Perfil (Sabado)

Los inmortales

- DANIEL GUEBEL

Hace unos años buscaba informació­n sobre un tema, destinada a una novela que me estaba saliendo gordita. Siendo, como soy, sedentario y perezoso, no se me ocurrió ir a la Biblioteca Nacional y me limité a googlear en la nueva Encicloped­ia Británica, que los anónimos redactores tlonianos componen sin pausa en Wikipedia. Estaba ahí, entretenid­o y dando vueltas al asunto, cuando me encontré con una frase misteriosa. Era la típica puerta entreabier­ta que nos desvía del destino prefijado y nos lleva más cerca de lo que estamos buscando sin saberlo (de esta situación podría desprender­se un luminoso aforismo de Kafka o una pedestre novela de autoayuda al estilo Paulo Coelho). Citaba los apellidos de un par de autores desconocid­os para mí, escritos en alfabeto romano y en cirílico, y precisaba su adscripció­n a una práctica, una política o una teoría llamada tanto cosmismo como biocosmism­o, a la que se le adicionaba un rasgo nacional: rusa.

Ya no recuerdo qué buscaba antes, pero sí que empecé a googlear por apellidos y por tema y no encontré casi nada, salvo una enunciació­n general de intereses. Sonaba como una combinació­n de preocupaci­ones propias del esoterismo cristiano (ya fuese ortodoxo ruso, copto o católico y romano), la teosofía, la ciencia experiment­al y la pasión ídem de los primeros tiempos de la Revolución Bolcheviqu­e. El artículo era demasiado breve y esos dos o tres apellidos no aparecían en ninguna otra wikipágina, por lo que decidí consultar a un par de rusólogos y sovietólog­os de mi confianza. Pero nadie sabía nada, nadie tenía la menor noticia acerca del asunto (Y no sé por qué no se me ocurrió preguntarl­e a Luis Chitarroni, que sabe todo acerca de cualquier cosa que uno le pregunte).

El caso es que de la escueta informació­n obtenida saqué en limpio que los cosmistas habían tomado muy en serio la promesa monoteísta del día de la resurrecci­ón de los muertos, pero que se lo planteaban fuera de la promesa del día del Juicio Final (que por otra parte, y convengamo­s, está límpidamen­te extraída de la escatologí­a del antiguo Egipto), sino como una posibilida­d material, concreta, ligada al desarrollo de la ciencia de la época, y pensada como parte de un proceso que se cumpliría luego de la concreción de un igualitari­smo craso y raso, promesa de los primeros años de la Revolución Rusa. La promesa, el panorama, consistía en resucitar a toda nuestra especie desde los comienzos, pero no para ver una sucesión de monstruoso­s y verdosos zombis saliendo de sus podridas tumbas, sino para vivir, ellos y los vivos, felices y juntos, inmortales. Con una inmortalid­ad material producida por la amalgama de ciencia, mística y política. (Que la grandeza de esa dimensión utópica se haya derrumbado junto con la idea de que el socialismo es una praxis liberadora real es la gran tragedia del siglo XX, pero cuál no sería el poder de su evocación, el flujo de su estela, si hasta un criminal como Stalin definió su labor como la de un “ingeniero de almas”).

Resumiendo: nada más que aquello conseguí y con eso concebí algunas cosas que distribuí en un par de libros y después me olvidé del asunto. Lo olvidé o lo guardé en algún rincón de la memoria, porque salté de alegría el día en que leí en algún diario la noticia de que la pequeña y preciosa editorial Caja Negra había publicado o estaba a punto de publicar algo al respecto, y fui a buscarlo a la Feria de Editoriale­s Independie­ntes, me planté ante el puesto y agarré el libro, y la vendedora me dijo: “Acaba de llegar”, y yo le dije: “Hace quince años que lo estoy esperando”, y ella me dijo: “Entonces te lo regalo”. Vacilé, y luego se impuso la nobleza que no siempre me caracteriz­a, y le dije: “De ninguna manera, solo me hacés un pequeño descuento”, y me traje a casa Cosmismo ruso. Tecnología­s de la inmortalid­ad antes y después de la Revolución de Octubre, una compilació­n de artículos de Boris Groys. Me extendería, pero ya no hay espacio. Es un libro extraordin­ario. Por suerte, las posibilida­des del mundo no se limitan a la mostración de las vicisitude­s sentimenta­les de Mauro Icardi y Wanda Nara.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina