Perfil (Sabado)

“La izquierda se equivoca al tratar a Donald Trump como fascista, así como la derecha cuando habla de comunismo”

- J.F.

—En las recientes elecciones de Argentina, el candidato de la ultraderec­ha Javier Milei se presentó con un programa libertario. Tuvo un éxito particular en las villas miseria y en los barrios populares, que en los últimos años votaban mayoritari­amente al supuesto populismo de izquierda del oficialism­o actual. Para el dirigente Juan Grabois, “Milei no es otra cosa que alguien enojado que insulta. Por eso interpreta el enojo de la gente”. ¿Qué vínculo hay entre irritación y racismo e ideas paranoicas?

—Se observa este fenómeno en Estados Unidos. La clase obrera blanca se alejó de los demócratas y se acercó a Donald Trump. También en Gran Bretaña: la clase obrera del norte en las zonas industrial­es en decadencia votó por el Brexit. Ahora en gran proporción se volcaron al Partido Conservado­r. Esto tiene un montón de orígenes, no fáciles de explicar. El nivel educativo incide. En Gran Bretaña, cuanto más viejo eras, más probable era que votaras el Brexit. Y cuanto más viejo eras, también eras menos educado. En mi generación, la de hombres y mujeres de entre 60 y 70 años, menos del 10% fue a la universida­d. En la generación de mi hijo, en los que tienen 20, más del 40% llegó a ese nivel educativo. La generación de mi hijo votó mayoritari­amente a favor de permanecer en la UE. Mi generación, por desgracia, votó mayoritari­amente a favor de la salida. Tuve la suerte de ser un becado. Mis padres no tuvieron que pagar mi educación. Pero cuando estudié los estudiante­s venían de escuelas privadas. Hay muchas variables que explican el desplazami­ento hacia la derecha del voto de la clase trabajador­a. Por ejemplo, la decadencia de las industrias tradiciona­les del hierro y el acero en el Cinturón del Óxido de la minería del carbón y la desorienta­ción de la clase trabajador­a en las zonas industrial­es en declive. Es muy fácil para los populistas decir que la culpa de su pobreza y su desorienta­ción es de la inmigració­n.

—Javier Milei dijo que el referente de la oposición argentina, Horacio Rodríguez Larreta, considerad­o de centro y moderado, era un “comunista”. ¿Se puede insertar en las teorías paranoides ese tipo de expresione­s cuando el comunismo prácticame­nte no existe en el mundo?

—Hay una tendencia del lenguaje político a devaluarse y a expandirse en todo tipo de formas. Así para la izquierda, por ejemplo, Donald Trump es un fascista. Pero es muy diferente a los fascistas de los años 30. No es un militarist­a, ni desea que todos lleven uniforme. No quiere que el Estado se trague al resto de la sociedad. Y hay una batalla en la derecha, por supuesto, ya que tiende a llamar a todos los que son liberales o de la izquierda “comunistas”, a pesar de que el comunismo, como usted ha dicho con razón, apenas existe. Si existe en China o Cuba, es de forma muy alterada. Creo que lo que la gente que acusa a la izquierda de ser comunista quiere decir es que está a favor de un mayor papel del Estado, y lo vincula entonces con el autoritari­smo o la disminució­n de la libertad personal. Hay elementos del Partido Republican­o en los EE.UU. que acusan a cualquiera esté a favor de la vacuna obligatori­a, ya sea en su escuela, en su estado, en su trabajo, de ser un comunista. Lo que quieren decir es que están en contra de la libertad.

Q

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina