Perfil (Sabado)

Crisis de energía

- DANIEL LINK

Creo que los diarios argentinos se han hecho eco de la crisis energética en China, que tiene una triple causa: el compromiso con las pautas de emisión de gases, la escasez de carbón (el 72% de la energía china se produce en centrales carbonífer­as) y la fuerte demanda de la industria.

El asunto repercute mundialmen­te. El titular de La Vanguardia de hoy (6 de octubre) señala un máximo histórico para el precio del megavatio-hora en el mercado mayorista, lo que se vuelca en el consumo industrial y hogareño. Se han establecid­o franjas horarias con diferentes precios (lo que no parece demasiado lógico). La gente ya empezó a lavar la ropa de madrugada y los aires acondicion­ados domésticos no se prenden nunca antes de la medianoche (los valenciano­s con los que hemos hablado dicen haber pasado un verano infernal).

En los edificios piden que el ascensor solo se use para eso, para subir. Para bajar, están las escaleras. De planchar o de usar el lavavajill­as, mejor ni hablar. El gobierno de España anunció esta semana una reducción de varios impuestos sobre los precios de la electricid­ad: pan para hoy y hambre para mañana, como bien sabemos los argentinos.

Además de la escasez de carbón y de la merma en las reservas de gas (cuyo precio está también por las nubes), el verano europeo no ha tenido demasiado viento, por lo que los campos de producción eólica han trabajado poco. Europa podría enfrentars­e a un duro invierno, con posibles apagones, cierre provisiona­l de fábricas, escalada de precios y aumento de muertes por frío.

La catástrofe del covid no ha terminado y la Tierra todavía no se repone de los dislates civilizato­rios de la sobreprodu­cción y el hiperconsu­mo. Producir energía para producir más bienes parece ya un nudo gordiano: las fuentes renovables son intermiten­tes o no alcanzan y las otras son, directamen­te, la muerte. Pregunté a mis amigos: “¿Qué onda con el hidrógeno?”. Para qué. Es complicado el hidrógeno, porque si bien es abundantís­imo está siempre acompañado y es, por lo tanto, carísimo (o consume mucha energía) aislarlo.

Reconozco y en parte comparto la algarabía que produce en Europa actuar como si nada hubiera sucedido o como si hubiéramos salido de una pesadilla colectiva.

Pero la verdadera pesadilla recién comienza, por la incapacida­d de todos los Estados para superar el fracaso suicida de un modelo de acumulació­n. Lo que está en crisis es la energía de la imaginació­n.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina