POESÍA Y POLÍTICA
—¿Qué lineamientos comparten los autores y los textos que han seleccionado, que parecen casi una continuidad?
—Julieta Díaz: Eso surge absolutamente de mi padre, porque conoce muchísimo más que yo. Hay una línea muy clara ideológica, estética. Él eligió los poemas de Atahualpa y también me dijo que quería que estuvieran dos temas míos, que son “Luz de río” y “Rojo”, con música del artista uruguayo Diego Pressa. Hay cierta línea que va de la pobreza a la lucha; de la lucha a la esperanza, y de la esperanza a que la lucha continúa: un lugar esperanzador, luminoso, pero no naif.
—Ricardo Díaz Mourelle: Arrancamos con un fragmento de “Las coplas del payador perseguido”, de Atahualpa. Sigue, de él, “La pobrecita”, cantada por Julieta; yo canto “El arriero”, y continuamos con “El triunfo agrario”, de César Isella. Es la línea político-histórica de la Argentina, con todo lo que pasó en este país. Por eso arrancamos con Yupanqui con el tema de la pobreza y después, la etapa de la lucha con “El triunfo agrario”. O sea, hay una línea político-social, con textos de Juan Gelman e incluso en las canciones que yo escribí, “Soñamos soles”, que canta Julieta, y “Jóvenes perpetuos”, que yo toco con la guitarra.
—Julieta: Yo me crie entre poemas de poetisas y poetas, poemas de mi padre, canciones de mi padre, canciones de otros, con el bombo, cantando, actuando. Hay una búsqueda muy fuerte del decir en el espectáculo, de llevar hacia adelante la cosa de la palabra. La poesía está muy adelante. Hay algunos casi himnos del folclore o de la canción argentina: eso nos representa mucho.