Un thriller rural, oscuro y bien actuado
El alemán Dominik Moll (Harry, un amigo que te quiere bien, Intimité) logra un thriller que inquieta y atrapa desde las primeras escenas. Adaptado de la novela homónima de Colin Niel, es una propuesta coral que parte de la desaparición de una mujer, Evelyne Ducat (Valeria Bruni Tedeschi), cuyo auto se encuentra abandonado al costado de una carretera una noche de tormenta. A partir de allí, a través de flashbacks, el cineasta desarrolla una historia coral con climas inquietantes en la que va contando cómo se sucedieron los hechos que involucran a cinco personajes principales: Alice, Joseph, Marion, Amandine y Armand. A medida que se suceden los mini relatos que involucran a cada uno de los protagonistas con la mujer desaparecida, el espectador asiste a una escalofriante metáfora que refleja con crudeza la época actual a través de una diversidad de matices, no exentos de un suspenso sutil y siniestro. La violencia, la incertidumbre, la desorientación y la desesperación a la vez que la necesidad imperiosa de ser amados, o de experimentar una relación de afecto, o de sexo efímero: cada personaje desmenuza su propia odisea de vida que finalmente termina entrelazándose con el resto.
El final deja un sabor amargo, de rotunda tristeza y de crítica social. Esa es la sensación que transmiten estas criaturas que terminan aceptando casi resignadamente los tiempos de desasosiego y de escasa preservación de la intimidad que les toca atravesar.
El film está ambientado en la Francia profunda, en Occitania, al suroeste de Europa, en un invierno de nieve copiosa, lo que provoca una mayor sensación de soledad en esos personajes que son dueños de grandes de tierras en las que crían ganado. En medio de largos galpones, casas amplias de madera y extensas cocinas, todo bastante lúgubre con un clima cercano al western, se van sucediendo una serie de hechos, que van despertando sospechas varias. Las que al final se terminan resolviendo y dejando al desnudo un extenso cuadro de colores oscuros que ilustra tristemente a una sociedad atravesada por graves crisis de valores morales y existenciales.
Si bien en el primer tramo de la película se asiste a los conflictos que afectan a cada personaje, en la última media hora más o menos se destapa una compleja problemática. Una estafa y fraude del que es víctima uno de los protagonistas, estafa que es perpetrada a través de un sitio de citas que es manejado por un hombre de Costa de Marfil, que se hace pasar –mediante fotos y videos comprados- por una seductora joven rubia. Esta situación que ilustra una extorsión, también deja una clara sospecha de racismo no demasiado bien resuelto dentro del relato. La película que en ciertas resoluciones dramáticas recuerda a Fargo, de los Coen y a Caché, de Michael Haneke, además de su calidad narrativa tiene un pronunciado aval en la elección de su equipo de intérpretes, en especial Valeria Bruni Tedeschi, Laure Calamy (Ten Percent) y Damien Bonnard, como el campesino violento, huraño y solitario.