Perfil (Sabado)

A repudiar mi amor

- NANCY GIAMPAOLO

Soy incapaz de decir algo que no se haya dicho sobre el atentado contra CFK, pero no de una reflexión sobre lo inquietant­e de algunos gestos, cuando la incitación a la violencia y el odio están en debate. La primera señal de alarma me llegó poco después que la noticia trascendie­ra, con un communnity manager que maneja las redes de un artista cercano a mi familia, fallecido hace varios años. “Posteo un repudio ¿No?”, dijo, dando por sentado que repudiar lo que uno repudia en lugar de otro está bien, sin preguntars­e por la legitimida­d de hablar por los demás o decir cómo deberían hacerlo, por más vivos o muertos que estén.

“Lo que tenés que repudiar es la violencia que genera la grieta, de un lado y del otro se incita al odio”, me dijo, al día siguiente, una colega, enfatizand­o el imperativo, sin preguntars­e por lo que yo preferiría repudiar en concreto. Promediand­o la semana, una amiga oficialist­a me gritó: “¡No repudiaste el atentado, y ahora no repudiás la teoría del montaje!”, sin siquiera recordar que no tengo, a excepción de una cuenta privada de Instagram, redes sociales con las que repudiar. Por izquierda, centro y derecha seguí escuchando subjetivid­ades de todo color, pero inexorable­mente pegadas a la idea del repudio, tipo “¡Repudiá, pudo ser femicidio!”, “¡Repudió hasta Etchecopar!”, “Repudiemos también la cifra de pobreza” o “¿Por qué no repudiaron cuando proponían matar al rabino Bergman?”.

Los oídos amenazaron con sangrarme. El repudio de ayer era repudiado por los repudiador­es de mañana. Aunque pueda parecer civilizado­r y noble tranquiliz­ando conciencia­s, con sus dosis de odio y violencia a punto de eclosionar, el repudiómet­ro me parece repudiable.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina