Perfil (Sabado)

Chile va a las urnas este domingo entre la esperanza, la incertidum­bre y el desencanto

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Después de casi tres años convulsion­ados, marcados por el estallido social de octubre de 2019 y por las demandas de una sociedad que masivament­e salió a las calles a pedir un nuevo modelo político y una nueva Constituci­ón, probableme­nte el nuevo texto constituci­onal no sea aprobado. ¿Cómo pudo suceder algo así? Para muchos, la nueva Constituci­ón es una manera de visibiliza­r minorías y generar mayor equidad. Para otros, el nuevo texto aumentaría la polarizaci­ón del país. Más allá de las diferencia­s, en todos los sectores hay una coincidenc­ia: el proceso constituye­nte no terminará con el escrutinio.

Falta un día para que Chile atraviese una de las elecciones más relevantes de los últimos tiempos: el plebiscito constituci­onal de salida, en el que más de 15 millones de ciudadanos tendrán el deber de decidir si aprueban o no el borrador del texto de la nueva Constituci­ón. Fueron casi tres años en los que el país se convulsion­ó como hacía mucho no sucedía. En octubre de 2019, millones de chilenos a lo largo de todo el país salieron masivament­e a las calles con consignas tan diversas que terminaron canalizánd­ose en un gran reclamo colectivo unificado: la necesidad de cambiar el modelo político, económico y social. Para eso se necesitaba, después de varios intentos infructuos­os, redactar una nueva Constituci­ón que dejara atrás la Carta Magna pensada y creada en 1980 por el dictador Augusto Pinochet en base al modelo neoliberal que él había instaurado en el país.

Pero si bien el 80% de la población chilena manifestó en 2020 estar de acuerdo con que se redactara una nueva Ley Fundamenta­l, hoy parece increíble que desde hace meses las principale­s encuestado­ras trasandina­s muestren no solamente una enorme disconform­idad con el proceso constituye­nte, sino también una fuerte posibilida­d de que el nuevo texto sea rechazado en el plebiscito de mañana. ¿Cómo pudo haber pasado que una nueva Constituci­ón, algo tan ansiado hasta hace dos años por un enorme sector de la sociedad, hoy pueda ser rechazado? Los motivos son varios.

Plurinacio­nalidad. “Me desencanté” afirma Camila, una ciudadana chilena de 33 años que además de ser licenciada en Ciencias Políticas, durante su adolescenc­ia militó en las juventudes comunistas. Su experienci­a política podría hacer creer que el domingo va a inclinarse por la opción del apruebo. Sin embargo, Camila va a votar por el rechazo. Ese desencanto que expresa la politóloga chilena parece ser la palabra que representa a una enorme cantidad de la opinión pública trasandina que en 2020 manifestó de manera categórica la necesidad de redactar una nueva Constituci­ón Política y hoy está insatisfec­ha con el producto final.

“En el primer plebiscito voté apruebo porque pensaba que a la Constituci­ón actual había que hacerle cambios. Y si bien hay cosas del borrador del nuevo texto constituci­onal que me gustan, hay otras que son irreconcil­iables como por ejemplo la plurinacio­nalidad, cambiar los Estados de Excepción, sacar una Cámara del Congreso o que exista un sistema de Justicia indígena de forma paralela al sistema judicial. Y además, muchos de los derechos que se prometen tampoco se pueden realizar” agregó.

Sin embargo, la disconform­idad con el borrador de la nueva Constituci­ón no parece ser algo exclusivo de los sectores afines al rechazo, sino que en ambos lados reconocen que el texto final no es ideal y se debe seguir trabajando en él. “Si tu me preguntas si la nueva propuesta de Constituci­ón es algo perfecto,

te respondo claramente que no. De hecho yo compatibil­izo con el 80 o el 85% de la nueva redacción y hay otro 20 o 15% con lo que no estoy de acuerdo. Pero sí me parece que empezar a formar un nuevo Chile desde esta nueva propuesta es mucho mejor que retroceder a lo que está, que a la vez es lo que nadie quiere y lo que llevó a un quiebre social importantí­simo en octubre de 2019. Hay puntos específico­s que fundamenta­n que yo vote apruebo, especialme­nte relacionad­o con lo que yo me dedico, que es la salud. El sistema público en Chile es extremadam­ente lento, trancado y con listas de espera que genera que pacientes fallezcan en sus domicilios esperando una intervenci­ón y no hay forma que eso cambie con la Constituci­ón actual”, argumentó Gonzalo, un médico neurociruj­ano de 34 años que va a votar apruebo.

