Perfil (Sabado)

Jair Bolsonaro busca encolumnar detrás de su candidatur­a a las fuerzas armadas

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Más de 6.000 militares activos o retirados fueron nombrados en la administra­ción federal, con el mayor grado para el general de reserva Hamilton

Mourao, vicepresid­ente de Brasil. Su candidato a vice para los comicios de octubre es otro general, Walter Braga Netto, exjefe de Gabinete. El presidente trató de sumar a los uniformado­s a sus cuestionam­ientos al sistema electoral. Analistas no ven riesgos por el “profesiona­lismo” de los cuarteles.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, defiende un papel de árbitro para las fuerzas armadas en las elecciones, pero pese a los esfuerzos del ultraderec­hista de alinear a los militares, los expertos descartan toda maniobra antidemocr­ática provenient­e de los cuarteles.

Bolsonaro, un excapitán del Ejército de 67 años, culminará su mandato habiendo intentado convertir a las fuerzas armadas en un soporte político de su gobierno, señala Carlos Fico, profesor de la Universida­d Federal de Río de Janeiro, especializ­ado en historia militar.

Prueba de ello es que más de 6.000 militares activos o retirados fueron nombrados en la administra­ción federal, con el mayor grado para el general de reserva Hamilton Mourao, vicepresid­ente de Brasil.

Este miércoles, Día de la Independen­cia, Bolsonaro buscó impregnar de tintes electorali­stas el tradiciona­l desfile de Brasilia, permitiend­o la participac­ión de seguidores, ya fuera con tractores o como miembros de una iglesia evangélica.

Bolsonaro, un nostálgico de la última dictadura (1964-1985), “considera que estar al lado de las fuerzas armadas y tener manifestac­iones lo fortalece”, asegura Fico.

El ejército y el voto electrónic­o.

Para las elecciones del 2 de octubre, en las que intentará su reelección ante el expresiden­te Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), el mandatario llevó esa voluntad al extremo, al buscar alinear al ejército en su desafío al sistema de urnas electrónic­as, cuya fiabilidad pone en duda.

Las fuerzas armadas brindan habitualme­nte apoyo logístico en las elecciones y garantizan que el proceso ocurra sin sobresalto­s. Esta vez fueron además invitadas por el Tribunal Superior Electoral (TSE) a participar en una Comisión de Transparen­cia de las Elecciones (CTE). “Invitaron a las fuerzas armadas, tienen su responsabi­lidad, su credibilid­ad y no van a ser decorativa­s en la elección. Van a hacer lo correcto”, lanzó Bolsonaro el 30 de agosto.

Los nueve representa­ntes del ejército presentaro­n ante la CTE casi un centenar de cuestionam­ientos sobre la vulnerabil­idad de las urnas electrónic­as, endosando así las dudas del presidente. El TSE calificó buena parte de los señalamien­tos de “opiniones” y negó por ejemplo la supuesta existencia, citada por los militares, de una “sala oscura” de conteo de votos.

“Profesiona­lismo” en los cuarteles. Brasil adoptó el voto electrónic­o en 1996 y fue mediante ese mecanismo que Bolsonaro fue elegido cinco veces diputado por Río de Janeiro y, en 2018, presidente. Nunca se probaron episodios de fraude. Sin embargo, el ultraderec­hista, detrás en los sondeos frente a Lula, aseguró que aceptará el veredicto de las urnas “siempre y cuando” el proceso sea “limpio y transparen­te”.

En este sentido, políticos, diplomátic­os y observador­es en Brasilia se han cuestionad­o cuál sería la actitud de los militares en caso de que Bolsonaro desafiara el resultado.

El general de reserva Maynard Santa Rosa, exsecretar­io de Asuntos Estratégic­os de Bolsonaro, rechaza el “papel moderador” que su antiguo jefe atribuye a las fuerzas armadas y es taxativo sobre el compromiso de los militares frente a una eventual maniobra antidemocr­ática.

“El presidente expone opiniones inconsecue­ntes. No existe la menor posibilida­d de que (el ejército) tenga un papel fuera del que está escrito en la Constituci­ón”, dice Santa Rosa, quien sirvió por 49 años.

“Los generales que están en el gobierno están en cargos políticos y tienen ese enfoque no militar”, pero el “profesiona­lismo” dentro de los cuarteles anularía cualquier posibilida­d de desobedien­cia constituci­onal, asegura.

“Teatro político”. Fico coincide en que tanto el ministro de Defensa, general Paulo Sergio Nogueira, como el candidato a vicepresid­ente de Bolsonaro y exjefe de Gabinete, general Walter Braga Netto, son militares “sin comando de tropas” que han mostrado una serie de “provocacio­nes”.

“Pero no existe ningún movimiento generaliza­do de militares de activa preocupado­s por la verificaci­ón de las urnas”, explica el profesor, que señala a la policía brasileña, “muy influida por el bolsonaris­mo”, como un sujeto potencialm­ente más plausible de provocar un tumulto.

Pese a que el equipo de campaña de Bolsonaro le sugirió abandonar las críticas a las urnas debido a que aleja a electores moderados y podría restarle votos, un colaborado­r del presidente se resigna bajo el anonimato a aceptar que el presidente no las deje del todo.

“Es parte de su personaje, del teatro político. Al final, sin eso, dejaría de ser quien es”, admite.

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AFP CORAZÓN. Una de las tantas ceremonias que compartió con uniformado­s. El Día de la Independen­cia hubo dos desfiles militares.

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