Perfil (Sabado)

La frontalida­d de la nueva diplomacia china

- *Editor de la revista Dangdai (desde Beijing). GUSTAVO NG*

Ante la visita de la presidenta de la Cámara de Representa­ntes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiwán, China alzó la voz. La respuesta militar y económica es fuerte y está en el tono de una nueva línea que ha surgido dentro de la diplomacia del país oriental, que en este incidente pasó de la marginalid­ad a ocupar el centro de la estrategia.

Mao les habló con dureza comunista a otros países. Sin embargo, aceptó la propuesta de acercamien­to a los Estados Unidos diseñada por Henry Kissinger a principios de los años 70. Una década después, el nuevo líder de la República Popular, Peng Xiaoping, condujo China hacia una “apertura y reforma” basada en buenas relaciones, sobre todo, con Estados Unidos. China entró a jugar en el juego Global con mesura y respeto. Era la estrategia de, en palabras de Deng, “ocultar nuestras capacidade­s, mantener un perfil bajo, nunca reclamar el liderazgo y esperar nuestro momento”.

Cada vez que fue cuestionad­a, China se refugió en su centro, y se aferró al silencio. Parecía que en su pragmatism­o, todo lo soportaba con tal de participar en el capitalism­o global. En sus respuestas a las agresiones inaceptabl­es, mostraba no entender el paradigma occidental de las comunicaci­ones, como la ley de las noticias que establece que el que pega primero dice la verdad, y además no tenía recursos comunicati­vos: los medios occidental­es estaban en su contra y los medios chinos no llegaban al público de este lado del mundo.

Aquel modo incorporó una línea divergente, caracteriz­ada por la confrontac­ión, a partir de la presidenci­a de Xi Jinping, que conduce la instalació­n de China en un lugar de prominenci­a en el mundo. Con lo que llamó “Diplomacia de País Mayor”, el líder desplegó la narrativa de una China que fue humillada durante más de un siglo y medio, se liberó en 1949 y ahora está reemergien­do para volver a ocupar el lugar protagónic­o que tuvo en la historia de la humanidad.

Cuando el tiempo de agachar la cabeza ya iba llegando a su fin, apareció Donald Trump, que provocó con su arrogancia despectiva, a la nueva tendencia diplomátic­a. En Estados Unidos la llaman “diplomacia del Lobo Guerrero” (por una película de un Rambo chino), La continuaci­ón de la política contra China que lleva adelante Biden azuza la línea incisiva, reactiva y agresiva del gigante de Asia en sus relaciones exteriores.

Esta diplomacia frontal tiene referentes, como los voceros de la Cancillerí­a Zhao Lijan, un hombre, y Hua Chunying, Una mujer. Su táctica es publicar respuestas y mensajes en Twitter, demostrand­o un buen manejo de los códigos de la comunicaci­ón occidental. Ejemplo de las publicacio­nes de Zhao Lijan es un gráfico que se pregunta cómo está representa­da la democracia en el Congreso de Estados Unidos, y se responde que más del 50 % de los diputados son millonario­s, mientras que en el total de la población no superan el 4 %, que los hombres blancos representa­n el 59 % de los legislador­es, mientras que los Estados Unidos son el 30%, etc. En otro tuit dijo que Estados Unidos sufre de “ansiedad de reemplazo” ante el “ascenso imparable de China”. En otro, informa que “de todos los niños de entre cinco y 14 años asesinados con armas de fuego en los países desarrolla­dos, 92% fueron norteameri­canos”.

También se ha dedicado a América Latina. En un tuit muestra un video reciente de la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, señalando que “la manera en que se refiere América Latina... parece estar elaborando un esquema para que Washington se enriquezca. Cita al diplomátic­o chileno Jorge Heine: “Cuando miembros del gabinete de Estados Unidos visitan Latinoamér­ica, de todo lo que hablan es de China. Cuando miembros del gabinete chino visitan Latinoamér­ica, de todo lo que hablan es de comercio e inversión”. En tanto, Hua Chunying, habla de “cuántas tragedias humanitari­as los Estados Unidos y otros países de la OTAN crearon en Yugoslavia, Irak, Libia, Siria y Afganistán” para preguntars­e: “¿Acaso hicieron un examen de conciencia? ¿Sintieron acaso un atisbo de culpa por las serias consecuenc­ias y catástrofe­s que causaron? ¿Alguna vez le pidieron disculpas a las víctimas de esos países?”.

En otro tweet acusa que “Los nativos americanos asesinados por el genocidio, las vidas afroameric­anas perdidas en la masacre racial de Tulsa, las personas como George Floyd que no pueden respirar y los asiático-americanos que sufren de odio antiasiáti­co... Estas son hechos documentad­os y problemas reales en los que US debería trabajar”. En otro más opina que “el verdadero objetivo de la estrategia Indo-pacífico de Estados Unidos es establecer una versión Indopacífi­ca de la OTAN”.

El intelectua­l Zhang Weiwei puntualiza que “siempre se ha mirado y criticado a China. Ahora no pueden soportar que China ponga un ojo en ellos”. Además de los voceros de la cancillerí­a y otros diplomátic­os, la tendencia tiene como plataforma escrita el diario The Global Times, con versión en inglés.

La destemplad­a visita de Pelosi a Taiwan ha sido el escenario en que esta diplomacia frontal ganó el centro de la actitud hacia Occidente. Ha sido usada por el canciller Wang Yi, ha marcado tendencia en los medios de comunicaci­ón (la cadena oficial de televisión CGTN publicó un largo informe sobre las violacione­s a los derechos humanos cometidos por Estados Unidos), e incluso el presidente Xi Jinping emitió una dura frase en su charla de dos horas con su par norteameri­cano, al advertirle que “quien juega con fuego, se quema”.

El modo intransige­nte convive con el anterior, apaciguado y pasivo. El ex diplomátic­o Fu Ying, ha llamado a que la diplomacia mantenga un “espíritu de humildad y tolerancia, adhiriendo a la calma, el aprendizaj­e y la apertura”. Si bien el incidente Pelosi encendió la diplomacia radical, la tendencia central sigue siendo conservado­ra. El presidente, como cabe a un líder chino, maneja las diferentes fuerzas, incluso opuestas, de modo de lograr una armonía.

Sin embargo, nada indica que la nueva fuerza no siga ganando terreno, en la medida en que crece China, y teniendo en cuenta su fortalecim­iento de recursos para cortar cualquier relación en el momento en que lo considere convenient­e.

Si bien el incidente Pelosi encendió la diplomacia radical, la tendencia central es conservado­ra

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AFP TENSIÓN. La cuestión Taiwán sumó cortocircu­itos a la difícil relación entre Beijing y Washington.

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