“Somos el sexo fuerte en el arte”
Tanto la autora como una de sus varias protagonistas reflexionan sobre el espectáculo ¿Soy una hija de puta yo?.
En la cartelera actual de teatro sorprende un título con una pregunta: ¿Soy una hija
de puta yo? de Andrea Bauab, con dirección y adaptación de Claudio Salama. Allí aparecen como candidatas para una gobernación una jueza y una pediatra, pero se entrecruza en la historia el poder del periodismo y la complejidad de la ética. El elenco está integrado por Erika de Sautu Riestra, Paula Cantone, Maru Gandolfo, Martín Fuentes, José Felsch y Florencia Castro. El espectáculo se da los viernes a las 20.30 en la sala Julio Cortázar del Paseo La Plaza. Su autora vive en Israel, mientras que los intérpretes están aquí y la actuación de Sautu Riestra como jueza, sobresale.
—¿Cómo llegó este estreno a la avenida Corrientes?
BAUAB: A fines de 2021 fui al estreno de mi obra Tres
hombres de bien. En ese momento el director Claudio Salama me propuso escribir la versión femenina. Me gustó la idea pero creí que se olvidaría. Me rondaba en la cabeza, se iba gestando mientras investigaba el lenguaje del empoderamiento femenino en Argentina, los giros que te perdés por vivir en el exterior… y de pronto estuve lista y en dos semanas la escribí. —¿Qué cambios hay entre la versión masculina y la femenina? B: Sentí la necesidad de agregar un nuevo personaje. Se la mandé con el título de Nosotras Podemos, que es el nombre del partido político
que crearon, con el objetivo de construir un mundo más justo y mejor. Pero un incidente genera el planteo de la obra y la pregunta de la protagonista: ¿Soy una hija de puta, yo? que después el director Salama eligió como título. Al principio me opuse, pero al final ganó la osadía de él y hoy se lo agradezco. Es la magia del teatro: la suma de ideas, la flexibilidad y el aporte del conjunto. —En la piel de la jueza: ¿qué diferencias encontraste? RIESTRA: Vi la versión masculina –Tres hombres de
bien- y este personaje lo hace el director y adaptador (Salama). Durante la pandemia hice muchos Tik Tok y me salvó. Claudio Salama me vio y me llamó. Me interesó mucho el papel y la propuesta de romper con la cuarta pared. Aunque las dos obras son muy parecidas, la reacción del público es distinta. —¿Crees que se modificó tu escritura al dejar el país? ¿En qué?
B: La escritura se modifica cada día, con cada nueva observación, con la vida que te va atravesando. La gente que emigra tiene mucho por contar. Hemos quedado escindidos para siempre, con afectos, ternuras, amores y odios en distintas latitudes.
Enseño hace diez años escritura creativa en el Instituto Cervantes de Tel Aviv. Los cuentos de mis alumnos están marcados por esa mezcla de latinidad y medio oriente, por infancias de allí y la adultez acá. —¿Te considerás feminista? R: Hay cosas con las que coincido con las feministas, pero no me agradan las posiciones extremas. A mí me gusta que seamos diferentes, lo festejo y busco que la igualdad esté en los derechos. No somos iguales. Las mujeres movemos la aguja desde que somos chicas, está comprobado. En los recitales, en las salidas o en el teatro somos el sexo fuerte en el arte. El hombre se moviliza más por el fútbol.