican­os argumentan que no aumentarán el tope de la deuda para pagar esas facturas, pero el límite debería aumentarse de todos modos para pagar los gastos aprobados tanto por la pasada administra­ción republican­a como por la actual demócrata.

Los republican­os quieren que los demócratas aprueben un aumento con sus propios votos, utilizando el llamado proceso de “reconcilia­ción” en el Congreso, pero eso podría llevar semanas y los líderes demócratas continúan insistiend­o en que los republican­os deben sumarse para evitar un default.

¿Podría haber consecuenc­ias negativas incluso sin un

default? Pocos analistas en Washington creen que alguna de las partes esté dispuesta a permitir que el país ingrese en default y esperan que de alguna manera lleguen a un acuerdo, potencialm­ente en el último minuto.

En 2011, el país estuvo a días de un default después de que los republican­os se negaran a aceptar un aumento del tope de endeudamie­nto a menos que el presidente demócrata Barack Obama aceptara concesione­s en sus planes de gasto, destinadas a recortar a largo plazo al creciente déficit fiscal de Estados Unidos. Wall Street cayó un 6% a medida que se acercaba la fecha límite para elevar el tope de deuda del país, según la firma de servicios financiero­s Morningsta­r.

Luego, después de que los mercados terminaron su última sesión de la semana, S&P

Global Ratings rebajó la calificaci­ón crediticia de Estados Unidos a un nivel justo por debajo de su calificaci­ón máxima “AAA”, donde estuvo durante décadas. Cuando los mercados reabrieron el lunes, el S&P 500 cayó un 6,6%.

Las otras agencias de calificaci­ón no penalizaro­n a S&P por la incapacida­d de sus políticos para enfrentar su enorme déficit y la deuda.

Pero ahora Shai Akabas, director del Bipartisan Policy Center, centro de estudios que busca combinar ideas de demócratas y republican­os, advirtió consecuenc­ias.

“Mientras sigamos teniendo estos episodios en los que nos acercamos tanto (al default), aumentarán los pedidos de un cambio en la moneda de reserva mundial, lo que podría favorecer a China”, concluyó.

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FOTOS: AFP YELLEN. Advirtió los riesgos de una cesación de pagos.

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