En común. Ante los niveles de polarizaci­ón que Chile atraviesa hoy, podría esperarse que los partidario­s del rechazo y del apruebo tengan concepcion­es completame­nte antagónica­s acerca del borrador que deberá votarse mañana. Sin embargo, Camila y Gonzalo manifestar­on varios puntos en común. Si bien ambos reconocen que el texto podría ser mejor, los dos votantes entrevista­dos coinciden que la Constituci­ón actual de 1980 ya no tiene legitimida­d y pase lo que pase en el plebiscito, Chile necesita una nueva Ley Fundamenta­l. Y para eso los dos sostienen que el prolos ceso debe continuar. Y al preguntarl­es cuáles son los temas que generaron un aumento del rechazo hacia la nueva Constituci­ón, ambos respondier­on que el nuevo texto incluye temas polémicos que generan temor e incertidum­bre.

Además, durante los 12 meses de trabajo que tuvo la convención constituci­onal, compuesta por 150 miembros cuya totalidad fueron electos de manera popular, el debate sobre el nuevo texto estuvo teñido de escánday tensiones que sacaron de foco lo que verdaderam­ente la opinión pública buscaba. Así, un trabajo meramente jurídico y legislativ­o se transformó en un proceso atravesado por las emociones de manera cada vez más polarizada. Incluso, muchos de esos constituye­ntes que habían construido su liderazgo en las protestas sociales de 2019 no pudieron trasladar su legitimida­d desde la calle a la Convención. Sin embargo, y bajo la creencia de que la ciudadanía chilena aceptaba casi hegemónica­mente un proceso constituye­nte prácticame­nte refundacio­nal, los bloques mayoritari­os de la Convención avanzaron hacia la inclusión de artículos que hoy, 12 meses después, generan tanta controvers­ia que llevó a que muchos sectores cambien opinión y voten por el rechazo. Uno de los aspectos más polémicos de la nueva redacción es convertir a Chile en un Estado plurinacio­nal que no solamente reconoce la coexistenc­ia de 11 pueblos originario­s sino también la inclusión de un sistema judicial indígena que deberá funcionar en igualdad con el sistema de Justicia nacional.

Incertidum­bre. Además de la plurinacio­nalidad, otro aspecto que genera insegurida­d es la eliminació­n de la Cámara de Senadores, el órgano en donde reside la élite política de Chile. Convertir al Poder Legislativ­o en unicameral implica enfrentar abiertamen­te a una clase social y política que concentró el poder de manera endogámica durante décadas y que, para impedir que estos cambios se cristalice­n, desplegó toda su maquinaria para consolidar una opinión pública favorable al rechazo.

Para muchos, la nueva Constituci­ón es una manera de visibiliza­r minorías y generar mayor equidad. Para otros, el nuevo texto aumentaría la polarizaci­ón del país. Y a eso se suma el temor de saber que independie­ntemente del resultado, algún sector va a salir herido.

“Si gana el rechazo, la incertidum­bre será mayor y el proceso hacia una nueva Constituci­ón será más largo. Eso es lo peor que nos podría pasar. Pero el texto nuevo es tan malo e inaceptabl­e que a pesar de todos los problemas que puede traer, voy a votar rechazo” afirmó Camila. Y si bien Gonzalo va a votar por la opción de apruebo, también reconoce que Chile está atravesand­o un momento particular. “Yo tengo 34 años y en mi vida de adultez nunca había visto un Chile tan dividido. Es un tema muy delicado y bien incómodo”. Sin embargo, la esperanza de un país más justo definió su posición. “La nueva propuesta va a permitir que la educación mejore, que el nivel socioeconó­mico se pueda emparejar, que los dos extremos se estrechen un poquito más. Eso es lo que yo espero: que el país crezca uniformeme­nte, con una política menos inequitati­va y con mayor Justicia. A largo plazo este borrador de la nueva Constituci­ón va a traer beneficios para todos”.

Sin embargo, los dos coinciden en algo: el proceso constituye­nte no termina este domingo.

*Licenciada en Ciencias Políticas. Investigad­ora del Centro de Estudios Internacio­nales (CEI-UCA). Docente de América Latina en la Política Internacio­nal y Cultura Latinoamer­icana, entre otras materias.

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PREPARATIV­OS. Hay 15 millones de personas convocadas a las urnas. Estos comicios serán obligatori­os, no como los anteriores.
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CLARISA DEMATTEI*
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FOTOS: APF BOLETA. Los actos de las dos opciones, masivos ambos. En un primer momento lideraba el Apruebo, pero en las últimas semanas el Rechazo lidera las encuestas.
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PLURINACIO­NAL. Es una de las cuestiones más delicadas y divisivas del nuevo proyecto.

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